Colectivos urbanos llenan vacíos gubernamentales pero sufren trabas

Iniciativas ciudadanas buscan conjugarse con ideas de gobierno para llevar bienestar a la ciudadanía

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Ya sea por una oportunidad de mercado o por la inacción de las autoridades en la gestión pública, los llamados “colectivos urbanos” se hacen cada vez más visibles.

Estas iniciativas surgen como agrupaciones sociales cuyos integrantes trabajan en conjunto por el cumplimiento de un objetivo en común y por el bien de la ciudadanía.

El país no lleva un conteo riguroso de cuántas agrupaciones desde la iniciativa popular se gestan, sin embargo, estudiosos del tema aseguran que se trata de un fenómeno que ha tomado fuerza en los últimos ocho años y que ha dejado como saldo al menos unos 50 colectivos.

Sin embargo, las trabas acompañan su nacimiento.

Normativas rígidas, un temor persistente en los tomadores de decisión de delegar responsabilidad y hasta la exigencia de que los colectivos caminen hacia la formalidad, son parte de los desafíos que deben sortear las agrupaciones si quieren mantenerse impactando en positivo.

Eso sí, algunos han logrado en los tiempos recientes hasta ser declarados de interés público, lo que evidencia un posible cambio de paradigma en la forma de hacer agenda pública.

El proyecto Rutas Naturbanas es uno y trata de conectar 25 kilómetros de San José a través de pasos, puentes peatonales e, incluso, ciclovías, utilizando los ríos Torres y María Aguilar como ejes, en un periodo no mayor a cinco años.

Solo ese proyecto cuenta con el apoyo de otros pares como Chepecletas, Árboles Mágicos, CityTour, Río Urbano, Amigos del Torres y Sifais.

Así, la sinergia entre los colectivos y las instituciones, como entre ellos mismos, se vuelve entonces la clave del éxito.

“Difícilmente con exigencias y demandas se cambia la visión de un burócrata. Estamos ante un cambio generacional, de cultura, donde la misma ciudadanía es la que va dictando el camino”, afirmó Manuel Morales, urbanista y miembro del colectivo Semillas.

Según datos del V Informe del Estado de la Nación, y solo a modo de ejemplo, la ciudadanía recurre cada vez más a la acción colectiva como un mecanismo válido.

Durante el 2014, la protesta ciudadana y las acciones colectivas se mantuvieron por encima del promedio de la serie histórica (1993-2014). Los protagonistas fueron los trabajadores (públicos y privados), seguidos por los grupos de vecinos, con 43,8% y 10,6%, respectivamente.

Sin embargo, los colectivos deciden ir más allá.

En contra

La Plaza de la Democracia se llena cada 15 días de juegos tradicionales, bailes y hasta cuentacuentos.

En el colectivo Pausa Urbana creen en la activación de los espacios públicos “haciendo” y lo que empezó en el 2009 con la exigencia de permisos municipales para “usar un espacio que ya es de la gente”, terminó validándose con un diálogo sostenido y abierto con el Museo Nacional –administrador de la plaza– para su uso.

Empero, la suerte de Pausa Urbana no es la norma y justamente el reto está en que los gobierno locales acojan las iniciativas.

“La estructura administrativa y política de las municipalidades no están construidas para manejar de forma ágil estas iniciativas”, sostuvo Morales.

Un estudio de EF reveló que de 74 alcaldes a nivel nacional, 14 afirmaron que era necesario que artistas y patineteros solicitaran permisos para usar los espacios públicos. Otros 13 pusieron condiciones previas.

“Si no, ¿para qué está la municipalidad? Eso tiene que regularse”, dijo el alcalde de Puntarenas, Alexis Chavarría.

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Por otro lado, si bien en algunos casos puede existir la buena intención de los funcionarios, las normas rígidas ahogan la idea.

El colectivo Jale a Cartago realiza visitas a sitios patrimoniales en la provincia. Se vio beneficiada porque las leyes de municipio tomaron un carácter flexible.

“No es que no se respeten las leyes, sino entender que muchos de esos proyectos nosotros no los vamos a poder hacer y ellos (los colectivos) nos los facilitan”, dijo Rolando Rodríguez, presidente de la Unión de Gobiernos Locales.

Por último, la carencia de una figura legal que los represente los limita, y moverse hacia figuras como el de fundaciones o asociaciones significa meses de papeleo.

“La crítica no va dirigida a que existan controles, sino a que todos esos procesos son demasiado complejos para lograrlo”, sentenció Cartín.

A buen término

Si una iniciativa quiere llegar a ser acogida en términos generales, las agrupaciones recomiendan seguir los siguientes pasos:

Proyecto participativo: Piense en un proyecto en el que las mismas instituciones se sientan involucradas. No robe protagonismo.

No duplique esfuerzos: Recuerde que la idea también se le pudo ocurrir a alguien más. Investigue y una esfuerzos.

Financiamiento: Defina qué necesita para ejecutar el proyecto, tanto en temas de permisos como de dinero. Tenga un plan estructurado para cada caso.

Fuente Rutas Naturbanas.