Los mercados negros y la muerte de Jairo Mora

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El asesinato del joven ambientalista Jairo Mora el viernes pasado es una noticia trágica que enluta a toda Costa Rica. Nos recuerda lo poco que vale la vida en algunos rincones de nuestro país que han sido tomados por el crimen organizado. Lo cual, a su vez, debe hacernos reflexionar sobre las causas detrás de este horrendo crimen.

Todo mercado negro atrae a criminales, y estos por definicion traen violencia consigo. En el caso de las drogas, sabemos que su demanda origina oferta, y que debido a la prohibición de las drogas, la producción y comercialización de estas se encuentra en manos de narcotraficantes violentos. Podemos aspirar a un mundo en que la demanda por drogas desaparecerá, pero la evidencia sugiere que eso no es realista. Más bien, el consumo global de estupefacientes va en aumento a pesar de cuatro décadas de una guerra contra las drogas que solo en Estados Unidos ha consumido más de $1 billón.

Peor aún, la prohibición aumenta los márgenes de ganancia del tráfico de las drogas, haciendo que los criminales se sientan más atraídos al negocio, cuenten con más recursos, y no lo piensen dos veces antes de usar la violencia cuando su modus vivendi se ve amenazado. A manera de ejemplo, un kilo de cocaína vale aproximadamente $1.700 en Colombia, pero ese mismo kilo se vende al menudeo en las calles de Nueva York hasta por $97.000. La prohibición infla las ganancias de los narcotraficantes de manera estratosférica.

Pero el de las drogas no es el único mercado negro allá afuera. Hace una semanas el New York Times publicó un reportaje sobre la creciente violencia en México alrededor de los "pepinos de mar", una babosa marina desagradable que se encuentra en las costas de la Península de Yucatán que resulta ser un delicacy en China. Su cosecha es prohibida en México, lo que ha llevado a la pesca ilegal e incluso a la violencia entre comunidades pesqueras de la zona. ¿Quién iba a imaginarse que la gente amenazara con matarse por un bicho tan horrible?

En el caso de Moín, inicialmente resulta difícil creer que el negocio de los huevos de tortuga sea de tal magnitud como para llevar al asesinato de alguien. A lo mejor no lo es. El mismo Jairo Mora había advertido del ligamen entre el comercio de huevos de tortuga y el narcotráfico en la zona. Es probable que a Mora no lo asesinaron por su defensa de las tortugas per se, sino por llamar la atención de la presencia creciente de narcotraficantes en Limón. Habrá que esperar la investigación.

Sin embargo, hay razones para dudar que a Mora lo matara el narco. Un asesinato de tan alto perfil tendrá el efecto totalmente contrario que los narcotraficantes desearían: mucha publicidad y presión para que el gobierno vigile más la zona. Los narcos son operadores muy calculadores y toman todos esos factores en juego. Por eso no deberíamos sorprendernos que este crimen haya sido cometido por traficantes de poca monta.

Efectivamente, el negocio ilegal de huevos de tortuga puede generarle un muy buen ingreso a una persona en una zona del país que sufre de pocas oportunidades de trabajo. Se estima que alguien puede hacer hasta $700 por noche saqueando nidos. En ese caso, es importante que podamos explorar varias alternativas al problema:

1.- La respuesta natural ha sido exigir una mayor presencia policial en las playas. Es probable que en el corto plazo el gobierno efectivamente envíe más seguridad a la zona, pero dudo mucho que ese esfuerzo se mantenga con el tiempo. Tenemos que tener en cuenta que ya contamos con una escasez enorme de policías en el país. Solo hay uno en servicio por cada 1.000 habitantes. No hay suficientes policías para proteger a la gente, menos para proteger a las tortugas.

2.- Otro escenario es aspirar a eliminar el consumo de huevos de tortuga. Dudo mucho que eso sea factible. Yo jamás he probado uno. Pero conozco a muchísimas personas que sí lo han hecho. Estoy seguro que Usted también. ¿Qué tanto se podrá erradicar dicho consumo? ¿Será igual de inútil que tratar de combatir el consumo de drogas?

3.- Una tercera alternativa es permitir la cosecha o recolección legal de huevos de tortuga. Esto ocurre en Ostional, donde la Asociación de Desarrollo Comunal está autorizada para recolectar huevos de tortuga para su venta. Se puede ver la reglamentación de la actividad aquí. ¿Por qué no replicar dicho experimento en Limón? Alguien me señaló el viernes que en Ostional lo que desovan son tortugas Lora mientras que en Limón son Baulas. Sinceramente desconozco cómo funciona el gusto por los huevos de tortuga, así que no sé si eso juega un rol en las preferencias de los consumidores.

Otra objeción es que en Ostional se permite la recoleccion legal porque más bien los huevos sobran, mientras que en Limón cada vez hay menos. ¿No será que en Ostional sobran precisamente porque se permite un mercado legal y la comunidad tiene un incentivo en proteger el recurso mientras que en Limón es prohibido y existe un incentivo por saquear los huevos antes de que alguien más venga y lo haga? (Fenómeno que ha llegado a conocerse como "La Tragedia de los Comunes".) De hecho, en Ostional el 30% de los ingresos producto de la venta de huevos se invierte en pagar los guardas que cuidan las playas y en investigaciones para mejorar el cuidado de las tortugas. Irónicamente, cuando Usted compra huevos de tortuga de Ostional, está contribuyendo a su preservación.

Cualquiera que sea la alternativa por la que se opte, tenemos que tener muy presente que todo mercado negro trae consigo crimen y violencia. La muerte de Jairo Mora nos debe llevar a reflexionar muchas cosas. Ojalá que esta sea una de ellas.