A 10 años del inicio de la Gran Recesión

Iliquidez, sobreapalancamiento y mala valoración del riesgo de crédito

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Si usted está en pre o post crisis cumpleañera y recuerda haber escuchado de Bear, Lehman o AIG en problemas, este no es un post que le vaya a ayudar contra los golpes que el paso del tiempo le da a nuestro narcicismo, porque sí, ¡han pasado 10 años ya!: "¡Que rápido pasa el tiempo!, ¿verdad?"

La crisis financiera global, CFG, o la Gran Recesión, como me apunto a llamarla yo también, fue el peor desastre económico desde la Gran Depresión de 1929, y aunque no se ha definido una única causa común como su origen, sí hay un relativo consenso en señalar la quiebra de Bear Stearns como el inicio de ese apocalipsis financiero, o sea, ya el inicio de la CFG está en plena preadolescencia.

La revista Bloomberg Markets® de julio de 2007 dedicó su editorial "Irse tóxico" (de la expresión irse largo -comprar esperando que algo aumente de valor- o irse corto -vender esperando que algo caiga de valor-) y 34 páginas más a la serie de tres artículos "Deuda Tóxica", donde detallaban cómo las hipotecas subprime empaquetadas estaban poniendo en riesgo a la economía estadounidense.

Esa visionaria serie de artículos, a pesar de postular esta revista como finalista al Premio de la Revista Nacional del año 2007, se quedó corta, puesto que la securitización -empaquetamiento- de hipotecas basura no estaba poniendo en riesgo solamente a la economía estadounidense, sino a la mundial. Mientras tanto este ejemplar espera en mis manos alguna de esas locuras de coleccionistas.

Esa crisis local de hipotecas basura resaltó la importancia de la banca en el engranaje de la economía mundial.

Hace unas semanas, haciendo amigos aquí, mencionaba el concepto de las tijeras de Marshall, pues bien, la crisis financiera global puso de manifiesto la importancia de esa visión, si caían los grandes bancos, el ahorro de sus clientes -muchos en cantidad y volumen- se disipaba y entonces el financiamiento del que se apoyaban familias y empresas desaparecía.

Más adentrados en la crisis, la caída de un participante aún más grande que Bear, este es Lehman, dejó muy muy claro como las decisiones de política monetaria de la FED no podrían tomarse considerando una perspectiva local/nacional, dadas las interrelaciones del mundo actual, aspecto que ha llevado a reescribir algunos capítulos de los principales libros de teoría monetaria.

El financiamiento es la sangre de las empresas

"Enséñale a un loro los términos de oferta y demand a

y tendrás un economista-"

Thomas Carlyle

La inversión es la que mueve a una economía, y el financiamiento, en sus diversas formas, es la sangre que mueve a las micro, pequeñas y medianas empresas, eso es un aspecto que ya hemos tratado aquí, pero que nunca está de más recordar, más cuando algunos aún repiten como loros, aquí estoy parafraseando a Carlyle, que el consumo es el que mueve a las economías .

La Gran Recesión dejó una profunda huella socioeconómica y política al mundo entero, una huella que aún hoy, 10 años después desde su inicio, sigue presente en forma de un lento crecimiento económico y un mercado laboral que reclama más flexibilidad y movilidad.

En la esfera política, ese lento crecimiento y empleo selectivo ha provocado fuertes soluciones de esquina en las contiendas electorales a nivel global, presentándonos sociedades que viajan -votan- desde la jorobada izquierda hasta la mezquina derecha, creyendo que ambas soluciones son sustitutas perfectas, olvidando lo que los franceses nos enseñaron sobre los ideales de libertad y de fraternidad, eso sí, haciendo uso de la soberanía popular.

Si hay algo positivo en este repaso, es que para la mayoría de los que hoy están vivos y se aferran a la vida biológica, es muy probable que no vuelvan a vivir otra crisis similar, tal como lo afirmó hace poco menos de un mes la Presidente de la Reserva Federal, Janet Yellen.

Hoy la banca está más regulada, algunas reglas han venido con el objetivo de encarecer el mantenimiento de entidades muy grandes para caer, esas reglas desincentivan la formación de esas organizaciones sistémicamente importantes, invitándolas -vía costos, vía rentabilidad- a hacerse más pequeñas.

Con esto se busca que en una eventual nueva recesión el riesgo moral de sostener esas instituciones con fondos públicos no se presente, y se dejen quebrar, tal como ocurrió con los más de 450 bancos estadounidenses que cerraron entre setiembre de 2008 y finales de 2012, una cifra nada pequeña y que intensionalmente los amantes del harakiri financiero global olvidan mencionar.

Entre 1929 y 2008 se aprendió mucho, muchísimo, la economía dio pasos agigantados, ese aprendizaje hizo que la Gran Recesión no pasara de eso, una recesión, esperemos y aprendamos para que a las próximas les quede siempre grande el adjetivo de Gran.