¿Trabajar duro o “llevarla suave”? Lecciones de un mundial

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Hace algunos meses, y como parte de una investigación sobre la migración laboral, estábamos analizando no solo las amenazas de las que son objeto las personas migrantes, sino también cual es el aporte que hacen los extranjeros en el país de acogida. En razón de lo ocurrido en Costa Rica con su Director Técnico, creo que vale la pena retomar el tema. En el post anterior llamado, ¿Qué hemos aprendido de los extranjeros? El Legado Emprendedor de los Migrantes, del 5 de mayo del 2013 (http://www.elfinancierocr.com/blogs/pymescopio/extranjeros-legado-emprendedor-migrantes_7_294040594.html), hacíamos referencia a la cuestión idiosincrática asociada a la competencia desleal por el empleo así como falacia de los costos extras que le generaba la persona migrante a la economía. De un lado, las investigaciones muestran que el grueso de la migración se dirige hacia sectores donde los nacionales no quieren trabajar, sea por los salarios o las condiciones (agricultura, construcción, servicio doméstico), y del otro se observa que por lo general las personas migrantes se encuentran en edad productiva y por ello no son frecuentes las enfermedades. Además, investigaciones de la OECD señalan que la presión que ejercen las personas migrantes sobre los servicios de la seguridad social es sobrestimada.

Sin embargo lo relevante se encuentra en dos aspectos: (i) nuestra asociación de que solo lo propio es bueno, o más bien, que debemos defender lo propio sobre lo extranjero (independientemente que sea bueno o no) y (ii) el “know how” que traen los migrantes y nuestras posibilidades de aprender de él.

Sobre lo punto (i) se observa que este sentimiento nacionalista aparece sobre todo en las situaciones de crisis donde las dificultades (por ejemplo, caídas significativas del PIB que llevan a una recesión), son la excusa perfecta para señalar las bondades de lo propio y la necesidad de acciones para evitar la migración. En esa línea, se ha señalado en muchas investigaciones (así como en el anterior artículo aquí reseñado) que el migrante por lo general viene a cubrir un mercado que no es atractivo para la persona nativa. Aunque al mismo tiempo, se ha demostrado que muchas veces las personas locales migran y en el extranjero realizan las mismas labores que en su país no estaban dispuestos a hacer (por el salario allá devengado). Y aunque sucede por lo general en ocupaciones simples, el ejemplo del Director Técnico también puede ser relevante porque si bien “compitió” con otros entrenadores, algo debió haber tenido de diferente para haberlo escogido (o bien salimos con el simplismo de nos equivocamos). Y ahí es donde viene el punto (ii) del know how. Se critica mucho la forma de ser, pero quizás en el argumento queda algo relacionado con el fondo, su vocación por el trabajo duro. Y es que en cualquier deporte, solo destaca la gente que está dispuesta a hacer grandes sacrificios, lo mismo que en una pyme. Solo sobresale la pyme no solo que es innovadora, sino que lleva esa cultura de innovación al día a día, que lo incorpora en el ADN de la empresa. Es decir, que se sacrifica permanentemente para liderar el mercado generando nuevos productos, servicios y/o estrategias, trabajando más duro o por más tiempo, mientras que los demás simplemente “la llevan suave”.

Siguiendo con el ejemplo de una pyme, muchas veces ellas trabajan de lunes a domingo en jornadas extenuantes, con la meta de captar cada vez mas mercado, ofrecer innovación, tener muchos clientes y fidelizarlos. ¿Qué ello requiere sacrificio? No hay duda de ello. Esa es la razón por la cual existen cientos de miles de mipymes que todos los días entran y salen del mercado; pero solo unas pocas que se mantienen y se posicionan en la mente del consumidor logrando el éxito. Ahora bien, ¿Quién es el responsable del éxito del negocio? ¿Los empleados? ¿El líder? ¿Los clientes? ¿Los proveedores? Sin duda todos aportan en la medida de sus conocimientos y competencias, pero sería mezquino negarle al líder su rol central en el éxito del negocio, ya que esa es la persona que orienta, dirige, y ejemplifica.

Como en el caso de la persona migrante, el fracaso no es opción (ya que no puede regresar a la casa familiar en su país de origen, o los costos de hacerlo son mucho más altos que para una persona doméstica), su impulso emprendedor es muchas veces el que le ayuda a superar todo tipo de barreras. Lo mismo sucede con una pyme que con pocos recursos, busca sobresalir en el mercado con base en el conocimiento y la experiencia de su liderazgo. Y aunque en el caso de los migrantes, ellos traen diferente know how, un elemento común en la mayor parte de los casos es la cultura / disciplina de trabajo. ¿Acaso debemos pagarles extra a los colaboradores para que lleguen temprano al trabajo? Y si les exigimos que lleguen a la hora, ¿nos acusarán de acosadores laborales?

De ahí la importancia de aprender y rescatar lo que nos falta para lograr la competitividad de los negocios; tales como la forma de hacer negocios de los venezolanos, colombianos o salvadoreños, el servicio posventa que ofrecen los norteamericanos, la forma de preparar los alimentos de los italianos, mexicanos, peruanos o españoles, etc.

¿Cómo mejoran las empresas locales sino aprendiendo de las buenas prácticas que traen las empresas extranjeras? Sin duda, y si a veces la idiosincrasia local no se ajusta a ellas, tenemos dos opciones, o nos quedamos con lo que tenemos (y sus resultados), o empezamos a cambiar. La decisión está en nuestras manos.