Durante casi medio siglo, el Incae Business School ha sido una máquina generadora de líderes en el ámbito político y empresarial de Centroamérica.
Cuando se preparan para superar los cincuenta años, quieren pasar a un nivel de mayor exigencia y con carácter más global.
La reciente visita a sus aulas del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pareció subrayar que van en esa nueva ruta y reafirmó que esta escuela de negocios goza de alto prestigio.
Para ese nuevo aire, a esta escuela se le quiere crear más cursos, introducirla de lleno en el área digital, alcanzar mayor diversidad de género y atraer a más estudiantes de Latinoamérica, e incluso más allá.
“Incae está en una posición donde tiene que decidir si sobrevive con una escala mínima o quiere una más grande”, dice su rector, Arturo Condo.
El soporte para alcanzar esos retos se fundamenta en su trayectoria que se concretó en 1969, con la creación de la primera sede, en Nicaragua.
Quince años después, se abrió la sede de Costa Rica.
Durante estos más de 45 años, la institución ha graduado a más de 14.000 profesionales en maestría de negocios y alta gerencia.
Figuras políticas como el actual presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, y el de Guatemala, Otto Pérez, son graduados del Incae, así como una serie de figuras destacadas del área.
Ese nivel también ha sido confirmado con diversos reconocimientos, incluido el de primer lugar como la mejor escuela de negocios en América Latina, en el ranking de MBA 2013 de la revista América Economía. ranking”.
Sin embargo, ahora pareciera haber llegado el momento de graduarse en una materia más exigente. Quieren ir más allá de la región. “El Incae debe ser exitoso en el mercado global, para servir como ejemplo de superación a las organizaciones productivas de la región”, dice el exrector Roberto Artavia.
Algunas carencias
A pesar de los alcances, la entidad también tiene sus críticas. Hay economistas que le reconocen el prestigio y consideran muy valiosos sus aportes, pero le señalan algunas carencias.
El economista Henry Mora, de la Universidad Nacional, considera que al Incae le falta sensibilidad social, crítica, así como de interdisciplinariedad en los estudios para que sean más amplios.
“Sin duda forman profesionales con altas capacidades técnicas, pero son enfoques con los que no simpatizo. Son presupuestos teóricos neoliberales que no comparto, soy más crítico de los fundamentos de la sociedad”, dice.
El economista Fernando Rodríguez aplaude el trabajo del Incae, pero le parece que en desarrollo sostenible no ha impactado como debiera y que sus propuestas o discusiones en torno a este tema no han trascendido.
“El Incae tiene una tarea pendiente de hacer su aporte a sociedades como esta para saber cómo mejorar sin afectar el medio ambiente. Todavía le hace falta”.
Debate sobre desarrollo
Y es que el Incae, al lado de sus maestrías y cursos de alta gerencia, ha sido escenario para la discusión de temas vinculados con el desarrollo.
En la década de 1980 el debate en esta escuela se centró en la apertura de la economía, en la de los 90 fue la competitividad y, tras el cambio de siglo, en ese desarrollo sostenible al que se refiere Rodríguez.
“El Incae debe difundir y tener procesos de diálogo para llegarle a la gente con temas relevantes. Generar discusión”, dice el expresidente del Banco Central y exministro de Hacienda, Francisco de Paula Gutiérrez.
Lo mismo opina el gerente del banco BAC San José, Gerardo Corrales, para quien esta escuela de negocios debe ser siempre un centro de consulta obligada.
La huella del Incae durante este último medio siglo está escrita. El reto es lo que se escriba de ahora en adelante.
Graduados de Incae:
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