Agro evitó la paralización total por la pandemia, pero lucha por tener sostenibilidad

A octubre de 2020, la actividad agropecuaria decreció un 2,9%, la mayor reducción desde marzo de 2009, la cual obedece a la menor producción de piña, banano, raíces y tubérculos

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A pesar de que el 2020 no significó una paralización total de operaciones para el sector agropecuario, se enfrentaron cara a cara con una contracción sustancial en sus exportaciones, con el reto de mantrener la cadena de producción y distribución, y con nuevas formas de comercializar —fundamentalmente digitales—.

Este sector ha arrastrado situaciones difíciles a lo largo del tiempo, sin embargo por la pandemia experimentaron una mayor reducción en la colocación de sus principales productos en el mercado, una baja en los precios que provocó el declive de sus exportaciones, la regulación de la mano de obra migrante para mantener el trabajo, entre otros factores.

A octubre de 2020, la actividad agropecuaria decreció un 2,9%, la mayor reducción desde marzo de 2009, la cual obedece a la menor producción de piña, banano, raíces y tubérculos, según datos citados por la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria.

Asimismo, Renato Alvarado, ministro de Agricultura y Ganadería, afirmó que el sector tuvo un impacto directo por los cierres de hoteles, restaurantes y bares, ya que alrededor del 30% de los productos dejaron de comercializarse y eso comenzó a afectar el precio hacia la baja.

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Las exportaciones

Juan Rafael Lizano, presidente de la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria (CNAA), expresó que las exportaciones agropecuarias y agroindustriales representan el 42% del total de las ventas nacional al exterior.

Según datos de Procomer, las exportaciones del sector agrícola, pecuario y agroindustrial a octubre 2020, aumentaron 1,9% en su variación interanual, respecto al mismo periodo del año anterior.

El sector agrícola registró un 0,1%, agroindustria un 6,1%, y pecuario y pesca un -1,5%.

Asimismo, en noviembre de 2020 las exportaciones representaron $222.480, cifra que está por encima del mismos periodo de años anteriores.

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Las exportaciones se mantuvieron estables al inicio de la pandemia, pero conforme avanzaba el año, con los bloqueos, cierres, huelgas y efectos climáticos estas comenzaron a bajar.

Productos como la piña y el banano lograron mantenerse estables hasta que comenzaron a tener contracción como consecuencia de la disminución de la demanda en los mercados europeos.

El sector melonero y de sandías también reportó complicaciones, muchas de las exportaciones que iban en barcos camino a ser entregadas, a la llegada al puerto se encontraron con cierres en supermercados y tiendas, lo que provocó la pérdida de esas frutas.

Asimismo, el sector cárnico fue uno que sufrió de manera importante, especialmente el sector porcino que mostró dificultades de comercialización, ya que a pesar de que se logró abrir el mercado de China para su exportación, siempre hubo contracción de la demanda.

“En exportaciones se vieron afectados piña, banano, follajes, raíces y tubérculos, los floricultores tuvieron que botar una gran cantidad de flores, ese impacto fue letal y se está sobreviviendo a puro trabajo y dedicación, toda esa economía se desbalanceó totalmente”, comentó Guido Vargas, secretario general de Unión de Pequeños Productores Agropecuarios Costarricenses (UPA).

Por otra parte, muchas de las importaciones permanecieron, pero algunas sí tuvieron una tendencia a la baja, ya que la contracción del consumo hacía que no fuera tan necesaria por la cantidad de producción nacional.

Pese a esto, industrias más grandes como supermercados o transnacionales hicieron importación de productos cárnicos, lo cual impactó el mercado interno.

Las exportaciones mensuales pecuarias como la carne bovina, los lácteos y huevos tuvieron una contracción de$21.520, en comparación con $33.960 en noviembre del 2019.

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Empleo

La fuerza de trabajo del agro en el tercer trimestre de 2020, evidenció un aumento de 5.230 personas, lo que representó un 2% adicional con respecto al mismo trimestre del 2019, registrando un total de 270.637 personas.

Asimismo, la actividad ocupa el segundo lugar como generador de empleo en el país.

Según Alvarado, el sector permaneció bastante estable en el empleo durante los primeros meses de la pandemia, y afirma que casi al final del año hubo un pequeño repunte de la mano de obra.

“La mano de obra migrante tiene un gran arraigo en el país. El reto ha sido el cómo hacer para poder regularizarla y que trabajen, que no se les cobren multas a los productores, hacer promoción de los puestos de trabajo para los costarricenses, y posteriormente hacer todo el protocolo para traer a los migrantes nobes y nicaragüenses, que también están viniendo para hacer la recolección de la cosecha de café”, dijo el ministro del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG).

No obstante, la población desempleada en este sector durante el tercer trimestre de 2020 se estimó en 33.926 personas, un 37,6% mayor que la registrada durante el mismo período del 2019, lo que significa que la población desempleada aumentó en 9.263 personas en forma interanual.

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“Son las personas en la fuerza de trabajo que estaban sin empleo en la semana de referencia —disponibles para participar de la producción de bienes y servicios económicos—. Ellos buscaron trabajo pero no lo encontraron, sin embargo, realizaron medidas concretas de búsqueda durante las últimas cuatro semanas”, según la Secretaría Ejecutiva de Planificación Sectorial Agropecuaria (Sepsa).

En cuanto a la tasa de desempleo, esta se calculó en 12,5%. Interanualmente, dicha tasa es la más alta registrada durante los últimos cuatro años (tercer trimestre de cada año).

Apuesta en la innovación y retos para el 2021

Para el año entrante, el Ministerio de Agricultura y Ganadería tiene como plan el trabajo en la innovación, en la transferencia de tecnología, y en la búsqueda de mecanismos de financiamiento para el sector.

Durante la pandemia, el MAG logró desarrollar una plataforma llamada La Finca, la cual se encuentra actualmente en operación y permite que los productores puedan comercializar de una manera más expedita y directa con los consumidores.

Asimismo, cuentan con un programa llamado Agro Innovación, en el cual están implementando alta tecnología en las fincas para mayor eficiencia, productividad, y adaptación al cambio climático. Por lo que, desde el ministerio estimulan este recurso que el sistema financiero no les otorga fácilmente.

“Los niveles de riesgo que tienen estipulado los agentes financieros como bancos, cooperativas y el Sistema Banca para el Desarrollo, dificulta que los productores puedan acceder de una manera más eficiente y más rápida al recurso, y eso retarda de manera importante la transferencia y la innovación, ya que innovar pues tiene altos costos”, dijo Alvarado.

En cuanto al acceso al crédito, según Vargas, en agriculturas más organizadas se dan más posibilidades, pero los más pequeños, como lo son la producción familiar, los que están en las costas y fronteras, tienen mínimas oportunidades.

Lo anterior supone un reto grande para el agro en el 2021, para el que se piden reformas estructurales claras para que el país deje de ser un lugar caro para la producción.

“Esto no va a cambiar si no hay una actitud conjunta con los productores y el estado, las tarifas altas en los puertos, combustibles, energía, seguridad social, tiempo laboral, los precios de los insumos, que las políticas de comercio exterior estén bien engranadas con el sector y la economía”, expresó Vargas.

Pese a estos grandes retos —presentes desde años anteriores— el sector tiene una perspectiva positiva en términos de eficiencia, eficacia y productividad, para que la actividad pueda ser resiliente, no solo ambientalmente, sino económica y socialmente sostenible.