Un debate rechinado

Me quedó el desagradable sabor de propuestas recalentadas, respuestas añejas, ideas rancias, ocurrencias amargas

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¿Habrá tenido Franklin Chang la paciencia franciscana de sentarse frente al televisor el domingo 7 y el lunes 8 de enero e invertir cuatro horas de su valioso tiempo para ver la transmisión de "El debate de todos", organizado por el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE)?

De haberlo hecho, ¿qué habrá pensado el científico, exastronauta y fundador y cabeza de Ad Astra Rocket Company (donde explora la optimización de una fuente de plasma para la tecnología de propulsión espacial Vasimr) de las respuestas de los trece candidatos a la presidencia de la República? ¿Le habrán parecido serias, responsables, profundas, bien estructuradas, de alto vuelo y con una clara visión de futuro?

Lo mismo me pregunto sobre el ingeniero electrónico Adrián Quesada, director del Proyecto Oportunidad, organización que le ha permitido llevar una vida activa a varias personas mediante la fabricación e instalación de prótesis biónicas elaboradas a partir de impresiones 3D.

¿Se habrá sentido —en caso de haber visto el encuentro de los aspirantes a Zapote—plenamente identificado con las intervenciones de esos políticos? ¿Lo habrán inspirado o al menos entusiasmado? ¿Vería reflejada de alguna manera la Costa Rica con la que él sueña para desarrollar grandes proyectos, aprovechar oportunidades? ¿Sentiría en determinado momento que nuestro país se encuentra a las puertas de dar un gran salto hacia el progreso, modernización, prosperidad, investigación, innovación?

Imposible no pensar en Mónica Araya, cofundadora y directora de la organización Costa Rica Limpia, la única investigadora latinoamericana que fue seleccionada para participar en el 2016 en un viaje de 20 días a la Antártida —junto con otras 78 mujeres líderes en el campo de la conservación de los recursos naturales— con el propósito de estudiar el cambio climático.

¿Siguió el debate? Si la respuesta fuera afirmativa, ¿escuchó ideas nuevas? ¿Planteamientos frescos? ¿Una ruta país ambiciosa, desafiante, provocadora, estimulante, esperanzadora, excitante, vivificante? ¿Se sintió ilusionada? ¿Vislumbró una agenda política de avanzada? ¿En algún momento aplaudió o se le erizó la piel?

Hervir los problemas de siempre

No quiero dejar de lado a Juan José Chacón, CEO de Establishment Labs –firma que desde el 2004 se dedica a la producción de implantes mamarios–; tras haber nacido en un garaje en Pavas, hoy día cuenta con 400 empleados, dos plantas en la Zona Franca Coyol y exporta a Europa, Asia y América Latina. El año pasado obtuvo el certificado Programa de Auditoría Única de Dispositivos Médicos y obtuvo capital por $55 millones para expandir sus operaciones.

¿Vería la actividad organizada por el TSE? Si lo hizo, ¿descubrió que los candidatos de la Costa Rica del 2018 imaginan cosas mayores, piensan en grande, están diseñando y colaborando para construir el país del mañana, exhiben un cambio de mentalidad acorde con el mundo actual, son los líderes que necesitamos? ¿Cuáles serían sus conclusiones?

Chang, Quesada, Araya, Chacón... cuatro costarricenses que han colocado en alto el nombre de Costa Rica, tienen los pies bien puestos sobre la tierra y los ojos atentos a lo que sucede en el mundo, estudian tendencias, exploran el futuro, asumen desafíos, corren riesgos, olfatean oportunidades, no se conforman con lo logrado ni se duermen sobre el colchón del éxito.

No he conversado con ninguno de ellos sobre el debate, pero tomando en cuenta sus visiones del mundo, vocación estratégica y los entornos en los que se mueven, tengo la sospecha de que las respuestas de los candidatos les quedaron debiendo y mucho.

A mí me quedó la sensación, luego del domingo y el lunes, de haber bebido dos jarras de café rechinado: propuestas recalentadas, respuestas añejas, ideas rancias, ocurrencias amargas, generalidades con fecha de vencimiento.

Sí, una Costa Rica que hierve los problemas de siempre, chorrea los eternos rezagos, endulza la mezquindad política, le echa crema a la ingobernabilidad y derrama el futuro sobre el mantel.