Acuerdos mega-regionales agitan las aguas del comercio mundial

Países excluidos de los grandes acuerdos comerciales enfrentarían problemas para competir

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Las negociaciones comerciales entre bloques de países que unidos representan el grueso del intercambio mundial de bienes y servicios podrían, de llegar a cristalizarse, cambiar las reglas del flujo de exportaciones e inversiones en el mundo.

El Acuerdo Transpacífico de Asociación (TPP, por sus siglas en inglés) y la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (TTIP, por sus siglas en inglés) son negociaciones estratégicas que involucran a los grandes socios comerciales de Costa Rica.

Estados Unidos es el elemento en común entre ambos acuerdos megarregionales; sin embargo, estos incluyen también a la Unión Europea, Japón y algunos países latinoamericanos.

La apuesta de las autoridades locales ante el avance en estas negociaciones megarregionales es la incorporación del país a la Alianza del Pacífico, donde convergen Colombia, Chile, México y Perú.

Sin embargo, unirse a las filas de la Alianza es una decisión que todavía depende de estudios técnicos y que enfrenta la oposición de algunos sectores productivos.

“Hemos hecho los primeros análisis sobre el potencial impacto de la profundización de la liberalización arancelaria que implicaría nuestra integración a la Alianza del Pacífico y hemos obtenido resultados positivos. Estamos en proceso de refinar y pulir aún más los resultados y esperamos tener una versión más robusta de este análisis para darla a conocer oportunamente”, explicó Alexander Mora, ministro de Comercio Exterior (Comex).

¿Qué son?

Durante años, los tratados de libre comercio bilaterales o multilaterales han marcado las rutas que siguen el flujo de bienes y servicios.

Hasta el 2013, la Organización Mundial de Comercio había sido notificada de más de 400 acuerdos regionales de libre comercio.

Sin embargo, la frustración con el lento crecimiento del comercio mundial en los últimos años y el estancamiento de negociaciones globales, como la Ronda de Doha, abrieron la puerta para que las naciones buscaran nuevas formas de dinamizar el intercambio.

De ahí, el surgimiento de negociaciones de mayor dimensión.

Estos acuerdos megarregionales involucran a una mayor cantidad de actores con diferentes niveles de desarrollo, abarcan mayores volúmenes del comercio mundial y trascienden el plano de la liberalización comercial.

“Un objetivo muy importante de estos acuerdos es brindar una base sólida para el continuo desarrollo de las cadenas globales de valor que, como sabemos, representan una buena parte de la producción industrial a nivel mundial”, aseguró Anabel González, exministra de Comercio Exterior.

Los dos grandes acuerdos megarregionales tienen en común a Estados Unidos.

El presidente estadounidense, Barack Obama, está invirtiendo parte importante de su capital político en impulsar el TPP en el Capitolio.

Este Acuerdo Transpacífico de Asociación incluye a 18 países del círculo del Pacífico, representa el 40% de la producción mundial y el comercio entre sus potenciales integrantes ascendió a $2 billones.

Los motivos de Obama no son solo comerciales. Washington procura mantenerse vigente en el sureste asiático ante el avasallador surgimiento la influencia china.

De ese impulso también se ha beneficiado el TTIP entre Estados Unidos y la Unión Europea, y la Asociación Regional Económica Integral que negocian 16 países asiáticos entre los que se incluye China.

La respuesta latinoamericana ha sido la formación de la Alianza del Pacífico, que pretende liberalizar el movimiento de bienes, servicios, personas y capital entre sus cuatro miembros.

Sin un asiento en la mesa de negociación quedan grandes regiones, especialmente las menos desarrolladas como África, Centroamérica y Oriente Medio.

Estrategia local

En las filas de los excluidos está Costa Rica, por los menos de los acuerdos megarregionales de mayor peso.

Quedarse fuera de estos acuerdos le restaría competitividad al país en las cadenas globales de valor.

Los acuerdos regionales, y por ende los megarregionales, utilizan el principio de acumulación de origen gracias a los cuales, para producir una mercancía destinada a cualquier país del bloque, una empresa puede usar ilimitadamente insumos y materias primas de todos los demás países del miembros.

Esto le brinda muchas opciones de aprovisionamiento y crear economías de escala.

Costa Rica ha construido una plataforma de 13 TLC, que comprende al 85% de los flujos de comercio de bienes del país, según Comex.

Con el surgimiento de los tratados megarregionales, esa plataforma requerirá de refuerzos.

Hasta el momento, la apuesta es la integración del país a la Alianza del Pacífico. Una incorporación que se analiza desde el gobierno pasado sin que se llegue a concretar hasta la fecha.

La posibilidad de buscar unirse a los otros tratados en negociación sería sujeta al mismo proceso de análisis.

“Como hemos venido insistiendo en el Ministerio de Comercio Exterior, la decisión respecto de integrarse a este tipo de iniciativas debe analizar tanto los impactos de ingresar como los que se podrían esperar de no hacerlo”, aseguró Mora.