A finales del 2016 ya había actividad política en los principales partidos del país. El ajedrez empezaba a poner nombres como Antonio Álvarez y José María Figueres, en el Partido Liberación Nacional (PLN) y como Rodolfo Piza y Rafael Ortiz, en el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Pero el oficialismo permanecía silencioso, en espera.
En diciembre de ese año, la entonces presidenta del Partido Acción Ciudadana (PAC), Margarita Bolaños, indicó que las figuras de su partido preferían esperar, pero dijo que sí había interesados para luchar por la candidatura presidencial de la agrupación fundada por Ottón Solís.
El tiempo pasó y el 19 enero del 2017 finalmente Carlos Andrés Alvarado Quesada, entonces Ministro de Trabajo y antes Ministro de Desarrollo Humano e Inclusión Social, presentó la renuncia a Luis Guillermo Solís y recibió la unción del mandatario para convertirse en precandidato presidencial emergente del PAC.
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Pero la estela que estaba dejando el Gobierno no era del todo positiva, el caso del cemento chino, el creciente déficit fiscal y el aumento en la inseguridad fraguaron un camino de dudas para que el oficialismo pensara en la continuidad del poder.
Incluso las figuras más fuertes del 'ottonismo' –tendencia de personas cercanas a Ottón Solís–, como la diputada Epsy Campbell, por ejemplo, no dieron muestras de interés por buscar la candidatura presidencial del PAC para 2018.
En ese panorama de incertidumbre saltó el contrincante de Alvarado. Welmer Ramos, exministro de Economía de Solís y excompañero de Carlos en el gabinete.
El escenario estaba mucho más claro entonces. Carlos Alvarado (37 años) representaba a la corriente progresista del PAC, con una agenda encaminada al trabajo social, la reducción de la pobreza y la igualdad de derechos para todos, en especial para la comunidad LGTBI.
Welmer Ramos, en cambio, era la figura que personificaba los ideales más conservadores del PAC. Con una agenda basada en el desarrollo económico, la atención del déficit fiscal y posiciones más cautas sobre los derechos humanos de la comunidad LGTBI.
Uno de los principales puntos de quiebre entre ambos precandidatos se podía ver en torno al matrimonio entre personas del mismo sexo. Alvarado lo apoyaba, Ramos estaba en contra, pero cree en la figura de sociedades de convivencia para respetar sus derechos patrimoniales.
El día de la unción
Alvarado salió del Poder Ejecutivo con la venia de Luis Guillermo Solís, con el objetivo de darle continuidad a su Gobierno, mantener sus victorias y corregir sus yerros.
En ese entonces la pregunta era más que obvia, ¿es Carlos Alvarado una figura fuerte para buscar la presidencia con posibilidades reales?
El 9 de julio del 2017, Alvarado, músico, exasesor legislativo del PAC, periodista egresado de la UCR y exministro de dos carteras, doblegó a Ramos en la convención abierta del partido con un 56% de los votos.
El joven aspirante se convirtió en el candidato presidencial del oficialismo y recibió la unción completa de la mitad de su partido. Con el tiempo, Ramos se sumó a la campaña como candidato a diputado en el primer lugar por Heredia en una movida que le ocasionó cuestionamientos a Alvarado, pero le sirvió para unir un poco más a la agrupación.
Poco a poco se fueron sumando figuras de peso a su campaña. Epsy Campbell, lo acompaña en la fórmula presidencial y Ottón Solís le cedió su sombrero en una imagen icónica que para muchos se traduce en una especie de "traspaso de poderes" hacia una nueva generación de políticos.
En el camino presidencial de Carlos Alvarado también se vio acompañado por Marcela Guerrero, diputada del PAC y Víctor Morales Mora, exministro de Trabajo.
El fenómeno PAC
Contra todo pronóstico, Carlos Alvarado es el candidato presidencial que más creció en la recta final de la campaña después de Fabricio, del mismo apellido, del partido Restauración Nacional.
El aspirante oficialista pasó de un 5% de apoyo en diciembre del 2017, a un 10,6% de respaldo en la intención de voto para la última encuesta de enero publicada por el Centro de Investigación y Estudios Políticos (CIEP), de la Universidad de Costa Rica.
Ronald Alfaro, investigador encargado de la encuesta, lo acuñó como "el fenómeno PAC".
"Hemos visto que el comportamiento del PAC parece ser cíclico, siempre al inicio de las campañas de 2002, 2006, 2010 y 2014 normalmente el entusiasmo de los seguidores del PAC no era muy alto, pero conforme se acerca el día de la elección ha venido creciendo", precisó.
Incluso el despegue de Alvarado se asemeja en algunos puntos al que tuvo Luis Guillermo Solís en las elecciones del 2014.
"Desde luego la semejanza es que creció en la recta final de la campaña, está tratando de darse una escapada, pero es diferente en el sentido de que, en el 2014, Solís trajo mucho respaldo de distintos grupos. En esta oportunidad lo que estamos viendo es que no solo Carlos está atrayendo respaldo, sino que también otros candidatos logran captar ese respaldo que viene de los indecisos o de otros partidos políticos", apuntó.
Debates como trampolín
Alvarado fue bastante vehemente, comedido y certero en los debates de Canal 7 y Canal 6, pese a la pobre discusión propiciada por las preguntas del segundo evento.
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El exministro de Trabajo supo contener los ataques por el caso del cemento chino sin que este dejara de ser un tema que afectó su campaña y que marcó el desencanto de muchas personas con el PAC.
Lo cierto es que los contrincantes de Alvarado tampoco aprovecharon los paupérrimos resultados económicos del país para atacarlo en los debates, con un déficit que llegaría al 7,1% del Producto Interno Bruto (PIB) al final de este año y con una reducción en el ritmo de crecimiento del país.
Es así como Carlos Alvarado logró meterse contrarreloj, en la carrera electoral por la presidencia de la República. Es así, como el joven aspirante sorteó las críticas y revive la idea de darle continuidad al gobierno que empezó Solís en 2014.
Repase la entrevista que le hizo EF a Carlos Alvarado en octubre del 2017.