La Mancha en algún lugar

"¿Y la tan cacareada transparencia?", pregunta Dulcinea del Toboso...

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Esta historia no empieza así: "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme...", sino algo diferente: La Mancha en algún lugar y nadie quiere acordarse...

La variación se debe a que ha trascendido en los últimos días que Sancho Panza le ofreció a "los treinta o cuarenta molinos de viento" del Campo de Montiel abandonar la novela cumbre de Miguel de Cervantes y trasladarse —en calidad de embajadores literarios— a las páginas de la Biblia o de la Divina Comedia, de Dante Alighieri.

El ofrecimiento habría tenido origen, según las versiones que han circulado, en el malestar que sintió el escudero del Caballero de la Triste Figura cuando los molinos hicieron quedar mal a su amo en el inicio de sus aventuras. Recordemos que el caballero andante terminó en el suelo, golpeado y derrotado, tras haber confundido a estas edificaciones con "desaforados gigantes" y atacarlas con lanza montado sobre los lomos de su caballo Rocinante.

"¿Cómo es posible que teniendo esta novela un total de 126 capítulos. los molinos hayan utilizado el capítulo 8 para hacerse pasar por gigantes y dejar en ridículo a mi señor? ¿Por qué ese afán de hacerle la vida imposible desde el arranque? ¿Qué le costaba a los molinos dejar que transcurrieran unos cincuenta u ochenta capítulos, o, mejor aún, permitir que la obra finalizara?¿Por qué no haberle dado a Don Quijote el espacio y el beneficio de la duda necesarios para que probara que realmente era diferente a Amadís de Gaula o Belianis de Grecia? ¡Por Dios, por qué estorbar e incomodar?", habría manifestado Sancho Panza.

Sin embargo, una vez que se hizo público el ofrecimiento de alguna embajada literaria a cambio de evitar futuros episodios desagradables el escudero niega ahora a capa y espada cualquier tipo de participación en los hechos que dieron pie al escándalo. "Juro por Teresa, mi esposa, que no tuve nada que ver en este asunto", "¿con qué tiempo iba yo a intervenir en algo así si estaba concentrado en gobernar la ínsula de Barataria?" y "el papel de la prensa en este caso me recuerda el caso del Curioso impertinente que narró Cervantes en los capítulos 33 a 35", ha expresado en los últimos días.

Entre tanto, Don Quijote también refuta las acusaciones: "No estaba enterado de nada", "son rumores", "no hay nada que investigar", asevera de manera categórica cada vez que se arma de valor y sale de la cueva de Montesinos. No obstante, la condesa Trifaldi no duda en desmentirlo y amenaza con contarle a Cervantes la verdadera historia para que la escriba y todo el mundo pueda leerla.

"Queremos respuestas claras, no evasivas", coinciden el Caballero de los Espejos, el Caballero del Bosque y el Caballero de Verde Gabán. "Demasiadas dudas", manifiesta la infanta Micomicona. "Esto huele feo", sostiene el bachiller Sansón Carrasco. "¿Y la tan cacareada transparencia?", pregunta Dulcinea del Toboso. "No es la primera vez que Sancho Panza mete en problemas a Don Quijote", recuerda Camacho el rico. "No entiendo por qué tanta lealtad a Sancho", declara la discreta y desenvuelta Altisidora.

¿Resultarán proféticas en esta historia las últimas palabras de la novela de Cervantes? "... van ya tropezando, y han de caer del todo sin duda alguna".