Construir el desarrollo pasa por reconocer nuestros fallos

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La idea de este espacio siempre fue el establecer reflexiones sobre los temas relevantes asociados al desarrollo empresarial, y mucho menos dedicados a los tips empresariales o al amarillismo pyme (que también existe). En esa línea, apostarle al desarrollo de la pyme no es un slogan político o una moda pasajera. Supone el construir una propuesta de desarrollo donde este segmento (mayoritario) de empresas tenga un claro rol que jugar, en un proceso acordado entre ellos y el resto de los actores sociales (públicos, privados y de la sociedad organizada). Así, una propuesta de desarrollo surge de acuerdos, no de imposiciones ni de improvisaciones u ocurrencias. Lamentablemente, la región está plagada de este tipo de anécdotas que debemos ser capaces de identificar, asumir, y aprender de ellas.

No hay empresas ni empresarios malos, así como no existen políticos intrínsecamente malos. Lo que hay son malas políticas que dejan espacios vacíos para acciones poco éticas (algunas lamentablemente legales y otras no), además que como sociedades no contamos con mecanismos sistemáticos de la sociedad organizada u otros sectores que visibilicen esas irregularidades y penalicen (al menos socialmente) a quienes cometen esas faltas éticas.

Comentaba recientemente una acción de la sociedad que bien puede ser recogida como una buena práctica: el barómetro del congreso. ¿Quiénes son los legisladores que más intervienen y quienes nunca dicen nada? ¿Quiénes son los que llegan a tiempo a todas las sesiones y quienes nunca van, quienes son los que más viajan? ¿Quiénes proponen más leyes? ¿Qué tan eficientes son las comisiones?, etc. Si nosotros tuviéramos esa información todos los meses podemos elaborar rankings de los legisladores más y menos efectivos (y obviamente nadie quiere ser el último de la lista). Este monitoreo ciudadano nos ayuda a identificar quienes son los buenos (y no tan buenos) líderes en diferentes ámbitos, que buenas prácticas se llevan a cabo y por tanto, quienes son líderes confiables (y quienes no).

Los buenos liderazgos ayudan a construir propuestas integradoras, consensuadas, desarrollistas; y para ello debemos aprender a identificarlos. Una de las formas de hacerlo es reconocer a las personas que aceptan sus errores y aprenden de ellos. No quienes los ocultan o se los achacan a otros. Ese es un gran reto del desarrollo empresarial, porque confiamos más en alguien que se ha equivocado, reconocido el error y aprendido de ello que quien (dice) nunca se ha equivocado. Solo a modo de ejemplo, en Europa o EEUU, un empresario que fracasa en un negocio tienen muchas más probabilidades de obtener financiamiento para uno nuevo, que uno que no tiene experiencia de negocio (aunque tenga las garantías). Y eso es porque se valora el aprendizaje (además del coraje para intentarlo nuevamente). El error es fuente de aprendizaje, no de vergüenza.

Tenemos un reto de ese tipo en la zona norte, identificar esos liderazgos y construir con ellos una propuesta de desarrollo económico viable y sostenible. Bienvenidos todos quienes aportan desde su experiencia y tropiezos.