¿Es usted líder o jefe? Encuentre las 7 diferencias

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Todos los estilos de liderazgo tienen sus particularidades, de eso no hay duda. Pero que sucede cuando éste, en vez de facilitar y dar fluidez al negocio, se convierte en un cuello de botella. A modo de ilustración veamos las 7 diferencias

  1. Delegue; Usted no es Atlas, no cargue con todo el peso del negocio. El famoso empresario Zoila (o más bien Soyla), la que compra, vende, administra, diseña, etc., funciona al inicio del negocio, cuando el peso de la gestión recae en el líder, pero conforme crece y se hace más complejo, se requiere de más gente, más preparada, y también más empoderada. Pero además recuerde que así como usted, los demás también tienen sus propios estilos. Así que si lo quiere como a usted le gusta, mejor clónese porque no será fácil encontrar gente que piense igual que usted. Más bien que piensen de forma diferente puede agregarle más valor a su negocio (y a usted).
  2. Confíe, su gente también sabe. Un buen equipo de trabajo no solo debe saber operar, es decir, generar resultados; también debe ser capaz de mostrar una visión estratégica desde su ámbito de influencia y saber articular esa visión con la global del negocio. Si observa eso es porque formó un buen equipo.
  3. Escuche, los demás también tienen cosas que decir. Pero no escuche solamente a quien usted considera importante, escuche a todos sus clientes (los internos, su equipo de trabajo; y los externos, los que compran sus productos). Muchas veces ellos son quienes ponen frente a usted nuevas oportunidades de negocios; que ellos ven porque externan sus frustraciones respecto de aspectos del producto que pueden ser mejorados, o bien perciben carencias aun no cubiertas.
  4. Reflexione, niusted lo sabe todo ni todas sus ideas son genialidades. Muy probablemente se encuentra rodeado de personas que pueden aportarle desde información hasta consejo (clientes externos e internos). Aproveche ese conocimiento y experiencia a su servicio, dese cuenta, usted paga por ello, entonces úselo.
  5. Participe, no avise. La construcción colectiva ha demostrado repetidamente no solo que funciona sino que es superior a las estrategias individuales. Muchas veces las empresas sufren por la falta de comunicación, lo parcial de la misma o bien, porque en su ausencia la especulación, el chisme, la incertidumbre es lo que prevalece. Además, en la consulta por lo general aparecen aspectos que inicialmente no se identificaron y que pueden llegar a ser significativos.
  6. Mejore, no simplemente deseche. Recuerde que todo lo anterior tuvo su razón de ser y si estuvo por largo tiempo, probablemente habían razones para ello. Muchos gobiernos simplemente desechan lo actuado por los anteriores simplemente “porque no lo hicieron ellos”. Así buenos proyectos se pierden o desvirtúan por una visión -a veces- sesgada o individualista de las cosas.
  7. Enseñe, no solo gerencie. En las organizaciones, equipos empoderados necesitan de la experiencia y retroalimentación de sus líderes. Eso implica no la simple (y a veces improductiva) rendición de cuentas tanto como compartir, escuchar, reflexionar, y aconsejarse mutuamente. Ello también fortalece el empoderamiento de los equipos porque no requieren de la presencia del líder para seguir adelante; son capaces de tomar decisiones y asumir las responsabilidades asociadas a las mismas. De estos diálogos además rescatamos el como están funcionando las diversas áreas del negocio, donde podemos encontrar cuellos de botella, o bien las lecciones que pueden ser buenas prácticas para el resto de la organización.
Finalmente, siempre recuerde que nadie piensa o actúa como usted; todos somos únicos. Aprenda a valorar las diferencias, los estilos de trabajo y liderazgo. Nadie tiene el monopolio de la verdad, sino más bien cada parte del equipo tiene una pieza del complejo rompecabezas de la empresa. Reconocerlo no solo es muestra de humildad, sino ejemplo de liderazgo.