Costa Rica debe jugar en serio en la Alianza del Pacífico

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En mayo se anunció con bombos y platillos que Costa Rica fue formalmente invitada a ser el quinto miembro pleno de la Alianza del Pacífico, un flamante bloque comercial que integran Chile, Perú, Colombia y México. Se trató de una muy buena noticia dado el enorme potencial que esta Alianza tiene al agrupar a las economías más abiertas y dinámicas de América Latina. Sin embargo, también queda la duda si el país está tomando en serio lo que implica formar parte de este bloque comercial.

La Alianza del Pacífico pretende la total liberalización al movimiento de bienes, servicios, capitales y personas entre los países miembro. El potencial de este bloque es significativo: 209 millones de personas, un PIB combinado de $2 billones, y una tasa promedio de crecimiento económico en los dos últimos años del 4.6%. En buenahora que la administración Chinchilla haya hecho el esfuerzo por lograr la invitación de Costa Rica como el quinto miembro pleno de la Alianza. Otros países están haciendo fila también: Guatemala, Panamá, Paraguay y Uruguay.

No obstante, la Alianza no se trata de un nuevo club de esos a los que Costa Rica le gusta pertenecer para llegar nada más a figurar. La cosa va en serio: Hoy La Nación reporta que los 4 países miembro ya acordaron adoptar un arancel cero en el 92% de los bienes que comercian entre sí. El restante 8% se negociará en el próximo mes.

Este agresivo proceso de liberalización comercial no calza con los Tratados de Libre Comercio que recién negociamos con Perú y Colombia. El TLC con Perú elimina los aranceles de manera inmediata sobre el 77.8% de las líneas arancelarias. Con Colombia (cuyo TLC apenas se firmó en mayo pasado y está lejos de aprobarse en la Asamblea Legislativa), la cifra de líneas arancelarias liberalizadas inmediatamente es del 70.4%. El resto será desgravado en plazos de 5, 10 y hasta 15 años. Dichos plazos no guardan relación alguna con la rápida y profunda liberalización comercial que están acordando los miembros de la Alianza.

Luego está el tema de las visas: Costa Rica aún le pide visas de turismo a los colombianos y peruanos que quieran visitar el país. Un requisito fundamental para ser miembro pleno es eliminar dicha traba, sin embargo no vemos que Costa Rica se esté moviendo al respecto. Guatemala, quien aspira a ser miembro pleno de la Alianza y aún no ha sido invitada como tal, ya eliminó dicho requisito a colombianos y peruanos. ¿Qué está esperando Costa Rica para hacer lo mismo?

"Si no podés ser capitán, no jugués", solía decir John F. Kennedy. Hay que aplaudirle a la administración Chinchilla su empeño en lograr que Costa Rica sea un miembro pleno de la Alianza del Pacífico. Pero me temo que no se esté tomando esta membresía en serio. No se trata de un simple club donde los presidentes se toman fotos en guayaberas cada 6 meses. Es un verdadero bloque económico que busca la liberalización total y expedita entre los países miembro. Ojalá que Costa Rica no llegue a la Alianza a atrasar los procesos de liberalización o a buscar excepciones a sectores comerciales privilegiados como los arroceros, la Dos Pinos o Pipasa. Porque si es así, mejor nos quedamos jugando a la casita.