Pregunta obsoleta: ¿quién ganó el debate?

La interrogante importante es: ¿qué ganan los ciudadanos con estos intercambios de posiciones?

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"¿Quién ganó el debate?". La pregunta surge y se repite hasta la saciedad cada vez que el país se enrumba hacia un proceso electoral. Esta vez no será la excepción. En mi opinión se trata de una interrogante pasada de moda, anticuada, desfasada, caduca, que ya llegó a su fecha de vencimiento.

Lo digo porque tomando en cuenta los retos, rezagos, oportunidades, ataduras, problemas pospuestos, beneficios millonarios solo para algunos, evasores, boicoteadores y una importante cantidad de diputados sin visión de futuro que enfrenta nuestro país, lo verdaderamente relevante no es quién gane estas supuestas confrontaciones de ideas —al fin y al cabo cada quien dirá que triunfó su candidato—, sino de qué le sirven realmente a los ciudadanos.

Esto significa que la situación del país no está para respuestas evasivas, generalidades, cinismos, propuestas sin fundamento, ataques personales, matonismos, chistecitos, ocurrencias, disparates, refranes, frases prefabricadas ni aspirantes que exhiben cuán ordinarios y corrientes son.

También significa, en especial, que la cuestión en la que hay que ahondar hasta el cansancio, en especial por parte de la prensa en general, es en el cómo. Cómo piensan los candidatos crear nuevos empleos, poner orden en la casa, traer el mundo a Costa Rica, promover la equidad, modernizar la infraestructura, reformar el empleo público, fortalecer la seguridad, mejorar los servicios de salud, eliminar la tramitomanía innecesaria, rescatar y hacer sostenible al IVM, abolir privilegios, solucionar el déficit fiscal, estimular las exportaciones y la atracción de inversión extranjera directa, cerrar (ojalá) o transformar la DIS, negociar con tantos grupos de influencia.

Es decir, que estas señoras y señores no nos vendan humo, sino que nos expliquen con absoluta claridad cómo planean encender el fuego. Costa Rica no está para escuchar o leer más ideas hojarasca, propuestas pura paja, promesas utópicas, proyectos escritos sobre la arena más cercana al mar, compromisos que se evaporan en los primeros meses de gobierno.

Para lo que sí está nuestro país es para escuchar planteamientos serios, profundos, responsables, bien fundamentados, con los números (financiamiento) explicados, sensatos, debidamente analizados y estudiados.

Así que descartemos de una vez esa pregunta complaciente sobre "¿quién ganó el debate?" y troquémosla por ¿qué ganaron los ciudadanos para decidirse y acudir a las urnas de manera lúcida, juiciosa y consciente.