Las empresas, ¿para que necesitan un gestor de innovación?

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La palabra innovación está de moda. Todos tienen la obligación de innovar, el que no innova muere, la innovación está en el ADN de las empresas, el éxito se encuentra en la innovación, etc. Estas son las frases que recuerdo con más frecuencia sobre el tema. Pero, ¿Cuántas empresas innovan? Es más, hablemos de la innovación en las de menor tamaño (que como todos sabemos, son la inmensa mayoría). En un estudio realizado hace ya varios años sobre Microempresas para la OIT (http://www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/---americas/---ro-lima/---sro-san_jose/documents/publication/wcms_206087.pdf), encontramos que para la región centroamericana solo el 22% de las empresas señalaba que innovaba (de boca de sus propios propietarios), siendo Costa Rica el país más innovador con un casi 42% de empresarios que lo señalaban. Hasta aquí la cosas claras, el grueso de los empresarios no innova; y es más, en su accionar muchas veces no tienen claro si lo están haciendo o no. De ahí que el mensaje de “innovar o morir” es tan fútil y superficial respecto de la realidad del mercado como el de la necesidad de salir a vender para asegurar la sostenibilidad de los negocios.

Así como vender no es salir a la calle a ver quien cae, sino empezar a cultivar relaciones de largo plazo con los clientes; la realidad es que para innovar debemos generar primero toda una “revolución” en la empresa. Y eso significa trabajar con los equipos internos para redefinir sus formas de ver el negocio y eso mismo debe pasar desde el liderazgo. No es solo llegar desde fuera con una idea nueva y ver como se implementa, si desde el líder y el equipo no construimos una cultura de colaboración, de escucha activa (sobre todo con los clientes), de comunicación y diálogo permanente. Para hacer la innovación parte de la “cultura de la empresa”, el equipo debe acostumbrarse a pensar, a colaborar, a ver el negocio como propio. Y para ello el liderazgo tiene que ver al equipo como eso (equipo), y no como empleados, escuchar a todos (no solo a los “elegidos”), abrir su mente a nuevas ideas (aunque no vengan de él mismo).

Si queremos empresas innovadoras debemos trabajar con ellas para refundarlas. La labor del gestor de innovación es mucho más compleja que la de un consultor. No es simplemente hablarle de Canvas, Lean Manufacturing, o de los “puntos de dolor”. Es un acompañante temporal, que ayuda a la empresa a construirse nuevamente, cambiar hábitos, redefinir estrategias, recomponer relaciones. Esa debe ser la labor de un gestor de innovación.