Banca de Desarrollo ¿Qué queremos de ella?

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Estuve siguiendo el análisis de Banca de Desarrollo y quedé perplejo cuando un diputado señaló que esto le daría acceso a la población desposeída a recursos. Entonces, ¿Qué se pretende con la Banca de Desarrollo? En principio debería ser para las personas que, teniendo una idea de negocio o uno ya en funcionamiento, requieren recursos bien sea para implementar la idea o para hacerla crecer. No es maná del cielo ni debe ser utilizada para financiar lo que sea. La política de generar su propio emprendimiento debe ser vista con sumo cuidado, ya que muchas veces hemos visto que ante la falta de empleo lo mejor es promover que las personas creen el suyo propio. En la teoría suena bien, pero se corre el gran riesgo de ofrecerles la opción a personas que no tienen las competencias para llevar adelante un negocio, o peor aún, que solamente están esperando que el mercado laboral mejore para dejar el emprendimiento y buscar un empleo asalariado. La evidencia internacional en ese sentido es amplia.

De ahí que el gran riesgo sea el ofrecer recursos a personas que no ven en el emprendimiento un proyecto de vida sino solo un mecanismo para generar recursos mientras consigue algo mejor. Y no solo me refiero a los propios recursos de la Banca, sino también a los asociados a los procesos para mejorar sus competencias empresariales (los servicios de desarrollo empresarial no financieros), que por lo general son parte del financiamiento.

Al momento de implementar un modelo de Banca de Desarrollo debemos pensar muy seriamente en quien es el mercado meta y cuál es el impacto que esperamos de darle acceso al financiamiento a personas que en principio, no cuentan con el mismo. Y en esa línea, también debemos analizar al detalle que pasa con el otro grupo, los que sí tienen acceso, pero a precios de mercado. El otro riesgo asociado es que este grupo, al conseguir financiamiento subsidiado podría cometer el error de pensar que el negocio se ha vuelto rentable respecto de la situación anterior. O peor aún, que grupos que ya contaban con financiamiento ahora compitan (con ventaja), con quienes no tienen acceso. Entonces una pregunta adicional sería, ¿Quiénes ya tienen acceso en el mercado, debería también competir por estos recursos de la Banca de Desarrollo? Si ello fuera así, ¿sería en las mismas condiciones de los demás? Como vemos, hay muchas preguntas que debemos responder respecto de a quién, que y como.

De esta forma, lo primero que se debe considerar en este tema es, ¿Qué es lo que se desea financiar? ¿Será cualquier tipo de proyecto que sea presentado por personas de escasos recursos? ¿Serán solo proyectos que puedan tener rentabilidad, independientemente de quien los presente? ¿Estamos tratando de promover algún determinado sector y por tanto incentivando algún tipo de proyecto en particular? ¿Interesa promover el desarrollo de determinada región y por eso le apostamos más recursos a alguna en particular? Claridad en estos temas permitirá conocer con más certeza hacia dónde, cómo y a quien deben priorizarse los recursos.

La Banca de Desarrollo puede ser un gran instrumento de fomento, pero requiere de mucha claridad en su propuesta y transparencia en su ejecución. Ese es el reto de quien la implemente.