El gobierno se cree su propio cuento económico

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Es oficial: tenemos al gobierno peor calificado desde que existen mediciones. La sorpresa, eso sí, no radica en que un 60% de los costarricenses califica de pésima o mala la labor de Laura Chinchilla, sino en que aún hay un 9% de compatriotas que cree que está haciendo un buen gobierno. ¿Tan grande es la Red de Cuido?

Las razones de la impopularidad de la presidenta son múltiples y las he tratado en este espacio con anterioridad. Sin embargo algunas voces oficialistas tratan de maquillar los números sugiriendo que son producto de malas percepciones de la realidad nacional. Afirman que la presidenta es impopular a pesar de que Costa Rica disfruta de los mejores indicadores económicos en muchos años. En particular, se señala que el país cuenta con la inflación más baja en 40 años (en el 2012 fue del 4,5%). La inflación es el más injusto de los impuestos porque castiga desproporcionadamente a los más pobres. Si contamos con una baja inflación, ¿no debería el ánimo del país estar un poco más optimista?

Curiosamente, hoy La Nación reporta que, a pesar de la histórica baja inflación, el ingreso promedio real de los trabajadores del sector privado no ha crecido durante este gobierno, y más bien experimenta una tendencia a la baja desde hace dos años (en cambio el ingreso promedio de los empleados públicos sí ha aumentado desde el 2010). Resulta un tanto irónico: el costo de la vida aumenta menos, pero los ingresos reales son inferiores. ¿Cómo es eso?

La razón radica en el aumento de la informalidad: desde el segundo semestre del 2011 a la fecha ha aumentado del 29% al 33% (definiendo como informal a los trabajadores que no cuentan con seguridad social). También ha aumentado el subempleo en los últimos dos años del 8% al 11%. En otras palabras, el mercado laboral ha experimentado un marcado deterioro en la administración Chinchilla Miranda. A esto añadámosle que el desempleo está en el 9,6% —una disminución del 1,2% con respecto al 2012, pero debido a que 78.000 personas dejaron de buscar trabajo.

¿Por qué el aumento de la informalidad y el subempleo y el persistente alto desempleo? En repetidas ocasiones he señalado las tribulaciones por las que deben pasar los empresarios para abrir un negocio. El Banco Mundial mide la facilidad de abrir una empresa y pone a Costa Rica en la posición 128 entre 183 países, superado por Zambia y Burkina Faso. El país de hecho perdió 3 puestos en el ranking con respecto al año pasado. Abrir una empresa en el país toma en promedio 60 días de trámites, permisos, timbres y vueltas. Muchos costarricenses carecen de los recursos para tanta tramitomanía y deciden simplemente jugársela en la informalidad, costándole así al país la creación de decenas de miles de empleos formales. Esta tragedia fue exquisitamente descrita por Adriana Sánchez en la revista Paquidermo con su "Diario de una desafortunada aspirante a pequeña empresaria".

Otra razón detrás del aumento de la informalidad y el subempleo ha sido la campaña por hacer cumplir las leyes del salario mínimo en Costa Rica. Un estudio reciente de la Universidad de Costa Rica y la Universidad de Maryland reveló que el cumplimiento del salario mínimo aumentó un 10% durante 2010-2011. Como ha señalado una enorme mayoría de economistas, el salario mínimo genera desempleo al constituirse en una prohibición para poder trabajar por debajo del monto establecido por el gobierno. Irónicamente, la administración Chinchilla se ha autofelicitado por su campaña pro-cumplimiento del salario mínimo, al tiempo que aumenta el subempleo y la informalidad en el país.

El alto crecimiento y la baja inflación del año pasado no parecen haberse traducido en mejores ingresos para la mayoría de los costarricenses. La pobreza continúa estancada y la desigualdad va en aumento. La razón es simple: no se están generando suficientes empleos de calidad en el país. Las causas de este fenómeno radican en la regulacionitis comercial y laboral que estrangula al sector privado. La administración Chinchilla ha hecho una lectura muy selectiva de las estadísticas económicas. Cuando se trata de comprarse su propio cuento en materia económica, nadie niega que este gobierno ha hecho una magnífica labor.