El peligro de las "dietas locas"

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En un mundo en el que la obesidad se convierte en una epidemia y el anhelo de una figura esbelta se convierte en una obsesión, cada vez más, las personas se vuelven “presa fácil” de las nuevas dietas “locas”, como una solución rápida y efectiva sus problemas de peso.

La pregunta que todos nos hacemos es ¿logran estas dietas desbalanceadas reducir el peso y hacerlo rápido? Sí, claro que sí, pero realmente sin mucha “ciencia” ni “milagro”, lo logran como cualquier otra dieta en la que se reduce el consumo de calorías, pero con un alto costo en la salud.

La promesa de una pérdida de peso rápida y fácil resulta demasiado apetitosa para los desesperados por el asunto estético del peso; sin necesidad de pasar hambre ni de hacer ejercicio y comiendo alimentos tan gustosos con un pedazo de carne, queso o tocineta se pueden llegar a perder hasta 2 kilos y medio por semana. Pero, ¿Cómo lo logran?, ¿Cómo afecta o beneficia esta dieta la salud?, ¿Que tan fácil o difícil es mantener el peso perdido usando esta dieta?, son algunas de las muchas dudas que causan polémica en torno a este tipo de dietas y que han despertado el interés de muchos investigadores.

Recordemos que el sobrepeso y la obesidad no son más que un error de “cálculo” o de “presupuesto”: muchos ingresos y poco gasto = ganancia de peso. Esto quiere decir que el balance de calorías que ingerimos vrs las que quemamos, es el principal determinante en la pérdida o ganancia de peso, independientemente de la composición de la dieta, sea alta o baja en carbohidratos, grasas o proteínas….

Cuidado con el significado de dieta

Dieta se define como la combinación de alimentos que una persona realiza en los diferentes tiempos de comida durante todo el día.

Por lo tanto, la palabra dieta es comúnmente mal empleada, ya que por lo general se utiliza para hablar de "dietas locas", las cuales consisten en un aporte de calorías disminuido, acompañado o no de la restricción de uno o varios tipos de alimentos.

Todos los días se inventan nuevas dietas, que ofrecen bajar varios kilitos en poco tiempo y mantener una figura esbelta y aunque muchas lo logran, en poco tiempo pierden su efecto, la persona aumenta más de peso y se pueden empezar a desarrollar daños severos en la salud.

Incluso, un reciente estudio realizado en adolescentes norteamericanas demuestra que las dietas radicales pueden llevar a un cambio metabólico y a un aumento de peso, en lugar de una reducción, como se pretendía.

Aunque el principio fundamental de cada dieta puede ser distinto, todas tienen una característica en común, son hipocalóricas, es decir bajan el consumo de calorías totales (energía) suministradas por los alimentos. El cuerpo al no disponer de la suficiente energía utiliza las reservas de grasa y proteínas musculares, por lo que efectivamente harán que se pierda masa muscular y agua y con ello peso.

En la mayoría de estas “dietas” se favorece el consumo de un tipo de alimentos y se reduce el consumo de otros, que son igual de importantes para el organismo. Por ejemplo, las dietas hiperproteicas (altas en proteína), reducen el consumo de carbohidratos importantes como cereales, granos y frutas; las dietas altas en grasa saturada estimulan el consumo de carnes, huevos y queso y eliminan de igual modo carbohidratos importantes y las vegetarianas reducen las proteínas como carne, pollo y queso. Aún cuando algunas de estas dietas son indicadas por profesionales de la salud, en la mayoría de los casos son promovidas por revistas, reportajes, o charlatanes, que obviamente no toman en cuenta las características, antecedentes y condiciones de salud de cada persona. De ahí lo peligroso de estas dietas ya que una dieta al igual que un medicamento debe ser prescrita de forma individual para prevenir efectos secundarios que pueden llegar a ser muy graves.

El auge de las dietas bajas en carbohidratos o hiperproteínicas o “cetónicas” ha creado mayor confusión con respecto a la manera correcta de comer, ya que recomiendan todo lo contrario a lo que durante años se ha considerado como alimentación balanceada, es decir, mayor proporción de carbohidratos, moderada cantidad de proteínas y limitado consumo de grasas. El régimen tradicional, caracterizado por un alto contenido de fibra, frutas y verduras es avalado por investigaciones científicas que lo relacionan con la disminución del riesgo a contraer enfermedades crónicas, tales como el cáncer.

Los carbohidratos han sido uno de los nutrientes más desprestigiados en los últimos tiempos y considerados por muchos como enemigos cuando de adelgazar se trata; sin embargo mucho de lo que se dice no es cierto y así han surgido las dietas bajas en carbohidratos.

Cada grupo de edad tiene sus requerimientos fundamentales, por lo que una misma dieta NO puede ser aplicada a un mismo grupo de personas cada uno con características y edades diferentes.

El cuerpo humano adquiere los nutrientes que necesita para realizar todas sus funciones de los alimentos que consume, y cada alimento, contiene más de un nutriente pero no todos, por lo que una dieta variada es fundamental. Por este motivo, el cuerpo no puede prescindir de ningún nutriente y de ningún alimento, solo en caso de haber una reacción alérgica o condición patológica que lo establezca.

Las dietas, que solamente incorporan uno o pocos alimentos, como las del agua, la luna, la naranja, el limón, etc, bajan de peso momentáneamente pero no queman grasa. Las personas que las utilizan pueden terminar en desnutrición y algunas hasta con osteoporosis o envejecimiento prematuro. Estas dietas además de ser un fraude porque no están avaladas científicamente, son verdaderas bombas de tiempo, que pueden ocasionar severos daños a la salud y hasta poner en riesgo la vida.

El problema de la mala alimentación radica en el exceso o deficiencia de alimentos, en la cantidad en que se consume cada uno, en el número de veces que se consumen durante el día y en la omisión de alimentos importantes como frutas y vegetales.

El sobrepeso y la obesidad se han convertido en un grave problema de salud pública en muchos países. Su incidencia se asocia con un mayor riesgo mortalidad y morbilidad; y también con muchas enfermedades y padecimientos como la diabetes tipo II, la enfermedad cardiovascular, hipertensión, infarto, problemas respiratorios, y algunos tipos de cáncer entre otras.

A raíz del aumento acelerado en la incidencia de obesidad y de sobrepeso, y al vivir en un mundo cada vez más exigente, muchas personas están tratando de bajar de peso con las dietas de moda, basándose únicamente en su efectividad y sin considerar el riesgo que representan para su salud por su alto contenido de grasa saturadas y colesterol, y por su bajo aporte de fibra y otros nutrientes protectores.

¿La mejor dieta?

La manera más fácil y saludable de comer menos calorías es reduciendo el consumo de grasas ya que estas contienen casi el doble calorías por gramo que los carbohidratos y proteínas. Solo agregando menos grasa a sus alimentos, usted puede estar consumiendo la misma cantidad de comida en su plato pero con mucho menos calorías.

Si a esto le sumamos un régimen constante de ejercicio, buenos hábitos de alimentación y un consumo balanceado de carbohidratos ricos en fibra como los granos integrales, frutas, legumbre y vegetales; obtendremos la fórmula efectiva, saludable y permanente pera conservar un buen peso y una excelente salud.

La combinación ideal es una dieta equilibrada, balanceada y que cumpla los requerimientos nutricionales de cada persona, ejercicio físico diario, descanso, evitar una vida sedentaria y atender a tiempo cualquier enfermedad como la diabetes y la obesidad.

En resumen, recuerde que métodos y dietas para bajar de peso hay muchos y pueden ser efectivas y seguras si son vigiladas y controladas por un nutricionista que establezca un régimen de forma individual, ya que cada persona es diferente y sus requerimientos también lo son y si además la persona desarrolla la disciplina y cambia los hábitos que la llevaron a subir de peso, logrará un resultado exitoso.