Vale la pena tener una cita con Sara...

La más reciente novela de Sergio Ramírez nos recuerda que no existe solo una manera de contemplar y entender el mundo y los hechos

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El escritor nicaragüense Sergio Ramírez Mercado nos recuerda, en su más reciente novela, una verdad que a veces olvidamos: siempre hay otras formas de ver la realidad, acercarse a la verdad, mirar el entorno.

Sí, otras perspectivas, lecturas, ángulos, dimensiones, visiones, análisis, interpretaciones, comprensiones, explicaciones, conclusiones, razonamientos, teorías, hipótesis, reflexiones, enfoques.

No existe un único vistazo, solo una manera de contemplar el mundo y los hechos. Ninguna persona, institución u organización posee el monopolio de lo cierto y lo correcto. Los dogmas no son más que una ilusión, un mito con complejo de grandeza, un esfuerzo estéril y a veces desesperado por apropiarse de una realidad que construimos entre todos.

Eso es lo que hace este escritor nacido en Masatepe, Nicaragua, en 1942, en la novela "Sara", la cual presentó el pasado 24 de setiembre en el Teatro Nacional de Costa Rica, en el marco de la Feria del Libro. En nuestro máximo escenario cultural, el autor de "Un baile de máscaras", "Catalina y Catalina" y "La fugitiva" —entre muchas otras obras— participó en un conversatorio con los también escritores Carlos Cortés, de Costa Rica, y Miguel Huezo, de El Salvador.

La obra, Premio Carlos Fuentes 2014 y publicada por Alfaguara, se basa en la historia del patriarca bíblico Abraham que se narra en los capítulos 11-25 del libro de Génesis, solo que no desde la perspectiva de este personaje sino desde la óptica de su esposa Sara. No se trata de un relato teológico, sino de una historia muy humana que muestra los pensamiendos, temores, prejuicios, dudas, desconfianzas, impaciencias, planes y secretos de quien llegó a ser la madre de Isaac.

Así, las 238 páginas de esta novela nos brindan una versión muy distinta —pero válida, sugestiva y provocadora— de la que nos ofrece la Biblia. Por ejemplo, no hallamos a Dios, sino a un Mago y un Niño que lo encarnan en apariencia; Lot, sobrino de Abraham, tenía segundas intenciones con Sara, y Edith, la esposa de Lot, tenía en Sodoma un amante que pintaba cuadros de prostitutas. Por cierto, esta mujer se convierte —tal como en el Génesis— en estatua de sal pero con la diferencia de que continúa menstruando.

Según explicó Sergio Ramírez, "Sara" salió de su entraña imaginativa y de una vieja historia familiar que de alguna manera reprodujo el episodio bíblico donde Sara expulsa a su sirvienta y al hijo que esta tuvo con Abraham. Eso explica el hecho de que su verdad, realidad, entorno sea otro.

Una obra valiosa no solo por el placer y reflexión que produce su lectura, sino también porque nos recuerda que la vida es un abanico de perspectivas, ángulos, dimensiones, visiones, análisis, interpretaciones, comprensiones, explicaciones, conclusiones, razonamientos, teorías, hipótesis, reflexiones, enfoques...

Sí, ni siquiera la Biblia nos ofrece la única manera válida o correcta de contemplar el mundo y los hechos.

Vale la pena tener una cita con "Sara"...