¿Qué deberían ofrecer los candidatos para mejorar la competitividad de las pymes?

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Ahora que se están visibilizando todas las candidaturas a la prescindencia de Costa Rica, sería bueno saber que es lo que tienen en mente para las mipymes y los emprendimientos nuevos. sin embargo, también es importante señalarles que buenas prácticas pueden incorporarse a las políticas públicas. Esto no es, por supuesto, una carta a Santa Claus, sino mas bien que es lo viable en términos de políticas.

En primer lugar, las mipymes tienen un rol en la política de desarrollo, pero no como parte de la política social ni asistencial, sino como un puntal de desarrollo del empleo, la diversificación productiva, el desarrollo económico local, y la democratización del ingreso. Eso significa que no se puede mezclar lo asistencial y lo productivo. Ese es el primer elemento importante a considerar en una verdadera política de fomento mipyme.

En segundo lugar, diferenciar a la micro y a la pequeña, de la mediana (y la gran empresa). A lo largo del tiempo se habla de las políticas pyme, o mipyme, metiendo en el mismo saco a estos tres grupos, y aplicando la misma receta como si fueran lo mismo. No lo son. Cada grupo tiene su propia problemática, por lo que requiere su propio conjunto de herramientas.

En tercer lugar, si queremos una política de fomento empresarial, debemos considerar a la política tributaria como una parte central del fomento. Y eso significa, darle oportunidad a las empresas (sobre todo micro y pequeñas), de “sacar la cabeza del agua”, es decir, considerar exoneraciones tributarias a estos segmentos al menos durante los dos primeros años de operación. Así nos aseguramos de tener un parque empresarial más grande al que luego le empezaremos a cobrar y no ahogar a la empresa desde el día que nace.

En cuarto lugar, el desarrollo emprendedor. Sabemos que existen emprendimientos por necesidad y por oportunidad. Ambos requieren apoyos, pero distintos. Y en este caso, esos apoyos son apuestas, por lo que debe ser el sector privado el que lidere ese tipo de iniciativas. Así, las políticas de fomento emprendedor pueden tener un componente público logado al fomento, la capacitación y asistencia técnica, pero hasta ahí. Asimismo, la incubación y aceleración de empresas son herramientas para un grupo muy pequeño y selecto de iniciativas emprendedoras con alto potencial. Ese es el mejor espacio para las alianzas público-privadas. Pero no es posible pensar en la incubación como un fenómeno masivo y generalizado.

Finalmente el acceso al financiamiento. Existen en el país grandes empresas cuyos ingresos y capital puede perfectamente invertirse en “apostar” por nuevas empresas dinámicas e integradas a la economía internacional, que ayudarán al recambio generacional en las empresas y dinamizarán la economía en nuevos e innovadores sectores. ¿Por qué no promover el desarrollo de ese tipo de capitales entre el sector privado?

Considerar estas cinco líneas de acción ayudará a entender a los ciudadanos quienes quieren –de verdad- promover un modelo de desarrollo emprendedor y empresarial asignándole un papel protagónico (y no solo publicitario) las micro, pequeñas y medianas empresas.