Facilitación del comercio es un término que ha tomado fuerza entre las autoridades mundiales en los últimos años.
En Costa Rica el concepto se entiende, pero no se practica.
Para el Banco Mundial, el término comprende la calidad de los métodos y procedimientos que utiliza un país para transportar bienes a través de sus fronteras.
La calidad de la infraestructura, la eficiencia en el despacho aduanero y la puntualidad, también son factores de peso que a criterio de la entidad internacional definen el éxito de un país para vincularse con los mercados internacionales.
Costa Rica está lejos de sobresalir en alguno de estos elementos de evaluación.
En el último informe del organismo, “Conectarse para competir”, Costa Rica se ubicó en la posición número 89 de 160 países en su desempeño en logística para el 2016.
Para el empresariado y para el mismo gobierno, los números no sorprenden; por el contrario, se trata de un tema tan agobiante como recurrente.
Las autoridades locales han trazado planes una y otra vez para revertir las malas calificaciones. Sin embargo, los proyectos se quedan sin concluir o no logran el efecto deseado.
Por ejemplo, desde el 2008 el país apostó a la modernización de sus puestos fronterizos con el uso de escáneres móviles.
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Ocho años después, la instalación de los equipos sigue siendo analizada, y su entrada en funcionamiento de forma permanente no se ha logrado finiquitar.
A ello se le suman proyectos legislativos estancados desde por lo menos el 2013.
Así, con una única apuesta clara, como es la construcción de la terminal de contenedores de Moín (TCM) y con una nueva presión, como lo es el Canal de Panamá ampliado, el país continúa planeando su jugada, pero sin tener la certeza de que logrará la movida perfecta.
Más malas calificacionesSegún el informe del Banco Mundial, la infraestructura sigue siendo el rubro en el que el país ha registrado las mayores caídas.
Mientras en el 2007 el país reportaba una calificación de 2,43, para el 2016 ese puntaje se deterioró hasta llegar a 2,33.
En tramitomanía no se ha avanzado demasiado. “En Centroamérica, un 75% de los retrasos a la hora de pasar una frontera se dan por procesos insuficientes. Los gobiernos no han sido capaces de adoptar la modernización”, sostuvo Jaime Granados, especialista en integración y comercio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En servicios de aduaneros los resultados tampoco fueron positivos. El puntaje en el indicador cayó en cerca de 0,16 puntos para el mismo periodo de análisis.
Con los malos puntajes, las consecuencias se tornan inmediatas.
Los costos elevados para importadores y exportadores (tanto en tiempo como en dinero) es solo una de ellas.
Estimaciones del BID y del Ministerio de Comercio Exterior de Costa Rica (Comex) aseguran que la ineficiencia en los puestos fronterizos nacionales ya significan un costo de un 25% de más a los sectores productivos.
Además, por cada día adicional de retraso, en el caso de productor perecederos, se reducen las exportaciones en un 7%.
Proyectos no despegan
Para revertir el mal desempeño nacional, las autoridades han hecho sus apuestas. Pocas han provocado efectos significativos.
Yolanda Fernández, presidenta de la Cámara de Comercio de Costa Rica, recordó cómo en el 2013 el país implementó el cobro de un tributo para la salida del país por la vía terrestre. Un 50% del total recaudado se utilizará para sufragar el costo de obras relacionadas con la operación, conservación y ampliación de los puestos fronterizos terrestres.
Solo en los primeros meses de vigencia de la ley se hablaba de ¢757 millones recaudados.
“¿Cuánto de ese dinero se ha ejecutado? No vemos resultados. Somos un país que apostó por otro modelo de desarrollo pero que no estamos dando la talla”, comentó Fernández.
El tren de carga que sigue remozándose para su eventual entrada en operación y la promesa de un ferri para transportar furgones entre Puerto Caldera y El Salvador que no llega, terminan de apagar las ilusiones por mejores resultados.
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Presión y más presión
Más allá de la lista de pendientes , el país se guarda otras movidas para mantenerse en la pelea.
La apuesta más inmediata está en dos proyectos de ley. Uno de ellos aboga por la transformación del Consejo de Puestos Fronterizos Terrestres a un Consejo Nacional de Facilitación del Comercio.
Este tendría como una de sus funciones implementar a nivel nacional el acuerdo sobre facilitación del Comercio de la OMC y la estrategia centroamericana de comercio.
El segundo de ellos busca suscribir un crédito hasta por $100 millones para modernizar el paso de fronteras en Las Tablillas, Peñas Blancas, Paso Canoas y Sixaola.
El dinero provendría de un préstamo con el BID.
De aprobarse este proyecto, en cola desde el 2013, se estima que los importadores durarían una hora realizando trámites en el puesto de Paso Canoas y se ahorrarían 47 horas de tiempo, tiempo promedio que tardan hoy.
Además, se prevé que en el puesto de Peñas Blancas, el paso de camiones vacíos, que en la actualidad reportan una duración aproximada de dos horas, tardarían solo 22 minutos.