Un Quijote de la educación

Este chofer de un camión de basura elimina con libros usados los desechos de falta de oportunidades que ensucian el futuro de los niños colombianos

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José Alberto Gutiérrez no depende de una curul, un despacho ministerial ni un sillón presidencial para servir a su país en un campo estratégico. Le basta con lo que puede hacer cada noche desde el asiento de chofer de un camión recolector de basura.

Este residente de Bogotá, Colombia, tampoco requiere del pago de pluses onerosos, beneficios que golpean las finanzas públicas ni de una abusiva convención colectiva para cubrir los costos de fundar bibliotecas en barrios y comunidades pobres. Le basta con recoger en calles y aceras los libros que desechan las familias de mayores recursos económicos y que su esposa repara.

Jamás acude al Ministerio de Hacienda y Crédito Público en busca de financiamiento para un sueño que nació hace más de veinte años con un ejemplar de la novela Ana Karenina, del escritor ruso León Tolstoi, impresa en 1967. Le basta con la ayuda de su esposa, hijos, algunos cuñados y compañeros de trabajo.

A pesar de la valiosa labor que realiza, no es una figura mediática, de esas que no actúan a menos de que las cámaras y micrófonos satisfagan sus egos constantemente. Le basta con la satisfacción que le produce eliminar los desechos de ignorancia, analfabetismo y falta de oportunidades que amenazan con ensuciar y contaminar el futuro de los infantes de su país.

Nunca se le ve gestionando exoneraciones, certificados de abono tributario, pensiones de lujo ni evadiendo el pago de impuestos para salir adelante con los gastos que demanda este proyecto que solo en su casa reúne ya más de 10.000 libros que son consultados a diario por decenas de escolares. Le basta con el recurso de la esperanza y la inspiración de una cita del escritor argentino Jorge Luis Borges: "Pienso que el libro es una de las posibilidades de felicidad que tenemos los hombres".

¿Y no cuenta con influencias? ¡Ninguna! Le basta con estar rodeado de sus mejores amigos: los libros, como él mismo lo ha afirmado. Aún recuerda la vez que encontró y leyó la Odisea, de Homero, y La muerte de Iván Ilich y el Padre Sergei, de Tolstoi.

Este hijo de la tierra de Gabriel García Márquez, José Eustacio Rivera, Alvaro Mutis, Laura Restrepo y Piedad Bonnett no es adicto a lamentar ni llorar el hecho de que tuviera que abandonar el colegio a los 14 años debido a la pobreza de su familia. Le basta con saber que está haciendo algo valioso para evitar que otros muchachos pasen por lo mismo.

José Alberto Gutiérrez es, sin duda alguna, un Quijote de la educación a quien los muchos libros lo han hecho generoso, un humilde caballero que sí "desface entuertos" y vence gigantes. Todo un ejemplo.