Cinthya Loría: “Inmigración de Centroamérica desafía a la economía”

Istmo empieza a cambiar visión sobre estos reacomodos

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Convencer cada vez a más personas en Centroamérica para enfocar las inmigraciones como una oportunidad económica y no como un problema social. Es el reto diario de la costarricense Cinthya Loría, representante en el país de Avina, organización no gubernamental (ONG).

La fundación, nacida en el sector privado, es producto de la visión del empresario y filántropo suizo Stephan Schmidheiny.

Desde esa entidad, Loría trabaja en la recolección de datos y cifras que ayuden a los países del Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y a los empresarios del Istmo a integrar más a los inmigrantes y ofrecerles mejores condiciones de trabajo y de vida.

¿Todavía es un problema en Centroamérica el tema de las inmigraciones?

No vemos a la inmigración como un problema, sino como una oportunidad, siempre que las personas cuenten con mejores condiciones. Hoy es un 12% de la población centroamericana; es decir, más de cinco millones de personas han migrado.

En el pasado, las guerras fueron las que atizaron la migración en el Istmo, ¿hoy cuáles son las causas principales?

Son problemas estructurales. El tema de la pobreza y la exclusión son las principales razones por las cuales las personas se ven obligadas a migrar.

¿Cuáles son los principales destinos de los inmigrantes centroamericanos?

Estados Unidos es el principal receptor, pero cada vez es mayor el número de migrantes que se queda en México y también hay un intenso flujo de migración intrarregional. Estas personas se emplean en actividades agrícolas, turísticas y de servicios.

“Costa Rica es destino del 80% de la migración intrarregional”.

¿Cuáles países del Istmo sufren más la emigración?

Los principales son El Salvador, Honduras y Guatemala.

¿Qué sucede en el caso de Costa Rica?

Es expulsor también, pero en mucha menor proporción.

“La emigración costarricense es válida, pues no es forzada y se justifica porque son personas que se van buscando mejores remuneraciones en países donde aportan conocimientos técnicos, como en el caso de Estados Unidos”.

“Lo que es sucede es que Costa Rica está perdiendo esa mano de obra calificada que le hace falta para subsanar su demanda interna, cada vez más enfocada en carreras técnicas”.

Se podría pensar que los gobiernos más bien salen beneficiados con la inmigración a la hora de recibir remesas...

Aunque las remesas son importantes, el tema migratorio va más allá. Las remesas no han logrado paliar la situación de pobreza. No generan crecimiento económico.

“Entre México y Centroamérica reciben cerca de $35.000 millones al año. Entre el 2000 y el 2010 las remesas crecieron con respecto al PIB. Por ejemplo, Guatemala pasó del 3,3% al 10,2%.

“Al comparar esas cifras con el porcentaje que destinan a su gasto social en educación y salud los tres principales países expulsores, vemos que mientras las remesas crecen, el gasto social cae en el mismo periodo”.

¿Ha cambiado el perfil del inmigrante centroamericano?

Datos del Instituto Centroamericano de Estudios Sociales y Desarrollo (Incedes), Incae, y la ONG Nicamigrante indican que las personas que emigran son jóvenes entre los 15 y los 25 años . A partir del 2005 el grupo que más intenta la migración es el de entre los 15 y los 18 años de edad.

“El 80% de los inmigrantes son hombres, pero observamos un porcentaje creciente de mujeres, principalmente en Honduras y El Salvador”.

¿Qué sucede en el caso de la inmigración hacia Costa Rica?

Contamos con estudios que desmienten que la migración nicaragüense hacia Costa Rica sea la de personas con peor grado de escolaridad y menos preparada.

“Al darse la inmigración de nicaragüenses con 18 años o más, esos individuos ya cuentan con estudios secundarios concluidos o con carreras técnicas. Nicaragua es la que pierde en esta relación, pues se le está yendo su fuerza laboral”.

¿Cuáles consecuencias ha podido identificar a causa de la inmigración de jóvenes?

Los adultos jóvenes dejan grandes vacíos en sus comunidades y en los sistemas de pensiones. Es por eso que pensamos que la regularización de los migrantes es una alternativa para que la migración se realice en mejores condiciones.

¿Ve a los países de la región dispuestos a construir políticas migratorias conjuntas?

Creemos que hay que pensar más en políticas comunes de permisos de trabajo temporales y un programa de regularización de inmigrantes.

“Ya en Costa Rica desarrollamos el Plan Nacional de Integración Social de los inmigrantes, que trabajamos con la Dirección General de Migración.

“Es señal de que el país comprende que esa mano de obra es básica para su crecimiento y quisiéramos que eso suceda en la región”.

¿Cuáles acciones realiza la Fundación sobre migraciones?

Trabajamos enfocados en el tema de políticas públicas favorables a inmigrantes, protección de los derechos humanos y desarrollo económico local en comunidades de inmigrantes.

“En este último tema es donde apoyamos a la Secretaría de la Integración Centroamericana (SISCA), porque reconocemos a través de estudios que hemos elaborado, que cada vez hay más conciencia de que existe un vínculo directo entre el sector privado y las migraciones”.