Las ocurrencias de Figueres

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Nuestra clase política ya era lo suficientemente deprimente como para que volviera al ruedo la figura de José María Figueres. Dejemos de lado los cuestionamientos que aún lo persiguen por su asesoría millonaria a Alcatel, y que dieron al traste—luego de meses de tanteos en las encuestas—con su aspiración de volver a Zapote en el 2014. Muchos pensamos—sí, me incluyo—que luego de casi una década de autoexilio, Figueres iba a regresar a Costa Rica con ideas innovadoras y a levantar un poco el magro nivel del debate político que tenemos. Cajita blanca.

La expectativa rápidamente se disipó con el circo—tamal incluído—alrededor de su regreso a Costa Rica. Y pronto empezamos a ver que sus esperadas propuestas más bien parecían sacadas de un manual de ocurencias: construir un tren ligero de alta velocidad en San José, reducir las emisiones de carbono como estrategia para la reducción de pobreza (¿cómo se come eso?), etc. Pero la cereza en el pastel fue el lanzamiento con bombos y platillos de su "proyecto país", que no fue más que una convocatoria para que la gente le mandara ideas de lo que se debe hacer en Costa Rica. Así, hasta yo.

Este lunes finalmente se develaron las grandes propuestas de la llamada "Vía Costarricense": convertir a Costa Rica en una potencia deportiva, crear dos nuevas provincias y un distrito central, convertir todos los techos en paneles solares para que las casas sean autosuficientes energéticamente, alcanzar independencia del petróleo en 15 años, entre otras joyas. Los temas urgentes que afligen al país, como la falta de competitividad de la economía, la precaria situación fiscal, el terco nivel de pobreza, los altos niveles de criminalidad, entre otros, brillaron por su ausencia.

Peor aún, las propuestas no tienen pie ni cabeza: Figueres plantea un referendo en el 2013 para hacerle cambios al reglamento legislativo y a la Sala IV. ¿Nadie le avisó al expresidente que la figura del referendo no se puede utilizar para hacerle cambios a la Constitución, como obviamente implicaría algunas de estas reformas? La propuesta de crear dos nuevas provincias es totalmente ociosa. No me malinterpreten, soy sancarleño y sería el primero en firmar la creación de una provincia en el Norte. Pero el país lleva discutiendo casi 100 años qué hacer con los distritos de Cóbano y Lepanto en la disputa entre Puntarenas y Guanacaste como para meterse ahora a hablar de provincias nuevas. ¿Y para qué sirven las provincias de todas formas si no cumplen ninguna función más que la de asignar diputados?

La idea de independizarnos del petróleo es un sueño de opio, más ahora que este gobierno nos está embarcando en la construcción de una refinería innecesaria con China. No hay duda que el país tiene un potencial de energías alternativas que debe ser explotado, especialmente la hidroeléctrica y geotérmica. Pero de ahí a proponer que el país no utilice petróleo del todo (ni siquiera los carros) hay mucho trecho. ¿Acaso los furgones van a ser impulsados por energía sacada de algas como propone Figueres? ¿O que los buses se muevan con turbinas de viento? La idea de poner paneles solares en todos los techos del país para que los hogares sean autosuficientes energéticamente es especialmente descabellada en un país conocido como "cielo roto" porque llueve 9 meses al año.

Esto no quiere decir que Costa Rica no necesite cambios, muchos de ellos radicales. Quienes han leído este blog saben muy bien que no soy ningún partidario del estatus quo. Pero las propuestas de Figueres son más apropiadas para los libros de comedia (y de la mala). Obviamente Figueres sí venía con una idea muy clara: volver a ser presidente. Pero al igual que en 1994, hasta ahí llega su ideario. Por suerte nos salvamos de esa, al menos en el futuro inmediato.