China apuesta por los países de Europa del Este

El proyecto más simbólico es la construcción de una línea de tren de alta velocidad entre Atenas y Budapest pasando por Macedonia y Belgrado

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Sofía. China continúa con su ofensiva de seducción hacia los países de Europa central y oriental con ocasión de una cumbre este sábado en Bulgaria, una nueva etapa en su despliegue de infraestructuras en esta región, donde muchos ven al gigante asiático como un competidor de la Unión Europea.

Sin embargo, el contexto ha cambiado desde la última reunión de este grupo de países, llamado “16+1”, a finales de 2017 en Budapest. China y Estados Unidos acaban de empezar “la mayor guerra comercial” de la historia con la entrada en vigor, el viernes, de los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos por valor de decenas de miles de millones de dólares.

Así que a Pekín le interesa no abrir otro frente con la Unión Europea, por lo que “el primer ministro chino Li Keqiang adoptará un perfil bajo” en la cumbre de Sofía, augura François Godement, jefe del programa UE-China del centro de reflexión European Council on Foreign Relations (ECFR).

China sabe que Bruselas no siempre ve con buenos ojos su voluntad de reforzar su presencia económica en el extenso espacio que va de los países Bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) hasta la antigua Yugoslavia (Bosnia-Herzegovina, Croacia, Macedonia, Montenegro, Serbia, Eslovenia), pasando por el grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, República Checa y Eslovaquia) y otros países balcánicos (Albania, Bulgaria y Rumanía).

Y es por eso que Li trató de tranquilizar a los europeos el viernes en Sofía, donde se reunió con su homólogo búlgaro, Boiko Borsiov.

“Algunos podrían decir que la cooperación 16+1 puede dividir a Europa, pero eso no es cierto. La cooperación 16+1 no es de ningún modo una plataforma geopolítica”, subrayó el primer ministro chino.

“China apoya la integración europea y la unidad de la UE (...), muy importante para la prosperidad global y la paz”, que “apoyan el multilateralismo”, añadió.

China se ha vuelto “extremadamente educada y amable con la UE en los últimos meses”, apunta Godement.

Pero sin renunciar a sus ambiciones en el este y en el sur de Europa.

En la última cumbre del 16+1, Li Keqiang anunció una línea de crédito de casi 3.000 millones de euros para proyectos en los países de Europa central y oriental. En el paquete, figuraban la construcción de autovías, puertos, parques industriales, centrales eléctricas, redes de fibra óptica y muchas obras que se inscribían el el marco de la “nueva Ruta de la Seda”, imaginada por Pekín para facilitar el transporte rápido de mercancías entre Europa y Extremo Oriente.

El proyecto más simbólico es la construcción de una línea de tren de alta velocidad entre Atenas y Budapest, la capital húngara, pasando por Macedonia y Belgrado, la capital serbia, que abriría un pasaje entre el mar Egeo y el corredor de Europa.

De los Balcanes, Serbia, con sus 7,1 millones de habitantes, es el socio favorito de Pekín.

“Con mi hermano, (el embajador de China en Belgrado) Li (Manchang), trabajamos. Nos reunimos dos veces por semana y hablamos sobre varios proyectos”, declaró esta semana el presidente serbio Alekasandar Vucic, según la agencia de prensa Beta.

En 2014, responsables serbios y chinos inauguraron un nuevo puente sobre el Danubio en Belgrado, el primer gran proyecto de infraestructuras de transporte realizado por China en Europa.