Cierre de fronteras, mercados lentos, vuelos suspendidos, turismo paralizado ¿es esta la antesala a la desglobalización?

La que ha sido denominada como la crisis más importante desde la Gran Depresión de 1929, producirá una fuerte caída en el comercio multilateral uno de los principales motores de la economía mundial y uno de los símbolos más importantes del mundo moderno

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En el 2020 millones de personas atestiguaron un acontecimiento histórico y sin precedentes que produjo un retroceso en los flujos internacionales de mercancías, servicios y personas a raíz del COVID-19. Las medidas para contener los contagios produjeron una gran presión sobre la globalización y Costa Rica, una economía pequeña y altamente relacionada con el mercado externo.

La que ha sido denominada como la crisis más importante desde la Gran Depresión de 1929, producirá una fuerte caída en el comercio multilateral uno de los símbolos más importantes del mundo moderno por la fluidez con la que se intercambian bienes y servicios.

La lentitud en las cadenas de abastecimiento y el reacomodo de los mercados produce atrasos y paralizaciones súbitas en el trasiego de productos, que no son lejanas para Costa Rica.

A pesar de que el mundo ahora vive en un escenario que hasta hace poco era inimaginable con cierre de fronteras, suspensión de vuelos, paralización del turismo y migración, la globalización aún está lejos de decir adiós.

Una presión que no cesa

La crisis sanitaria internacional ocasionada por el nuevo coronavirus ralentizó las cadenas de distribución y los mercados se volvieron menos dinámicos, producto de las medidas de confinamiento que implementaron los países para detener o hacer más lento el contagio.

Un desplome en el comercio mundial que va entre el 13% –en el escenario más positivo– y hasta un 32% –en el panorama más negativo– es la proyección de la Organización Mundial del Comercio (OMC) para este 2020.

Esta caída en el comercio multilateral está precedida por más de veinte meses de guerra arancelaria entre China y Estados Unidos, países que alcanzaron una tregua en enero de este año. Sin embargo, que el acuerdo salte del papel a la práctica, ahora está en la cuerda floja.

Sobre todo por las recientes tensiones que viven las potencias a causa del nuevo coronavirus y la discusión por la forma en la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) atendió el tema.

La afectación en las cadenas de abastecimiento eran palpables desde que China era el epicentro de la pandemia, pero conforme la enfermedad avanzó por el mundo el impacto cada vez se hacía más cercano.

Para mayo de este año el fenómeno ya golpea de forma directa a Costa Rica, que ahora se encuentra entre la espada y la pared por la implementación de protocolos sanitarios en los puestos fronterizos para frenar el contagio.

Esta estrategia obliga a los transportistas extranjeros a realizarse la prueba para determinar si son portadores de la enfermedad, por lo que deben esperar de 48 a 72 horas para recibir su resultado.

Las medidas ya produjeron una reacción de los gobiernos y empresarios de la región, que en conjunto critican las acciones del gobierno y dejan como resultado, al menos al 19 de mayo, 1.659 contenedores detenidos en Peñas Blancas y Paso Canoas.

La decisión del Ministerio de Salud implica una paralización del comercio intraregional pues los gobiernos de Nicaragua y Panamá, decidieron cerrar las fronteras terrestres mientras Costa Rica mantenga los protocolos sanitarios. Situación que podría generar presión sobre el abastecimiento de varios alimentos, materias primas y productos de limpieza en el mediano plazo.

Una pandemia de carácter extraordinario llevó a tomar medidas que no son usuales pero que están a la altura de las circunstancias, aseguró Dyalá Jiménez, ministra de Comercio Exterior, el 19 de mayo en conferencia de prensa. La titular de la cartera afirmó que el diálogo se mantiene con los ministros de los países vecinos para trabajar por el bien común y que siga fluyendo el comercio.

En Costa Rica las exportaciones representan el 34% del Producto Interno Bruto (PIB) y este sector se considera fundamental para reactivar la economía en el futuro postcovid.

¿El fin de una era?

La Organización Mundial del Turismo (OMT) estima que las llegadas de turistas podrían desplomarse entre un 20% y un 30%, producto de la crisis. Este es otro ejemplo de la presión que pone el COVID-19 a la globalización.

A pesar de que las personas tienen dificultades para viajar, existen obstáculos para el intercambio de bienes y servicios, y pese a que la mayoría de fronteras se mantienen cerradas, este no es el adiós de la globalización.

Los especialistas consultados por EF consideran que esto no podría pasar de la noche a la mañana, pues las naciones no tienen la capacidad de autoabastecer sus propias necesidades. Es decir, son altamente dependientes del mercado externo.

Otro factor que hace imposible decirle adiós a la globalización –al menos por el momento– son los altos costos que implicaría relocalizar las industrias que han decidido producir productos fuera de su país de origen.

Este es el caso de Apple y Nike que crearon grandes cadenas de valor desde China para abastecer su país de origen –Estados Unidos– y el mercado internacional.

El mundo vive un súbito parón en las cadenas de valor más que una desglobalización, considera Rosmery Hernández, directora de la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA y profesora de la Universidad de Costa Rica (UCR).

“Los grandes perdedores son las cadenas globales de valor porque las potencias que compran más se cuestionan si deben relocalizar las inversiones. Esto no es fácil no se hace de la noche a la mañana. Las potencias ya se lo venían cuestionando por problemas de empleo, quienes estaban ganando con el empleo eran China o India que eran de donde se localizaban las empresas”, agregó Hernández.

Lo que sí es cierto es que el mundo aspira a reducir su dependencia con China.

Estados Unidos vuelve con su sentimiento nacionalista y desea tener el control de las cadenas de abastecimiento médicas. En los próximos meses se podría ver un reacomodo de las compañías farmacéuticas y de dispositivos médicos para que estos productos se fabriquen en la potencia norteamericana, aseguró Luis Güell, profesor de Lead University.

Costa Rica debería de prestar especial atención a este tema para evitar una eventual fuga de estas compañías. El país cuenta con 74 empresas dedicadas al sector de ciencias de la vida, según datos de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde).

En el 2019 las exportaciones de dispositivos médicos le dejaron al país divisas por $3.422 millones, según la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).

“El país no puede descartar estas situaciones (fuga de empresas) y hay que planear contra el peor escenario. El peor escenario es que haya afectación por eso las autoridades deben prepararse, cuidar los incentivos que se brindan y no pensar en cobrar impuestos a las empresas en régimen de zona franca”, explicó Guell.

El parón podría ser el germen de una nueva globalización donde la tecnología juega un papel vital para el intercambio de bienes y mantener interconectadas a las personas. La pandemia, que puso de rodillas a la economía global, aceleró aún más el ecommerce.

Los consumidores optaron por el comercio en línea, herramienta que dio continuidad al consumo y además ayudó con el distanciamiento social. Amazon disparó sus ventas en las últimas semanas y es uno de los ganadores en medio de esta crisis sanitaria.

Mientras que la plataforma Zoom también vió crecer sus ganancias por el inesperado éxito que tuvo luego de que centros educativos, líderes políticos y miles de usuarios decidieron usar la plataforma para mantener la comunicación durante la pandemia.