Dos abuelos venezolanos que me conmueven

A uno le duele la vejez; al otro, el hambre

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"Envejecer es andar a tientas, tropezar, darse con las sillas que se atraviesan, confundir las paredes y las llaves, apostar a todas las cerraduras y golpearse con los estantes, los libros y los muñecos de porcelana que caen y mueren despedazados".

Lo dice el personaje principal de la novela "Viejo", del escritor y poeta venezolano Adriano González León (1931-2008). Conocí a este anciano literario en febrero de 1997 cuando leí esta nostálgica novela sobre los recuerdos, silencios, ausencias, rencores y soledad que acompañan a este hombre que vive solo en una habitación.

"¡No hay comida!"

Es el grito desesperado, doloroso e impotente de un abuelo de carne y hueso al que le duele la crisis en que está sumida Venezuela. Se llama César Luis y aparece en un video de un minuto que se encuentra en Youtube con el título "El clamor de un anciano ante la crisis en Venezuela".

"Viejo no significa enfermo, dicen los manuales optimistas. Pero, ¿qué es entonces este dolorcito en la espalda? ¿Qué pasa que no puedo cruzar y descruzar las piernas? ¿Por qué ya no es tan segura la pisada? Uno se engaña, se da fuerzas, se miente. No pasa nada".

Una vez más las palabras del protagonista de esta novela publicada en 1995 por Alfaguara Colombia y a la que muchos consideran, más bien, un poema largo.

"No somos bandidos. No somos ladrones. No somos tracaleros (personas que engañan o estafan a alguien mediante algún ardid). Nos están haciendo robar para comer".

Nuevamente César Luis, quien se lamenta de las necesidades que están pasando sus hijos y sus nietos en el contexto de la llamada "Revolución bolivariana".

"Todos tienen miedo a sentirse inservibles, a dar esa imagen jorobada en un parque, a las tres de la tarde (no sé por qué a las tres la tarde es más triste), con el bastón haciendo tanteos entre la hierba, apartando las pequeñas piedras del recodo y la sombra de una bandada de palomas que pasa por su cabeza. No sé, pero un viejo es así".

Sí, lo afirma el veterano personaje de esa obra de 161 páginas, la cual le habría gustado escribir al colombiano Gabriel García Márquez, según confesó quien ganó el premio Nobel de Literatura en 1982.

"No hay agua ni con qué limpiarse el culo. Conciencia. Conciencia, Venezuela".

¿Hace falta revelar de quién es esa declaración?

"(...) uno es llanamente un viejo de mierda y no quiere reconocer su propia mugre porque no está tan hediondo como para que vengan las Brigadas del Aseo Urbano a buscarlo en sus enormes camiones con rodillos que dan vuelta y trituran los desechos".

Hablando de su "Viejo", Adriano González León explicó en setiembre de 1995: “En el caso de mi personaje, el asunto se encara a través de la cotidianeidad que casi todos queremos eludir. A nadie le gusta enfrentarse con el deterioro. El viejo de mi libro lo confiesa cínicamente y a veces lo escribe, lo acepta, lo rechaza… Es sumamente contradictorio, como todos los seres humanos”.

"¿Hasta cuándo señores. Quiero morirme. En mi vida nunca había visto esto".

Me conmuevo cada vez que veo el video de este abuelo venezolano que a ratos habla como ahogándose, por lo que hay palabras que no se entienden.

"A cada momento, cuando envejecemos, se nos mete una fiesta por cualquier parte. Pero siempre es una fiesta lejana, imprecisa, algo que ocurre cuando nos quedamos lejos y queremos huir de las palpitaciones".

Dos abuelos. Uno personaje de ficción; otro real. A uno le duelen la vejez y la soledad; al otro, el hambre y la impotencia. A mí me duelen ambos.