Político tortuga...

"Si uno se mete en política debe tener una concha en la que rebote todo y uno no se moje", me dijo un diputado hace aproximadamente 20 años

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Permítame contarle una anécdota político-periodística...

Ocurrió hace aproximadamente veinte años, cuando yo trabajaba como reportero en el periódico La Nación...

Un político al que le había solicitado insistentemente una entrevista cara a cara me llamó por teléfono para decirme que me atendía en su oficina privada y no en su despacho en la Asamblea Legislativa. Acudí de inmediato con un cuestionario enfocado en los distintos cuestionamientos que se le hacían en esos días a ese diputado en torno a un aparente caso de corrupción.

El entrevistado respondió una a una mis preguntas, sin sudar, enojarse, sonrojarse ni amenazar con dar por concluido aquel intercambio de preguntas y respuestas. La misma actitud había mostrado ante otros periodistas, políticos y representantes sindicales que lo habían confrontado en aquellos días. Al final le pregunté cómo hacía para mantenerse tranquilo ante consultas sobre un tema tan serio y delicado.

Su respuesta (fuera de grabación, de acuerdo con su exigencia): "Vea, en este país no hay escándalo que dure más de tres días. Por lo tanto, lo más sabio es hacer lo de las tortugas: esconder la cabeza y las patas dentro de la concha, dejar que llueva todo lo que tenga que llover y aparecer de nuevo una vez que pasa el chaparrón. Si uno se mete en política debe tener una concha de tortuga en la que rebote todo y uno no se moje".

Mientras escribía esta anécdota sentí curiosidad por consultar la definición de tortuga que da el Diccionario de la Real Academia Española y me llevé esta sorpresa: " (Del lat. tardío tartarūchus, demonio, y este del gr. tardío ταρταροῦχος, habitante del Tártaro o infierno, porque los orientales y los antiguos cristianos consideraban que este animal, que habita en el cieno, personificaba el mal).

Ahí se las dejo...