La falta de asociación empresarial, el gran problema de las pymes

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Si algo le sobra a las pymes es creatividad (sino como han sobrevivido a todo tipo de catástrofes, desde las que el entorno genera, hasta las asociadas a deficiencias en la administración), si algo les falta es vocación para trabajar en equipo. Esa tendencia al aislamiento es probablemente uno de los factores que más daño le hacen a las pequeñas empresas.

En la edición de Internet de la BBC de hace unos días aparece una noticia sobre Costa Rica como el país con menor participación ciudadana de América Latina (ver la noticia en el siguiente enlace: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/10/131025_america_latina_costa_rica_politica.shtml). La información proviene del Informe Nacional de Desarrollo Humano 2013, y en él se señala que:

  • 14,4% de los ciudadanos forma parte de grupos deportivos,
  • 13,9% está involucrado en asociaciones comunales,
  • 5,7% interviene en sus gremios profesionales y
  • 2,3% participa activamente en partidos políticos

La responsable del informe dice que las personas no quieren involucrarse en grupos sociales o de otro tipo pero a la vez esperan mucho del Estado, es una democracia delegativa dice. Pero más allá de tratar de explicar las razones de tal comportamiento, me interesa en este post tratar de establecer las opciones para cambiarlo.

La evidencia en toda América Latina y el mundo en desarrollo señalan categóricamente que son los grupos de menores ingresos y oportunidades quienes se organizan más para lograr objetivos comunes. En mi experiencia en la región he podido ver como Asociaciones de Desarrollo se transforman en Cooperativas y las personas se juntan cuando las condiciones impiden que hacer las cosas solo dé algún resultado. Y eso solo ocurre –en general- cuando la situación es muy mala. Lo cual implica que si las cosas no están tan mal, podemos “jugárnosla” como estamos. Y ello lleva al siguiente escenario; ¿solo empezaremos a trabajar colaborativamente, a buscar asociarnos cuando las cosas lleguen a extremos de falta de oportunidades que nos obliguen a trabajar con otros?

No podemos seguir delegando nuestro desarrollo en otras personas que no seamos nosotros mismos. Y eso significa una participación más activa. En muchas comunidades de Centroamérica los ciudadanos salen el fin de semana a construir el Centro de Salud, emparejar la carretera, limpiar el zacate de las áreas comunes de la comunidad (como los parques y otras zonas recreativas). ¿Por qué lo hacen? Porque saben que si ellos no lo hacen, nadie lo hará. Esa proactividad es resultado de la toma de conciencia de que el desarrollo y las oportunidades están en sus manos. Lo mismo debe pasar con las pequeñas empresas. Solas es muy difícil que puedan superar su situación de subsistencia. Pero juntas se abren muchas más oportunidades. Es cierto que en ese proceso habrá algunos que querrán aprovecharse. Así como no todos los ciudadanos salen a apoyar las tareas de su comunidad, y al final se benefician de ellas. Pero queda en estas personas el estigma social, que en las comunidades es muy fuerte. En el desarrollo de procesos asociativos, también existe el estigma empresarial de quien no colabora o quien se aprovecha del trabajo de otros. Y al final, queda en el aislamiento.

Pero por el temor de que alguien se aproveche no podemos quedarnos paralizados y esperar que sean otros (el Estado) quienes hagan el trabajo por nosotros. Porque esa parálisis nos está llevando a una situación extrema de la que será mucho más difícil salir. Y en ese momento, la colaboración no será una opción, sino la única.