EE. UU. y China en juego por consolidar sus respectivas alianzas

EE. UU. busca unir a sus aliados en torno a la situación de los derechos humanos en China

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Aliados europeos y asiáticos de un lado; Rusia, Irán y Corea del Norte por el otro. Tras el choque en Alaska, estadounidenses y chinos buscar consolidar sus alianzas en torno a su punto de ruptura: la democracia.

La primera toma de contacto chinoamericana de la era Biden ha sido seguida por un deterioro de la relación entre China y Occidente, en particular, Europa, que había mantenido el contacto con Pekín durante la administración de Donald Trump.

"Vamos hacia una bipolaridad y una nueva guerra fría que pone de una parte a los buenos (las democracias, Occidente) y los malos (las dictaduras, China, Rusia, Irán y Corea del Norte)", resume el sinólogo Jean-Pierre Cabestan, de la Universidad baptista de Hong Kong.

"Hay una nueva unión sagrada de las democracias sobre Xinjiang, Hong Kong, los derechos humanos en China (...) La novedad para Estados Unidos es que necesita a sus aliados para contrarrestar el creciente poderío de China", asegura.

En una acción simbólica, los diplomáticos de 36 países arroparon el lunes a su colega canadiense en el tribunal de Pekín donde estaban siendo juzgados a puertas cerradas dos canadienses detenidos en 2018, unos días después que la detención de una directiva del grupo chino Huawei en Canadá.

Pekín busca apoyo

Al poner en lo alto de las prioridades estadounidenses la defensa de las libertades que había dejado de lado su predecesor, el presidente Joe Biden está logrando su apuesta de aliar las democracias frente al desafío chino, dice en Pekín el politólogo independiente Hua Po.

Aunque los estadounidenses y sus aliados tienen intereses diferentes ante China, en cambio, "están de acuerdo sobre los derechos humanos. Es un símbolo de la solidaridad entre Estados Unidos y sus aliados occidentales", señala.

El máximo responsable comunista chino para la diplomacia, Yang Jiechi, arremetió el 18 de marzo en Anchorage contra el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, para gran regocijo de los nacionalistas chinos. "Ni Estados Unidos ni el resto de los países occidentales representan la opinión pública internacional", le espetó.

Desde entonces, el ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, ha reforzado los contactos con los Estados enfrentados a Occidente, empezando por el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, que fue recibido el lunes en el sur de China.

Los dos países aprovecharon para reiterar que "no existe un modelo único para la democracia".

El ministro prosiguió con una gira a Turquía, Irán y Arabia Saudita, país donde recibió el apoyo del príncipe heredero Mohamed bin Salmán para la política china en Xinjiang (noroeste).

El sábado en Teherán, Wang Yi firmó con su homólogo iraní Mohamad Javad Zarif un acuerdo de cooperación estratégica y comercial de 25 años entre los dos países.

“Política de asedio”

De lado estadounidense, Joe Biden realizó antes del encuentro de Anchorage una cumbre virtual con India, Japón y Australia, en el marco de la "Quad", una alianza informal destinada a contrarrestar la influencia china en Asia Pacífico.

China se encuentra ante "una política de asedio multiforme" de Washington: estratégica, tecnológica y comercial, observa Hua Po.

Ante esta triple amenaza, la alianza con Rusia, Irán y Corea del Norte no supone un contrapeso, reconoce.

Antony Blinken preparó su primer cara a cara con los chinos durante una corta gira a Japón y Corea del Sur, vecinos de Pekín. La semana pasada prosiguió en Bruselas donde prometió reconstruir la alianza con la UE frente a China y Rusia.

Simultáneamente, estadounidenses, europeos, británicos y canadienses anunciaban sanciones contra un puñado de altos funcionarios chinos considerados responsables de la represión contra los musulmanes uigures de Xinjiang.

Estas sanciones coordinadas irritaron profundamente a Pekín, que adoptó medidas similares porque, alegó, no tiene por qué recibir lecciones de nadie en materia de derechos humanos.

Holocausto, masacres y esclavitud

La portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores chino, Hua Chunying, recordó a Alemania los crímenes del Holocausto, a Francia, las masacres en Argelia, a los estadounidenses y británicos la trata de esclavos y a los canadienses el trato a las poblaciones originarias.

Pero detrás de la retórica, la prensa china se concentra en los aspectos positivos del encuentro en Anchorage, como los asuntos en que las dos potencias acordaron colaborar, como el clima y las vacunas, dice la sinóloga Bonnie Glaser, del Centro para los Estudios Internacionales y Estratégicos (CSIS) en Washington.

Con su acercamiento a Rusia, China responde antes que nada al refuerzo de la Quad y "busca demostrar que tiene amigos y otras opciones", dice Glaser.

“Pero también señala que quiere una relación estable con Estados Unidos”, agrega la sinóloga. “El mundo no se está dividiendo en dos campos opuestos”.