China quiere más poder y recurre a robots y microchips

El gigante asiático presiona a empresas extranjeras para que compartan conocimientos y así ganar terreno en segmentos de alta tecnología, utilizando a su favor el tema de propiedad intelectual

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En las escuelas chinas, los estudiantes aprenden que Estados Unidos se convirtió en una gran nación en parte porque le robó tecnología al Reino Unido. En los vestíbulos gubernamentales, los funcionarios mencionan que se necesita inspirar la innovación protegiendo las invenciones. En las salas de juntas, los ejecutivos planean estrategias para utilizar leyes de sanciones con el fin de vencer a los rivales extranjeros.

A China se le suele representar como una tierra de dispositivos falsos y software pirata, donde se ignora de manera rutinaria la propiedad intelectual del mismo modo que las patentes, las marcas registradas y los derechos de autor. La realidad es más compleja.

China tiene posturas encontradas en el tema de la propiedad intelectual, ya que la ignora en algunos casos y la defiende en otros. Detrás de estas contradicciones se encuentra una visión de mucho tiempo atrás, según la cual la propiedad intelectual no es un principio legal rígido, sino una herramienta que sirve para alcanzar las metas del país.

Estos objetivos cada vez son más ambiciosos. En la actualidad, China está adquiriendo conocimiento sobre las industrias del futuro, como las de los microchips y los autos eléctricos, y lo suele lograr presionando a las empresas extranjeras para que compartan su tecnología una vez que se ven atraídas por el vasto mercado del país. También está endureciendo el cumplimiento de patentes y marcas registradas para cuando pueda convertirse en un líder de estas tecnologías y pueda utilizar las protecciones de la propiedad intelectual para defender su lugar en contra de economías rivales.

El presidente Xi Jinping está a la mitad de la creación de una iniciativa para fortalecer las leyes que protegen las patentes, los derechos de autor y las marcas registradas, con el fin de otorgar nuevas fuentes de ingreso y prestigio a las firmas nuevas en China.

El país también está construyendo un plan ambicioso, llamado “Hecho en China 2025”, para convertirse en un líder a nivel mundial en áreas como la robótica y la tecnología aplicada a la medicina, con lo cual podría comenzar la siguiente fase de desarrollo de China. Las iniciativas reflejan la visión de los funcionarios chinos, según la cual controlar las tecnologías y las normas a nivel mundial equivale a construir poderío militar.

Zhang Ping, una académica especializada en derecho mercantil de la Universidad Peking de Pekín, afirmó que Occidente lleva mucho tiempo usando las leyes de propiedad intelectual como “lanza y escudo” en contra de las empresas chinas, lo cual ha dañado las ganancias a nivel local y ha bloqueado el acceso a los mercados extranjeros. Ahora, es el momento de que China responda, dijo.

“Si quieren entrar a nuestro mercado para cooperar, muy bien, pero no nos pueden tomar del cuello y no dejarnos crecer”, señaló Zhang.

Las marcas registradas y las patentes protegen a las empresas y a los inversionistas, compensándolos por su tiempo, sus ideas y sus inversiones. Mientras los países más pobres han trabajado a lo largo de la historia para obtener inventos de las naciones más ricas, en ocasiones incumpliendo las leyes de propiedad intelectual, China ha reescrito el manual para adquirir tecnología avanzada.

Desde que Deng Xiaoping, durante su liderazgo, abrió la economía china al mundo exterior hace cuatro décadas, la prioridad del país ha sido obtener ideas e inspiración del extranjero.

En algunas ocasiones, China ha utilizado la ingeniería inversa para obtener lo que quiere. Los funcionarios de Estados Unidos aseguran que las empresas chinas también han llevado a cabo espionaje económico masivo por medio de ciberataques y otros mecanismos (los funcionarios chinos han negado estas acusaciones).

Recientemente, China ha utilizado su riqueza cada vez más cuantiosa para comprar tecnologías de punta, como cultivos modificados genéticamente y las últimas innovaciones de empresas estadounidenses que apenas están empezando, así como para atraer a talentos prometedores.

Negocios conjuntos

Sin embargo, desde aquella época de la apertura económica, China ha dependido en gran medida de un método comprobado: formar empresas conjuntas con socios extranjeros. Para abrir negocios en China, las empresas de renombre como IBM y Qualcomm deben compartir tecnología e investigación avanzadas con las firmas locales. Y con el fin de persuadir a sus socios, el país les ofrece acceso a su enorme mercado con cientos de millones de consumidores.

Las empresas conjuntas sirvieron para que China construyera desde cero industrias enteras. Después de utilizarlas para explorar la tecnología de los trenes de alta velocidad, actualmente las firmas chinas dominan la industria en todo el mundo.

Los expertos chinos aseguran que esas maniobras son solo una forma astuta de hacer negocios, no violaciones de las leyes de propiedad intelectual, que permite que el país emplee las influencias que tiene como la segunda economía más grande del mundo para adquirir conocimiento práctico.

Sin embargo, actualmente, las iniciativas de China están pasando de la fabricación rutinaria a las tecnologías de punta, y la administración de Trump ha denunciado los acuerdos por considerarlos coercitivos.

En abril, la Oficina del Representante de Comercio de Estados Unidos acusó a China de realizar “actividades ilegales generalizadas”, entre las cuales están robar secretos comerciales, tolerar piratería rampante en línea y exportar bienes falsificados. El presidente Trump firmó un memorando que autorizaba una investigación respecto del robo y la transferencia forzada de tecnología que sufrieron firmas estadounidenses por parte de China. No obstante, mencionó el nombre de China solo una vez.

Luego, el Ministerio de Comercio de China declaró que defendería los intereses del país asiático si la investigación arrojaba alguna señal de amenaza.

“Por supuesto que China no se quedará de brazos cruzados: es indudable que adoptará todas las medidas apropiadas y salvaguardará con determinación los derechos legítimos del país”, se lee en un comunicado del ministerio.

Los comentaristas chinos perciben hipocresía en las críticas estadounidenses, porque señalan que en algún momento Estados Unidos fue uno de los principales piratas del mundo, cuando buscó desafiar el dominio industrial del Reino Unido después de la Revolución estadounidense al obtener diseños de inventos como el de los telares impulsados con vapor.

Los medios noticiosos del Estado han destacado el caso de Samuel Slater, a quien se le suele llamar el padre de la revolución industrial estadounidense y quien fue el responsable de llevar los diseños textiles del Reino Unido a Estados Unidos a finales del siglo XVIII.

Sin embargo, a medida que China produce sus propias innovaciones, los líderes del país están aceptando leyes más estrictas de patentes, de derechos de autor y de marcas registradas.

El gobierno ha creado juzgados especializados para que se encarguen de las disputas de propiedad intelectual y otorguen subsidios a los empresarios que soliciten patentes. En 2015, se solicitaron más de un millón: una cantidad récord.

Li Jian, vicepresidente de Beijing East IP, un despacho chino de abogados, afirmó que cada vez es más frecuente que las empresas en el continente vean las protecciones de propiedad intelectual como herramientas que sirven para proteger las inversiones y para adquirir regalías en el extranjero.

“Muchas empresas chinas se han percatado de que pueden obtener beneficios en el mercado por medio de la protección de patentes”, señaló Li. “En la actualidad, tienen más fe en que el gobierno de China proteja su propiedad intelectual”.

Las leyes también han beneficiado a algunas firmas extranjeras. Este año, New Balance ganó un caso emblemático en contra de la empresa china que usaba su logotipo distintivo de la “N” inclinada. El año pasado, el juzgado de más alto rango en China otorgó a Michael Jordan los derechos sobre los caracteres chinos de su nombre.

No obstante, la aplicación de las leyes sigue siendo inconsistente, aseguran expertos. Los funcionarios locales suelen ser reacios al momento de ayudar a empresas extranjeras, porque les preocupa poner en peligro la recaudación tributaria de las empresas nacionales.

La iniciativa Hecho en China 2025 es una razón fundamental de la mejoría que ha tenido el país en el tema de los derechos de propiedad intelectual. El plan se concentra en sectores como los autos eléctricos, la robótica, los semiconductores y la inteligencia artificial.

Obligando a las empresas extranjeras a entregar más tecnología y motivando a las empresas locales para que fabriquen productos nuevos con base en esta tecnología, los líderes chinos esperan afianzar el dominio del país en campos cruciales. También ven una oportunidad para dictar los términos del desarrollo futuro de la tecnología y para extraer pagos por la adquisición de licencias a firmas extranjeras que utilicen la tecnología hecha en China.

Varias organizaciones comerciales y muchos gobiernos han tachado al plan de proteccionista. Algunos buscan que haya reciprocidad, con el argumento de que Estados Unidos debe imponer a las empresas chinas las mismas restricciones que China asigna a las empresas extranjeras.

“Sin lugar a dudas, hay una política nacional que tiene el objetivo de ubicar a las empresas chinas en áreas avanzadas”, afirmó William P. Alford, profesor de derecho en Harvard y experto en leyes de propiedad intelectual de China.

Los expertos chinos han defendido la estrategia.

Para convertirte en adulto, tienes que acumular conocimiento”, aseguró el profesor Zhang, de la Universidad Peking. “Sucede lo mismo con un país”.

Con el crecimiento del poderío de China, las empresas de ese país han empezado a utilizar las leyes de propiedad intelectual para eludir rivales del extranjero.

Cuando el año pasado la Comisión de Comercio Internacional de Estados Unidos empezó a investigar a la empresa Chic Intelligent Technology Company, un fabricante de patinetas que mantienen el equilibrio por sí solas, con base en la ciudad oriental de Hangzhou, los ejecutivos de la empresa se defendieron. La comisión estaba investigando demandas que acusaban a Chic de haber copiado diseños de productos de Razor USA, un competidor cuya base se encuentra en California.

Chic presentó querellas vengativas en contra de competidores estadounidenses, adoptando muchas de las tácticas que han usado durante años las empresas de Estados Unidos para limitar a sus competidores chinos. Desde entonces, la comisión de comercio no ha querido prohibir las importaciones de patinetas Chic. La demanda en contra de Razor USA sigue sin resolverse, según Chic.

Chic dejó claro que percibía la investigación como un intento de Estados Unidos de usar las leyes de propiedad intelectual para intimidar a las empresas chinas. En un comunicado, los directores de la empresa compararon a los reguladores estadounidenses con los invasores japoneses de la Segunda Guerra Mundial.

“Mientas más desquiciado sea el enemigo, más debemos demostrar que hay una necesidad de realizar nuestro asedio”, mencionaba el comunicado.