A sus 18 años, el PAC alcanza madurez política

La agrupación enfrenta retos como convertir el caudal de votos que recibe en las segundas rondas en una base partidaria

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El Partido Acción Ciudadana (PAC) celebró por adelantado sus 18 años de existencia este 1.° de abril probando más allá de cualquier duda su madurez política.

La agrupación –nacida en diciembre del 2000 – encadena dos administraciones seguidas, algo que en la historia moderna del país solo habían conseguido los partidos tradicionales Liberación Nacional (PLN) y la Unidad Social Cristiana (PUSC). Por primera vez ganó una provincia fuera del Valle Central. Y lleva a Zapote a una figura cuya vida política nació y se desarrolló en exclusiva bajo la bandera rojiamarilla.

Sí, la victoria sorpresivamente arrolladora de Carlos Alvarado en la segunda ronda evidencia el desarrollo de la capacidad logística, territorial y programática del PAC. Ahora los retos son otros. Debe capitalizar los votos de la segunda ronda en una verdadera identificación partidaria, mostrar que puede negociar con éxito en las movedizas arenas del Congreso, y purgar los errores de la administración Solís Rivera –la primera a su haber–.

La promesa del cambio

El PAC nació en diciembre del 2000 cuando Ottón Solís, un crítico innato y abanderado de la ética, abandonó las filas liberacionistas para combatir toda forma de corrupción.

A lo largo de casi dos décadas el PAC ha tenido un crecimiento doloroso. Debutó en las elecciones del 2002 cuando el apoyo popular se materializó en la elección de 14 diputados rojiamarillos. La experiencia fue aleccionadora pues esta primera fracción legislativa se quebró y seis de sus miembros conformaron el Bloque Patriótico Parlamentario.

En las elecciones del 2006 el partido obtuvo el apoyo popular más alto de su historia en primera ronda. Alcanzó el 39,80% de los votos válidos en una reñida contienda entre Ottón Solís y Óscar Arias, del PLN.

Tras dos procesos electorales de progreso sólido, el PAC tuvo su primer resbalón en 2010, año en que la liberacionista Laura Chinchilla se convirtió en la primera Presidenta del país con 896.516 votos válidos.

Para el PAC la cuarta fue la vencida. Luis Guillermo Solís, exliberacionista, se convirtió en el primer candidato rojiamarillo en llegar a Zapote. El ejercicio del poder es una tarea llena de obstáculos. Solís y su equipo no carecen de logros –destaca la reducción de la pobreza y cifras récord en atracción de Inversión Extranjera Directa en 2017, por mencionar dos–.

Sin embargo, su administración estuvo condicionada por la Asamblea Legislativa más fraccionada en la historia. Un Congreso con el que la Casa Presidencial de Solís nunca logró tender puentes efectivos que le permitieran aprobar proyectos clave.

Además, el primer gobierno del PAC vió estallar el Cementazo, un escándalo de corrupción investigado por una comisión legislativa de la que forma parte Ottón Solís.

Prueba de fuego

Tras arrasar en los resultados electorales del 1.° de abril, el PAC se enfrenta a grandes retos: la fortalecer la identificación partidaria y construir un gobierno de unidad nacional en el Poder Ejecutivo y Legislativo.

En la segunda ronda los rojiamarillos lograron una contundente ventaja en los municipios más populosos. En Cartago obtuvieron 57,3 puntos de ventaja, Alajuela con 20, San José con 19, Desamparados con 17,6, Pérez Zeledón con 8 y Alajuelita con 31.

Además logró arrebatar a Restauración Nacional 18 municipios que había ganado en primera ronda y la victoria en Guanacaste marca un hito en la historia del PAC.

Tras recibir el apoyo del 60,65% de los votos emitidos el desafío es mantener la identificación partidaria para los próximos años; más aún cuando la historia demuestra que el PAC se infla para los procesos electorales y después se desinfla.

Para sustentar esta afirmación basta con recordar el histórico apoyo que recibió la agrupación en el 2006, cuando alcanzó el 39,80% de los votos válidos. Sin embargo, en marzo del 2008 una encuesta de Unimer publicada por La Nación demostró que el nivel de apoyo hacia el partido era tan solo del 13%.

Si se analiza una fecha más cercana, también se evidencia el deterioro. Durante la segunda ronda del 2014, la agrupación pasó de obtener el 77,76% de los votos a un débil 21,63% de apoyo en la primera ronda del 2018.

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Ottón Solís es consecuente con este panorama y asegura que las fortalezas partidarias se miden en primera ronda más no en segunda, cuando las opciones para elegir al mandatario son menores. Sin embargo, la incógnita que surge es cómo lograrán que ese apoyo masivo, incluso fuera del Valle Central, sea sostenible a futuro.

“Con una buena gestión, con la revolución ética, manejando el Estado con eficiencia”, afirmó a EF Ottón Solís.

El otro gran reto que deberá superar la agrupación está relacionado con las negociaciones que deberá dirigir desde el Poder Ejecutivo y protagonizar en el Poder Legislativo. En esta ocasión el PAC solo obtuvo diez diputados, por lo que al igual que en las elecciones, deberá apelar a otros frentes para obtener respaldo.

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En años anteriores la negociación no ha sido precisamente el fuerte del PAC, un partido que nació denunciando los pactos de la época del bipartidismo. Sin embargo, la propuesta del Presidente electo es mucho más abierta que el proceso de construcción del Gabinete de la administración Solís Rivera.

“Tengo plena conciencia de que en el pasado múltiples diferencias nos han separado. De mi parte pongo a disposición la mejor de las voluntades para construir puentes y toda la disposición al diálogo y la escucha”, dice la carta que Carlos Alvarado, presidente electo, le envió al PLN.

Un tercer reto de importancia para el PAC, un partido que enarbola la lucha contra la desigualdad y la protección al agro, es lograr una conexión más real y profunda con las poblaciones rurales y pobres. Aquellas comunidades que ocupan un lugar central en sus política, pero donde suele obtener poco caudal de votos en los procesos electorales.

El mismo fundador del PAC ha entonado el mea culpa a nombre del partido al afirmar que la victoria del 1.° de abril es una segunda oportunidad que el electorado les confiere y a la que llegan con deudas. La agrupación tiene cuatro años más para saldarlas.