Mi predicción para la elección de EE.UU.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Finalmente mañana es el día en que se decidirá quién será el presidente de EE.UU. por los próximos cuatro años. Hace unos meses la mayoría de observadores jamás se hubiera imaginado que el presidente Barack Obama llegaría al día de la votación con la incertidumbre de si ganará o no la reelección. Luego de las convenciones republicana y demócrata, Obama logró sacar una cómoda ventaja sobre Mitt Romney que muchos interpretaron como el final de la contienda. Pero luego vino ese primer debate, donde Obama desempeñó un papel tan pobre (y Romney superó por mucho las expectativas), que hizo que el republicano se fuera arriba en las encuestas. Obama ha logrado recuperar terreno, y ahora los sondeos hablan de un empate técnico en el voto popular, y una contienda cerradísima en el colegio electoral. He aquí mi predicción:

Romney ganará el voto popular por menos de un punto porcentual sobre el presidente Obama. Sin embargo se quedará corto de ganar el colegio electoral, ya que Ohio con sus 18 votos electorales permanecerá en la columna del presidente. Romney logrará recuperar para los republicanos Indiana, Carolina del Norte, Florida, Virginia y Colorado. Sin embargo eso lo dejará con 257 votos electorales, 13 votos corto de los 270 necesarios para asegurarse la presidencia de EEUU. Será la tercera vez en la historia estadounidense (1876, 2000) que el candidato que gana el voto popular pierde la elección. Para una explicación de cómo funciona el sistema electoral estadounidense, ver aquí.

El triunfo del presidente Obama consistirá en haber sostenido Ohio y resistir los embates de Romney en Wisconsin, Iowa, New Hampshire y en la última semana Pennsylvania. Ningún republicano ha ganado la Casa Blanca sin haber ganado Ohio, y eso probará ser cierto una vez más en esta elección. En dicho estado la diferencia será menor de dos puntos porcentuales. Si hay un escenario en el que Romney pudiera ganar la elección sin Ohio, sería conquistando los votos de New Hampshire y Wisconsin. Sin embargo este último estado me parece fuera del alcance del republicano.

En cuanto a mi opinión sobre la elección, ningún candidato gana mis simpatías. En materia económica, si bien el presidente Obama no fue el responsable de la crisis que heredó, sí es el responsable de que esta sea la recuperación económica más anémica desde la Segunda Guerra Mundial. La deuda federal de EE.UU. se ha disparado bajo su mandato, pasando de $10 billones a $16 billones (más del 100% del PIB). En los últimos 3 años el gobierno federal ha registrado los déficit fiscales más altos en tiempos de paz en la historia de EE.UU. Obama ha respondido a la Gran Recesión con una agenda consistente en más gasto gubernamental, más regulaciones onerosas, más deuda y más impuestos. No es de sorprenderse que la tasa de desempleo haya pasado 43 meses por encima del 8% y que aún se encuentre coqueteando con esa cifra (7.9%). Para su segundo mandato Obama ha apelado a un discurso de lucha de clases, afirmando que todos los problemas económicos se resolverán cobrándole más impuestos a los ricos. En realidad, los nuevos impuestos de Obama solo recaudarían suficiente dinero para financiar el gasto del gobierno federal por 7.6 días.

En materia de libertades civiles e individuales, el único galardón de Obama fue haber terminado con la discriminación de los gays y lesbianas en las fuerzas armadas de EEUU. Obama ha profundizado muchas de las cláusulas del Patriot Act que instauró Bush que atentan contra la privacidad de las personas. Ha deportado latinos a una tasa el doble de Bush. Ha triplicado el número de tropas en Afganistán. Ha instaurado una política de asesinatos selectivos de ciudadanos estadounidenses mediante el uso de drones sin que medie ningún tipo de fallo judicial. Guantánamo sigue abierto. Obama ha sido el primer presidente estadounidense en iniciar un conflicto bélico (en Libia) sin tener autorización del Congreso. También ha intensificado las redadas contra los dispensarios de marihuana medicinal en aquellos estados donde esta práctica es legal. Todo lo que he descrito en este párrafo tenía levantada en armas a la izquierda durante los años Bush. Sin embargo, por algún motivo los "progres" se olvidaron de las libertades civiles y la paz durante la administración Obama.

Esto no es para decir que Romney sería mejor en esas áreas. Probablemente sería peor que Obama. Sin embargo, una de las cosas buenas de una presidencia republicana es que nuevamente tendríamos a la izquierda preocupada por las libertades civiles y los abusos de autoridad del presidente. Los liberales nos hemos sentido muy solos en esa arena en los últimos cuatro años. A Romney añadámosle los puntos negativos de su oposición al matrimonio igualitario (aunque en realidad el presidente de EEUU no tiene poder para definir ese tema) y su genuflexión irreflexiva hacia Israel que podría conducir a una guerra con Irán el próximo año. El equipo de política exterior de Romney está conformado por los mismos neoconservadores (Bolton, Wolfowitz, Zoellick) que rodearon en su momento a Bush.

En materia económica Romney dice muchas cosas correctas. Sin embargo es difícil creerle. Dice querer reducir las tasas impositivas y eliminar las exenciones fiscales con tal de simplificar el código tributario. Sin embargo no explica qué exenciones eliminaría. Dice querer reducir el gasto del gobierno federal a un 20% del PIB (aún 2 puntos porcentuales por arriba del promedio histórico post Segunda Guerra Mundial), pero no dice en qué recortaría. No ha especificado un solo programa (excepto el subsidio a PBS), departamento o burocracia que eliminaría. En lo único en que sí ha sido específico es en querer aumentar el de por sí ya inflado presupuesto militar de EE.UU. a un 4% del PIB. Estados Unidos ya gasta en sus fuerzas armadas más que las 14 naciones que le siguen juntas, de las cuales 11 son aliados de Washington. Difícilmente Romney podrá cerrar el déficit de esta manera. Peor aún, Romney amenaza con declarar a China un manipulador cambiario en su primer día de gobierno, lo cual podría desencadenar una guerra comercial con la segunda economía del planeta. Recordemos que China también está pasando por un crítico período de transición de su liderazgo. Xi Jinping, el próximo presidente chino, no permitirá que EE.UU. lo venga a matonear en sus primeros meses en el poder, justo cuando debe demostrar su firmeza y liderazgo. Lo último que necesita la economía mundial es una guerra comercial entre sus dos principales economías.

Y luego están los elefantes en el cuarto: Seguridad Social, Medicare y Medicaid. Tres programas federales que, de no ser reformados, amenazan con llevar al gobierno federal a la bancarrota. Pronto el grueso de la generación nacida tras la Segunda Guerra Mundial (los llamados "baby boomers") empezarán a pensionarse y pondrán una enorme presión sobre las finanzas de estos programas. Ni Obama ni Romney ofrecen alternativas sobre qué hacer para evitar que ese armagedón fiscal ocurra.

A mi parecer, ningún candidato es bueno para el futuro de EE.UU. Sin embargo me preocupa mucho el culto de personalidad que rodea a Obama. En los últimos 4 años la prensa en este país ha renunciado a ejercer su papel vigilante y fiscalizador del Poder Ejecutivo y se ha convertido en un perro faldero del presidente. Prueba de ello es cómo los medios de comunicación se rehúsan a cuestionar a Obama por lo que parece ser un encubrimiento del ataque terrorista que le costó la vida al embajador estadounidense en Libia el 11 de septiembre pasado. A Romney muy poca gente le cree. Y eso es bueno. En cambio me preocupa la manera en que mucha gente sigue ciegamente a Obama, o se hace de la vista gorda ante muchos de sus abusos y manipulaciones.

Creo que mañana Obama será reelecto. Pero si no lo es, lo positivo de eso sería tener en la Casa Blanca a un político que no despierta entusiasmo y ante el cual la prensa y amplios sectores del electorado no le darán el beneficio de la duda. Para un liberal, entre dos malos conocidos como Obama y Romney, es preferible el malo que es visto como tal―y no el que es considerado un iluminado caído de los cielos.