Acuerdo entre EE.UU. y China devuelve paz al comercio mundial, al menos por ahora

“Estamos contentos para Comex lo más importante es que el acuerdo que no altera las reglas multilaterales y no representa una amenaza para los productos de Costa Rica”, explicó Dyalá Jiménez, ministra de Comercio Exterior

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La guerra arancelaria entre Estados Unidos (EE.UU.) y China mantuvo en vilo al mundo por más de veinte meses, pero ahora una reciente tregua comercial disminuye las tensiones y devuelve la paz a la economía mundial.

El reciente acuerdo marca la nueva ruta entre las potencias y, además, deja libre de impacto a las exportaciones costarricenses.

El texto le permite al presidente estadounidense Donald Trump proclamar victoria en esta guerra comercial justo cuando se enrumbra a una amarga contienda electoral para conseguir su reelección y enfrenta un juicio político.

Sin embargo, habrá que esperar a que los términos del pacto salten del papel a la práctica para poder medir su impacto real, así como la anuencia del gobierno de Pekín de cumplir lo estipulado.

Lo que sí es seguro es que las exportaciones de Costa Rica no experimentarán ninguna afectación, y más bien podrían beneficiarse de los nuevos aires de paz en el mercado internacional, según estiman las autoridades del Ministerio de Comercio Exterior.

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¿Quien ganó el pulso?

El primer ganador de la distensión que trae el acuerdo es el mercado internacional. La guerra comercial entre ambas potencias ensombreció el panorama económico mundial durante el año pasado.

Ahora el Banco Mundial proyecta un crecimiento mundial del 2,5% lo que indica un repunte leve de 0,1 puntos porcentuales con respecto al 2019, cuando se dio el peor desempeño desde la crisis financiera internacional.

Ese leve crecimiento económico se dará en tanto el comercio y la inversión se recuperen, advirtió el organismo multilateral.

Aunque no sale necesariamente fortalecida del proceso, la Organización Mundial de Comercio (OMC) podría ver con complacencia el reconocimiento que China y EE. UU. hacen en su acuerdo de los beneficios del crecimiento del comercio y de su adhesión a las normas internacionales.

Uno de los triunfos para el presidente Donald Trump se da en la transferencia de tecnología, un tema espinoso y además el germen de la guerra comercial.

Las potencias acordaron que el intercambio se realice de manera voluntaria y con acuerdos mutuos, por lo que se comprometen a mejorar la confianza y la cooperación. Meses atrás y en medio de las más álgidas tensiones, el presidente Trump acusó a China de robar secretos de Occidente e incluyó a Huawei en una lista de empresas, que según él, espiaban a favor de Pekín.

Una de las obligaciones del acuerdo es que las personas físicas y jurídicas podrán operar libremente en cada jurisdicción y sin ninguna presión para transferir tecnología hacia la otra parte. Otra conquista para los estadounidenses es que China aceptó que el secreto comercial es un elemento central para optimizar el ambiente empresarial.

Pekín tuvo un punto a su favor en el apartado cinco, donde se abordan las políticas macroeconómicas, tasas de cambio y transparencia. En julio del 2018 Trump descargó contra la potencia asiática y la Unión Europea (UE), acusándolas de manipular sus monedas.

En ese momento el yuan retrocedía cerca del 10% respecto al dólar, lo que favorecía las exportaciones del gigante asiático.

Ahora se respetará la autonomía –de la política monetaria– de ambas naciones, y esta se regirá de acuerdo a las leyes internas.

Sobre la comercialización de alimentos y productos agrícolas, las potencias plasmaron su deseo por intensificar la cooperación agrícola a fin de expandir el sector. Lo que sugiere una victoria para Xi Jinping y Donald Trump.

En ese punto se definieron reglas para la importación en el mercado asiático de productos como fórmula infantil; carne de cerdo, de vaca y procesada; ganado; aves; mariscos; alimentos para mascotas y sistemas electrónicos de información sobre carne y aves.

Nuevamente EE.UU. logró alinear a China a las reglas del comercio multilateral; un ejemplo es la importación de la carne de vaca hacia el mercado asiático, aquí Trump logró que continúe el protocolo que se implementa desde el 2017 y que este prevalezca en caso de inconsistencias.

Otro ejemplo de que China se apega a las reglas del comercio multilateral es con las cuotas arancelarias; desde el 31 de diciembre de 2019 los contingentes arancelarios para el trigo, arroz, y maíz deben apegarse a los acuerdos de la OMC.

Sin impacto

Las fuentes consultadas por EF mostraron su complacencia con el acuerdo comercial, ya que este da un respiro al comercio multilateral que estuvo en medio de una gran incertidumbre a lo largo de 20 meses.

Este es un paso importante para volver a un esquema de comercio regido por reglas, considera Fernando Ocampo, decano de Lead University y exviceministro de Comercio Exterior. “La guerra comercial no le hace bien a nadie”, agregó.

El Programa Macroeconómico del Banco Central de Costa Rica (BCCR) de agosto del 2019 indicó que varios factores impactaron la producción nacional, entre ellos se encontraba la disputa comercial entre las potencias.

De momento el Ministerio de Comercio Exterior (Comex) no ha detectado que el acuerdo tenga un impacto negativo sobre las transacciones costarricense que se hacen en el mercado asiático, aseguró la jerarca de la cartera, Dyalá Jiménez.

Esto se debe a que la oferta exportable de EE.UU. no es competencia para Costa Rica porque son economías diferentes, especialmente en el sector agrícola. En ese sector la potencia norteamericana exporta commodities como trigo, soya y maquinaria, acusó Pedro Beirute, gerente general de Procomer.