La nube: el siguiente paso de la transformación digital para organizaciones del sector público o privado

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Gracias a la tecnología, las organizaciones, emprendimientos e instituciones costarricenses lograron seguir operando en los momentos más desafiantes de la crisis de salud. La tecnología les permitió reaccionar, habilitar la colaboración y educación remota, la telemedicina o la creación de plataformas digitales para entregar a los ciudadanos los servicios del Estado. Organizaciones de todos los sectores y tamaños han empoderado a sus equipos, llegado a nuevos mercados, optimizado sus operaciones y reducido sus costos. Así hemos visto a la Universidad Latina de Costa Rica y la UAM impartir clases remotas a más de 30 mil estudiantes, o al Ministerio de Educación habilitar la enseñanza virtual a cientos de miles de estudiantes del país. Miles de agricultores afiliados a Coopevictoria encontraron una solución en la virtualidad para seguir productivos, y el Hospital CIMA de San José habilitó un servicio en la nube que permite a los pacientes tener y compartir con su médico los resultados de sus exámenes sin salir de casa.

Pero además del trabajo híbrido y las ventajas de la virtualidad, la nube está en el origen de una transformación más profunda. Un estudio de KPMG revela que las tecnologías con mayor potencial de creación de valor a largo plazo son el Internet de las Cosas, automatización, Inteligencia Artificial, blockchain, realidad aumentada y virtual. Todas ellas se basan en data, y, a la vez, generan enormes cantidades de información. De 2 billones de dispositivos conectados que hay hoy en día, pasaremos a 50 en el 2030, que emitirán trillones de señales. El aprendizaje automático, la ciencia de datos y la potencia de cómputo pueden convertir esa data en valor para las organizaciones, y en oportunidades para tomar decisiones claras y fiables.

Sin embargo, se estima que el 73% de la data que tienen las organizaciones no se analiza porque suele estar aislada, en silos, es de baja calidad o está desconectada, lo cual hace que no sea posible “razonar” sobre ella para tomar decisiones reales y oportunas para mejorar el desempeño, atender mejor a los clientes y ciudadanos y comprender “insights” valiosos para el diseño de estrategias de negocio o políticas públicas basadas en data real. Además, en el pasado, analizar esta información requería enormes capacidades de cómputo, inversiones en infraestructura y personal especializado, dejándolas fuera del alcance de la mayoría de las organizaciones. Hoy la tecnología se ha democratizado gracias a la nube.

La computación en la nube pone estas soluciones al alcance de cualquier organización de cualquier sector, pues permite un almacenamiento seguro sin necesidad de invertir en servidores propios, costos y personal de mantenimiento o computadores potentes. Además, la nube es elástica y se paga sólo por consumo, lo cual evita invertir en capacidades que estén ociosas en previsión de un eventual pico de demanda. Adicionalmente, la nube es la puerta de entrada a cientos de servicios de analítica e Inteligencia Artificial, de modo que las organizaciones no necesitan contratar expertos, desarrollar sus propios modelos analíticos o soluciones de data: en la nube Azure hay más de 200 servicios que están listos sacar provecho de la data, parametrizarlos según las necesidades de la organización y pagar sólo por consumo.

Y esta no es una oportunidad que atañe solo al sector privado. En el caso de las instituciones públicas, luego de haber reaccionado y asegurado la continuidad de las operaciones y servicios del Estado, los gobiernos se encuentran en una nueva etapa en la cual se replantea su interacción con los ciudadanos -cada vez más digitales-, la necesidad colaboración entre agencias, la mejora o creación de nuevos servicios basados en datos que incorporen analítica, datos abiertos y un enfoque sólido de seguridad y privacidad.

Y es que los gobiernos están trasladando cada vez más las cargas de trabajo a la nube para reducir los costos de TI , mejorar su agilidad, y escalabilidad, algo clave cuando se requiere una expansión inmediata de los servicios, como hemos visto durante la entrega de subsidios relacionados con la pandemia. Según cifras del BID, la tecnología en la nube brinda facilidad a la gestión estatal y disminución de un 50% en los tiempos de implementación de los proyectos tecnológicos, ahorros cercanos al 30% en el gasto, acceso a mejores estándares de calidad de servicios digitales e innovaciones.

Así pues, las instituciones públicas encuentran en la nube un recurso invaluable y en Microsoft un aliado que ha desarrollado una solución única para gobiernos. Esta nube para gobierno toma en cuenta las necesidades específicas, los servicios de mayor valor y las exigencias regulatorias que son propias del sector público, y ofrece una plataforma basada en los principios fundamentales de seguridad, privacidad y control, cumplimiento y transparencia. Microsoft ofrece varias configuraciones de estas plataformas en la nube para satisfacer las necesidades de la mayoría de las organizaciones gubernamentales, incluidos los entornos híbridos, lo que le permite modernizar su infraestructura heredada de una manera flexible que funcione mejor para cada organización, con 90 certificaciones de cumplimiento para ayudar a las organizaciones gubernamentales a cumplir con los requisitos nacionales, regionales y globales.