"Del farolito 175 al este": la locura de las direcciones 'a la tica'

Unas 16.000 placas, con números de calles y avenidas, serán colocadas por toda la capital a partir de este jueves.

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Llegar a una dirección en Costa Rica tiene lo suyo... y un poco más: hay que salir con tiempo si se quiere ser puntual, llevar un croquis, ser imaginativo, pero sobre todo armarse de paciencia y buen sentido del humor.

En calles y esquinas de San José es frecuente ver a turistas que buscan afanosamente en sus mapas dónde está la calle de un museo, una plaza o un restaurante recomendado. Muy pronto se darán cuenta de que de nada servirá.

En la capital, de más de un millón de habitantes, cuya arquitectura histórica fue sustituida por edificios y estacionamientos, las direcciones se rigen por puntos de referencia que van desde una iglesia, un bar o una escuela, hasta un árbol cortado muchos años atrás.

En el "punto 0", que por cierto nadie sabe dónde está y que 'a lo tico' es "de la esquina de la Catedral 100 metros norte frente a la tienda 'Cachos'", el alcalde de San José, Johnny Araya, develó este jueves el primer letrero de la nomenclatura con la que busca acabar con la forma loca de dar las direcciones en este país.

"Vamos a superar una situación muy folclórica, pero sobre todo muy primitiva que tenemos los costarricenses de dar las direcciones, con referentes que ya ni existen. Esto no corresponde en pleno siglo XXI a una ciudad moderna", expresó.

Clásicas y pintorescas son: "del higuerón -que ya cortaron- 100 metros sur", "a un costado de la pulpería La Luz (donde hoy queda un restaurante de comidas rápidas)", "200 al oeste del Gran Parqueo -salón de baile que existió hace 30 años-", "de la rampa de visitas del hospital Calderón Guardia 100 al este".

Una muy usada es "de la casa de Matute Gómez", antigua residencia enclavada en un barrio tradicional que perteneció a un militar venezolano, hermano del dictador Juan Vicente Gómez y quien, según el decir popular, llegó al país con maletas repletas de dinero.

O en el norte de San José: "de la rotonda de La Gallito -emblemática fábrica de dulces costarricenses- 300 este". Lo malo es que hace años la glorieta fue reemplazada por un cruce de varias vías y en el sitio de la fábrica hoy está una tienda de departamentos.

Unas 16.000 placas, con números de calles y avenidas, serán colocadas por toda la capital a partir de este jueves, en un proceso de seis meses que abarcará en el futuro a la Gran Área Metropolitana. En total, serán 22.000 placas en todo el cantón, informó la Municipalidad de San José.

Porque esa informalidad no es exclusiva de San José. En Alajuela, segunda urbe del país, famosa por los ingeniosos sobrenombres que ponen sus pobladores, un punto neurálgico es "la casa de "Pollo Macho", lujosa construcción rodeada de jardines en los que pacen los venados, a la entrada de la ciudad.

Gerardo Bolaños, periodista, dio así su dirección a un amigo: "Tomá la vía a Caldera a salir hacia Santa Ana; manejá 1 km hasta la señal intermitente (tené cuidado... aunque la Cruz Roja está cerca), tomá la izquierda, atravesá el centro, salí a la carretera vieja como si volvieras a Chepe (San José). Después de la gasolinera tomá la derecha, pasá la pulpería, la carnicería y la panadería. La casa está frente a la escuela y tiene un gran árbol de mango".

"Esta forma de direcciones es arcaica. Es necesario un sistema competitivo de ciudades, donde los habitantes se puedan encontrar", comentó a la AFP el ingeniero Rodolfo Sancho, encargado del plan por la alcaldía de San José.

Sancho precisó que el proyecto se esbozó hace siete años, pero no "había plata" para su ejecución. Ahora dos bancos estatales financiarán gran parte de su costo, de $1,2 millones.

En un país que recibe más de dos millones de turistas al año, los visitantes extranjeros, dice Araya, "ya podrán orientarse", pero también muchos 'ticos', como los carteros y mensajeros, para quienes las direcciones han sido un dolor de cabeza.

La nueva nomenclatura "implica un cambio cultural, la gente se resistirá al principio, pero poco a poco se acostumbrará", expresa confiado el alcalde.

"Es lo que él cree. Yo tengo mi GPS incorporado: sé las rutas. El cambio va a estar feo (difícil). Lo que voy a hacer es llamar por teléfono adonde tengo que entregar paquetes y pedir la dirección 'a lo tico'", dijo Johnny Salazar, mensajero desde hace 15 años, al llegar a la oficina de AFP en Barrio Escalante, del farolito 175 metros al este.