El gobierno recurre a la mordaza

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“¿Dónde están los periodistas que molestan?” dijo la presidenta mazo en mano hace unos días durante el acto de inicio de obras para los quirófanos del Hospital San Juan de Dios. Se suponía que era una broma, pero no cayó bien entre los reporteros que cubrían la actividad. Las razones son obvias: desde que la prensa empezó a destapar los múltiples actos de corrupción y tráfico de influencias de este gobierno, y la popularidad de la mandataria cayó a niveles subterráneos, la presidenta Chinchilla ha tenido una relación cada vez más tirante con los medios de comunicación. A raíz de dicha broma, Carlos Villalobos, editor de la sección de política de La Nación, advirtió el lunes que dada la conocida incomodidad presidencial con los medios de comunicación, había que “alistarse para el mazazo”. Y no tardó en llegar.

La Nación informa hoy que la Asamblea Legislativa aprobó una ley, que ya fue sancionada por la presidenta Chinchilla, que establece penas de cárcel de entre 4 a 8 años a la persona que “procure u obtenga indebidamente informaciones secretas políticas”. El texto es sumamente nebuloso puesto que abre la interrogante de qué constituye exactamente una “información secreta política”. Pero el objetivo es claro: intimidar a los periodistas que busquen destapar información que avergüence, incomode o inculpe a los partidos políticos y al gobierno. Habla volúmenes el hecho de que el texto original de la ley no incluía esa referencia a informaciones políticas secretas, pero que fue incorporada mediante una moción del PLN, el PUSC y el ML (la firma de la diputada Agnes Gómez del PLN es la que encabeza dicha moción).

Las implicaciones de esta ley son enormes, ya que representan el asalto más importante a la libertad de prensa en Costa Rica en tiempos recientes. ¿Será un simple error inocente del gobierno? ¿Merece el beneficio de la duda la mandataria que bromea con agarrar a mazazos a los periodistas “que molestan”? La presidenta Chinchilla desde hace meses viene manifestando su incomodidad con la prensa. Lleva varias semanas sin atender a los periodistas en las conferencias de los martes luego del consejo de gobierno. Y en su discurso del 1 de mayo dedicó varios párrafos a mandar críticas ni veladas a los medios de comunicación, donde los “invitó” a que reflexionaran “si están enalteciendo o erosionando la democracia de la cual dependen para su existencia”. ¿Por qué la presidenta infiere que los medios de comunicación están “erosionando la democracia”?

Más revelador aún a la luz de esta nueva ley mordaza es el hecho de que en el mismo discurso Chinchilla hizo referencia a la necesidad de que los medios examinen “la probidad de sus métodos y fuentes”. Obviamente a la presidenta le incomodó mucho la manera en que La Nación sacó a la luz el hecho de que el ministro de Hacienda y su esposa–amigos íntimos de la mandataria–evadían impuestos. Igualmente los medios han destapado el tráfico de influencias y la fiesta de consultorías que ha pringado y amenaza la continuidad de otras de sus dos fichas más importantes de gobierno: el vicepresidente Luis Liberman y el ministro Leonardo Garner. Cuando la presidenta habló de la necesidad de que los medios ejercieran “probidad de sus métodos y fuentes” claramente se refería a que hay cierta información que por su naturaleza debe estar fuera del alcance de los periodistas, aún cuando involucre corrupción.

El gobierno ahora alega que todo es un malentendido. La misma excusa que usó para justificar que convocara a sesiones extraordinarias el proyecto de ley del PLN que buscaba otorgar inmunidad perpetua a los miembros de los supremes poderes que cometieran delitos en la función pública. Por algún motivo todos estos “errores” de la administración Chinchilla tienen el denominador común de que buscan cubrir o proteger a los gobernantes de ser descubiertos o procesados por actos de corrupción o actuaciones indebidas.

En su discurso del 1 de mayo la presidenta Chinchilla dijo que “el papel de los medios de comunicación es fundamental” y añadió que “Nunca haré nada por limitarlos”. Dicha garantía parecía gratuita puesto que hasta ese momento nadie se había planteado alguna medida para limitar el trabajo de la prensa. Con la aprobación de esta ley mordaza, queda claro que la presidenta Chinchilla tenía otros planes.

ACTUALIZACIÓN: El blog Carepicha ha hecho una importante aclaración a esta noticia que vale la pena que la lean. En la sección de comentarios me refiero a la misma.