Los regalos de la imperfección

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Los dones de la imperfección de Brené Brown, es el título de uno de los libros que he estado leyendo últimamente. Me parece que es un buen recurso para el lector que gusta de leer libros de auto-reflexión.

La autora escribe de una forma sencilla, temas complejos. El objeto de su estudio fue inicialmente entender el impacto de los sentimientos de culpa, de miedo, de vulnerabilidad que experimentamos los seres humanos; a lo largo del libro, la autora comparte, cómo, a través de su investigación, tuvo que observarse a sí misma, e iniciar un proceso de crecimiento personal para poder proseguir y concluir.

Hoy en día es difícil acostarse por la noche sintiéndonos tranquilos, sabiendo que dejamos mucho sin hacer de esa lista de pendientes del día anterior, conscientes de que algunas cosas las hicimos mal durante el día, o que agregamos a nuestra lista de pendientes más tareas nuevas.

Acostarse tranquilo con esa sensación de que las demandas son mayores a nuestros recursos personales, de acuerdo a Brown, no es fácil. Tal vez por eso es tan común el insomnio hoy día, parece que a muchos nos deja despiertos esta pregunta o una similar: ¿cómo dormir tranquilos sintiéndonos dignos de amor, sintiéndonos que somos suficientes, reconciliándonos con la idea de que somos vulnerables, imperfectos y a veces, cobardes?

Esta pregunta se la hizo la investigadora, y fue el objeto de su investigación por años, ella trabaja en la Universidad de Houston y su investigación ha sido conocida por millones de personas a través de la difusión que ha tenido por la publicación de libros, entrevistas, “TED talks”, y muchos otros medios masivos de comunicación.

Así que, por el impacto y la difusión de su investigación, probablemente, concluyo yo, su objeto de investigación, debe ser una pregunta existencial relevante para millones de personas en el mundo.

Según Brown, apropiarnos de nuestra propia historia es un proceso difícil, ya que todos tenemos en nuestra historia de vida, episodios dolorosos y difíciles íntimos que no contamos pero que nos hacen daño (abusos, sentimientos de abandono, reversión de roles, secretos de familia complejos, enfermedades mentales, traiciones, etc.).

Por lo anterior, afirma Brown, que huir de nuestra historia es lo que tendemos hacer la mayoría de los seres humanos. Según ella, hasta que no nos aceptemos a nosotros con nuestra historia (lo cual evidentemente implica un riesgo de sufrir primero para estar bien después) no vamos a experimentar amor, felicidad y sentido de pertenencia auténtico y real.

Hay que saber con quién contamos y con quién podemos compartir nuestra historia. Si compartimos nuestra historia con la persona incorrecta, eso puede ser fatal.

¿Con quién no debemos compartir nuestras intimidades?

- Con quién se apena de uno cuando uno le cuenta algo íntimo.

- Con quién siente lástima por uno.

- Con quién siente que uno le falla por ser “imperfecto”.

- Con quién no sabe manejar las vulnerabilidades humanas.

- Con quién quiere resolverlo todo, incluso lo que no se puede resolver.

- Con quién siempre tiene algo más difícil, más grande, más duro, que le pasó.

La investigadora habla en su libro de la necesidad de conexión que tenemos todos los seres humanos y ella la define como: la energía que existe entre la gente que le permite ser vista, escuchada y valorada por otros sin ser juzgada. Cuando podemos compartir lo que somos sin ser juzgados, eso fortalece la relación de intimidad de esas dos personas y es una forma de amor.

Esa experiencia de conexión es única, irrepetible e insustituible.

A quien le interese el recurso, existe la versión en español: Los dones de la imperfección. Líbrate de quién crees que debería ser y abraza quién realmente eres.