Chávez, Bush, Benedicto XVI... ¿ángeles o demonios?

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Muere Hugo Chávez... De inmediato entra en operación la fábrica de ángeles y demonios de la opinión pública: algunos califican de santo al expresidente venezolano; otros, de diablo.

George W. Bush es noticia... los trabajadores de la fábrica de ángeles y demonios se ven obligados a trabajar horas extra: las opiniones se dividen entre quienes lo ven rodeado de nubes y tocando arpa, y quienes lo visualizan rodeado de llamas y empuñando un tridente.

Surge un debate en torno al TLC (Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana)... la gerencia de la fábrica de ángeles y demonios contrata de inmediato a una importante cantidad de mano de obra interina: los defensores de ese acuerdo lo pintan como la escalera al Cielo; los detractores, como el ascensor hacia el Infierno.

El tema de las uniones entre personas del mismo sexo es puesto sobre el tapete... se triplica la producción en la fábrica de ángeles y demonios: las voces se dividen entre dos conceptos teológicos: hijos de Dios y pecadores.

Renacen los rumores en torno a la salud de Fidel Castro... las máquinas de la fábrica de ángeles y demonios están a punto de fundirse: los distintos criterios lo pintan ya sea con aureola o con cachos.

Aparece de nuevo el fantasma de Augusto Pinochet... la fábrica de ángeles y demonios se apresura a ampliar sus instalaciones: "Dios lo tenga en la gloria", piden unos; "Satanás lo ase a fuego lento", ruegan otros.

La fecundación in vitro es la noticia del momento... la fábrica de ángeles y demonios incrementa la importación de materias primas en un 300%: las aguas de la opinión pública se parten entre puros e impuros.

La Sala Constitucional aprueba la reelección presidencial... la fábrica de ángeles y demonios corre a solicitar un préstamo pues necesita aumentar urgentemente su flotilla de camiones repartidores de criterios: para unos, los magistrados huelen a incienso; para otros, a azufre.

Situaciones similares experimenta la fábrica de ángeles y demonios ante temas como la renuncia del Papa Benedicto XVI, las peleas de gallos, los hermanos Arias, el aborto, la eutanasia, las concesiones de obra pública, la línea editorial de algunos medios de información...

Es decir, en el debate público de los temas pesan más el corazón y el hígado, los amores y odios, las pasiones y los venenos, y las concluiones apresuradas que el cerebro, los argumentos de fondo, la discusión como oportunidad para enriquecer el pensamiento, el respeto a las ideas y posiciones ajenas.

Vivimos en un ambiente en donde al parecer tiene más influencia la fábrica de ángeles y demonios, que la de análisis, estudio y reflexión.