¿Por qué no alcanza la plata?

Emociones versus Razonamiento

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No son pocas ocasiones en que los medios de comunicación nos dicen, ya sea a través de improvisadas entrevistas a transeúntes o por medio de encuestas, que las personas tienen la sensación de que "el dinero no alcanza", que "el costo de la vida cada vez es mayor", o cualquier otra de esas usadas frases para reflejar esa sensación de penuria.

Esto sucede a pesar de que para el caso de nuestro país en los últimos 21 años, el ingreso real, medido a través del PIB a paridad de poder adquisitivo por persona empleada, ha aumentado un 37% o un 2% por año, lo que nos indica que el estándar de vida ha venido mejorando, que hoy tenemos una calidad de vida 37% mejor a la de una generación atrás, tal como se muestra en el siguiente gráfico.

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Hoy los ticos consumimos un sin fin de bienes y servicios que hacen 10, 20 o 30 años no existían o eran inalcanzables, pero aun así: "la plata no alcanza".

Las personas somos insaciables

Tal como lo mostraba La Nación en Junio del 2014, con el artículo de Patricia Leitón "Aumento en ingreso modificó gasto en consumo de hogares", las personas tienden a modificar su consumo, tanto en cantidad como en variedad, conforme aumenta su ingreso, lo cual ocurre en parte por el principio de insaciabilidad local, el cual nos dice que las personas prefieren siempre una cantidad mayor de un bien a una menor.

Esto no tiene que verse como algo negativo, al final del camino todos trabajamos para consumir, a menos que seamos Rico McPato. Esa satisfacción de más y mejores necesidades implica que estamos alcanzando un mayor bienestar, cada individuo a través de decisiones propias alcanzará un mejor bienestar, no porque esas decisiones sean las mejores en sí mismas, sino porque son las propias (aquí estoy parafraseando a J.S. Mill).

Conocer y entender el principio de insaciabilidad local nos permite separar el grano de la granza: al tener claro que este principio afecta nuestra toma de decisiones, conscientes e inconscientes, podemos cambiar nuestro comportamiento.

Paul MacLean, médico y neurocientífico norteamericano, con significativos aportes a la psicología y la psiquiatría, desarrolló una teoría sobre el cerebro triúnico, donde divide el cerebro humano en tres cerebros, explicados por la evolución: el cerebro repitiliano, que controla nuestro instinto de supervivencia; el cerebro límbico, el cual regula nuestras emociones, y finalmente el cerebro neocortex, al cual se le atribuye nuestra capacidad de razonamiento.

¿Qué tiene que ver esto con que la plata no alcance? Pues bien, aunque nos creamos muy racionales todos, muchísimas de nuestras decisiones no son tomadas racionalmente, no son tomadas utilizando nuestra neocorteza, sino que son dominadas por el cerebro límbico y en algunos casos, casos que llegan a ser muy lamentables, por el cerebro reptiliano.

Este principio ha influido en los programas de inteligencia emocional o en los mismos programas de coaching, programas que han venido tomando mayor importancia en los últimos años tanto para las empresas como para las personas.

Finalmente, ya podemos argumentar como se llega a que a pesar de que las personas consumen una pantalla plana, una ida al cine o una cena en familia, siempre, casi inmediatamente, van a querer otra pantalla (la última que la tecnología ofrece), ver la "nueva última" película de la que todos hablan o comer esa otra porción de helado.

Para evitar la sensación de que "la plata no alcanza", o peor aún, vivir bajo esa situación, es importante que todos tengamos claro que conforme se van satisfaciendo las necesidades más básicas irán apareciendo otras de menor importancia, y que cuando se llega ahí, debemos calmar las emociones y recurrir a nuestra recién desarrollada neocorteza, a nuestras decisiones racionales.