El agua manda

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El poder del agua seguirá alimentando la matriz eléctrica del país, pese a los posibles efectos que el cambio climático tenga sobre el patrón de la lluvia.

Un 73% de la electricidad se genera en plantas hidroeléctricas. La segunda fuente en importancia es la geotermia con un 13,1% en 2010, según el el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).

Pese a los atractivos de la geotermia como su independencia del clima, la apuesta del Instituto está concentrada en la hidrogeneración, específicamente en los proyectos Reventazón (350 MW) y El Diquís (630 MW).

“Los estudios dicen que pueden darse veranos más secos e inviernos más húmedos, pero no cómo se traduce eso en los caudales de los ríos”, señaló Gilberto de la Cruz, gerente de planificación del Instituto.

Las variaciones en el clima y su efecto en la generación hidroeléctrica no es novedad, y el sistema está construido para compensar estos vaivenes con el uso de embalses u otros tipos de fuente de poder como el viento, la biomasa y los combustibles fósiles.

Sin embargo, una afectación en el caudal sería una mala noticia para las múltiples plantas a filo de agua que opera el ICE y los generadores privados, y que representan entre un 40% y 50% de la hidroelectricidad.

De ahí que las inversiones más pesadas del Instituto estén centradas en proyectos con embalses que permitan minimizar las fluctuaciones.

Ambos proyectos enfrentan restrasos que terminarán por impactar su costo final.

“La mejor opción para el país es abrir más espacio para la generación privada”, aseguró Mario Alvarado, director ejecutivo de la Asociación Costarricense de Productores de Energía.

Aunque se diversifique la matriz eléctrica, en Costa Rica el agua seguirá mandando.