¿Se siente cómodo con la incomodidad?

¿Qué tan buena gestión del estrés tiene usted?

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He estado meditando mucho sobre el tema de no perder la gracia bajo presión. He puesto atención a ciertos líderes que lucen cómodos aún viviendo circunstancias muy incómodas.

La presión produce procesos fisiológicos que son la respuesta del cuerpo ante las amenazas. Cuando nos sentimos amenazados, estamos programados para luchar o escapar (huir). Las amenazas hoy no son tanto a nuestra vida, como a nuestro ego, estatus, sensación de seguridad, reputación, carrera, etc.

En esos momentos de vulnerabilidad, con frecuencia no pensamos claramente y sentimos palpitaciones, sudoración, las personas funcionamos en un modo “automático”, pero este modo no es muy racional; se opera a nivel de alerta experimentando las situaciones como si fueran mucho más amenazantes de lo que en realidad son.

Tener un buen manejo de esa incomodidad, sin que nos haga salirnos de control requiere entender lo que nos pasa, hacer un trabajo de auto-conocimiento y disciplina con el que no se nace, sino que se aprende, tras mucha práctica. Adicionalmente, un buen manejo requiere desarrollar rituales para recuperar el balance.

Cuando no hay una ruta segura, el futuro no se ve claro, hay cambios importantes (enfermedad, pérdida de trabajo, etc.) y nos sentimos amenazados, es momento de aprender a hacer una buena gestión de nosotros mismos, precisamente porque en esos momentos críticos hay mucho en juego.

¿Cuál es el secreto de los líderes que no pierden la compostura ante situaciones de gran estrés?. Hay mucho escrito al respecto, después de todo el estrés es uno de los detonantes más importantes de las enfermedades que sufrimos hoy. De acuerdo a James R. Bailey que publicó en HBR una pieza sobre el tema, hay varias actividades que pueden ayudar a lidiar mejor con el estrés:

  • Cuidar la salud a través del ejercicio, el sueño y la alimentación.
  • Retirarse temporalmente de la situación estresante en la medida de las posibilidadades, asistiendo a un concierto, al teatro, ver una película en la televisión, sentirse acompañado de familia o amigos, son buenos antídotos también.
  • Desarrollar actividades estimulantes para la mente como la lectura, o hobbies, es una tercera categoría de actividades que se pueden incorporar para hacer una buena gestión del estrés.
  • Finamente, rezar, practicar la respiración profunda, dedicar un tiempo para reflexión y/o meditación, tener un coach con quien hablar, son buenas estrategias de renovación.
Hablaba con un cliente que se expresaba de su jefe con gran admiración: “realmente, lo que le admiro es que ante situaciones en que yo (y otros compañeros) hemos estado fuera de control, él permanece tranquilo, escucha atento, no pierde la serenidad. No sé como le hace con la cantidad de responsabilidad que maneja, para mi esa es una de las explicaciones más claras de por qué él es nuestro jefe. No tanto su conocimiento técnico o inteligencia como su compostura y serenidad ante el manejo de situaciones complejas…”

¿Qué tan buena gestión del estrés tiene usted?