Caldera, a recuperar tiempo perdido

Construcción de muelle granelero iniciará el 15 de enero; retrasos trajeron pérdidas por $125 millones

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Puerto Caldera tiene para contar una historia llena de retrasos en la construcción del nuevo muelle granelero.

Juan Ramón Rivera, presidente de la Cámara de Industrias de Costa Rica (CICR), señaló la ausencia de esa obra como una de las piezas del engranaje nacional que más extrañó el sector empresarial durante el año pasado.

Ya en la anterior edición de EF, se reportó la molestia del sector privado por atrasos en este puerto. (“Caldera causa malestar a empresas”, edición 900).

Eso hace que Caldera sea un cuento de tiempos perdidos, con muchas cifras en rojo para el Gobierno, empresa concesionaria, empresarios y consumidores.

No obstante, también es una novela que narra éxitos en medio de paradojas. Desde que entró en operaciones la Sociedad Portuaria Caldera, administradora de la facilidad de infraestructura, esta pasó a ser el punto de partida y de destino del 30% de las exportaciones e importaciones nacionales.

Cuando el Instituto Costarricense de Puertos del Pacífico (Incop) manejaba el puerto, por ahí se movilizaba el 20% de la carga entrante y saliente del país.

Hoy Caldera atiende y despacha un 50% más de carga que en épocas del Incop.

Pasó de atender 17 contenedores por hora a 34, lo cual implica unas 750 toneladas métricas cada 59 minutos, en vez de las 300 del pasado.

Empero, la realidad actual opaca en parte lo logrado.

Pros y contras de la efectividad

Ricardo Ospina, gerente general de la Sociedad Portuaria Caldera, aseguró que el aumento en la efectividad trajo consigo un incremento en la carga por manejar, pero con la misma infraestructura del pasado.

Lo anterior, según datos del Incop, ha causado pérdidas de hasta $20.818 por día a las empresas, por el costo de espera diaria de un buque que no encuentra muelle para descargar.

Es el costo de mejorar operativamente en medio de un muelle obsoleto desde hace muchos años.

Ospina destacó que el 15 de enero la empresa mexicana Manzanillo –especialista en la construcción de infraestructura portuaria– empezará la construcción del muelle granelero.

Tendrá un calado de 13 metros, 180 metros de losa de concreto, montada sobre pilotes de acero y con capacidad para el manejo de 20.000 toneladas diarias.

Urías Ugalde, presidente ejecutivo del Incop, aseguró que la obra mantendrá actualizado a Puerto Caldera hasta el 2040, si se le suma el aumento en el calado de los otros tres muelles en operación actualmente.

Empero, hoy los retrasos tienen al muelle al borde la falta de capacidad para atender la demanda.

El segundo vicepresidente de la República, Luis Liberman, agregó que la obra es prioritaria para el Gobierno durante el 2013, como parte de su estrategia de priorizar aquellas construcciones indispensables para aumentar la competitividad del país en el marco del comercio exterior, piedra angular del modelo de desarrollo en marcha.

“Se trata de recuperar, en la medida de lo posible, el tiempo perdido en acciones legales que no condujeron a nada”, destacó.

Millones idos con el tiempo

Liberman afirmó que es importante destacar que los retrasos en la construcción del muelle granelero han causado daños económicos irreparables, en su mayoría, trasladados a quienes consumen la producción final de las empresas.

El despacho del vicepresidente encargó al Incop un estudio, que reveló una pérdida total de $47 millones, desde el 2009, por costos de espera de los buques en ese puerto.

Según el análisis, el país perdió a la fecha $125 millones por el retraso en la concesión del puerto, que no se logró en el 2002, sino hasta el 2006, y por la tardanza en la construcción del muelle granelero 4.

La obra, con un valor de $34 millones, debía empezar en el 2009, pero las acciones legales que planteó la Asociación Nacional de Empleados Públicos y Privados (ANEP) ante la Sala Constitucional, retrasaron el banderazo de salida.

Ospina calcula que el nuevo muelle entrará en funcionamiento en 24 meses o menos.

En medio de un nuevo auge, Caldera enfrenta el reto de recuperar el tiempo perdido. Se trata de ser una novela rematada por un final digno y no de tragedia.