Empresarios piden que el INA se ajuste más a las necesidades de recurso humano que tiene el mercado

Productores esperan que entidad responda más a la demanda de personal del sector productivo

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Los empresarios reconocen los esfuerzos que ha hecho el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) para avanzar en la formación de recurso humano, pero quieren que se le aceite más para que responda, de forma más eficiente, a los requerimientos del mercado.

El tema lo puso sobre la mesa, una vez más, la Cámara de Industrias (CICR) en su propuesta para una Política Industrial al 2030, presentada a la mandataria Laura Chinchilla y a los candidatos presidenciales hace dos semanas.

Entre una serie de temas que plantea ese sector, proponen la importancia de que el INA responda a los criterios técnicos cambiantes y se vincule más al sector productivo.

Según explicó la vicepresidenta Ejecutiva de esa Cámara, Martha Castillo, hay muchas empresas industriales con necesidad de contratar personal técnico que no encuentran y, por otro lado, hay personal capacitado en áreas que no son requeridas.

En el caso de industrias, las necesidades de nivel técnico pasan desde mantenimiento industrial, refrigeración y metalmecánica hasta todos los subsectores.

“Necesitamos una institución más cercana a los empresarios y que responda a ellos. Ha mejorado pero no lo ha logrado en su totalidad”, dijo Castillo.

Con Castillo coincide el director ejecutivo de la Cámara de Tecnologías de la Información, (Camtic), Otto Rivera.

Esta cámara ha trabajado de la mano con el INA para mejorar los programas de estudios en el área tecnológica, pero considera que los pasos dados son suficientes.

En el criterio de Rivera, esa relación sector productivo-INA tiene que estrecharse aún más, además de crear más cursos especializados, capacitar a los educadores e incluso certificarlos.

“Como hace falta capital humano, no se puede crecer más en tecnologías digitales”, dijo.

En un estudio que hizo Camtic con apoyo de Flacso sobre formación de capital humano, se determinó que por cada estudiante que se gradúa de un centro académico en tecnologías, hay cuatro puestos en el mercado.

En tecnologías de la información se requieren cada vez más técnicos en programación, administración de proyectos, diseño web, redes, soportes técnicos, animación digital, ventas de tecnología digital y desarrollos móviles ( apps para tabletas y celulares).

Consultado al respecto, el ministro de Planificación, Roberto Gallardo, reconoció que es importante valorar el papel que debe desempeñar la institución, pero insistió en que es preciso tener clara la vocación del INA y el ámbito de su intervención, pues es una parte del engranaje de las instituciones encargadas de formación del recurso humano.

“Se le ha querido recargar al INA lo que a veces las universidades no hacen. Quizá no está capacitado para responder a todos los requerimientos de los empresarios”, dijo Gallardo.

Buen camino, pero aún falta

En la segunda edición del Índice Gestión Institucional elaborado por la Contraloría General, el año pasado, las instituciones públicas del país, centralizadas y descentralizadas, obtuvieron en su conjunto una nota de 72,41 puntos en la gestión que cada una realiza, en una escala de 100. El INA alcanzó la calificación máxima de 100 por su labor.

Parte de esos logros se han hecho mediante alianzas con la empresa privada.

El INA dicta cursos específicos a personal de empresas en sus propias sedes, para que los empleados no tengan que movilizarse por sus capacitaciones.

Esto lo aplaude la ministra de Comercio Exterior, Anabel González, pero reconoce que el Instituto tiene que tener un cambio de velocidad y convertirse en una entidad más rápida y dinámica.

“Es importante que los programas se aprueben más rápidamente y responder a los cambios de necesidad del mercado con mayor agilidad”, dijo González.

Al INA también lo aplaude el presidente de la Cámara de la Industria Alimentaria (Cacia), José Manuel Hernando, quien añadió: “No descarto que haya áreas de mejora, pero con nosotros el apoyo ha sido muy positivo”.

Para cumplir con las necesidades de Cacia, el INA ha hecho diagnósticos, alargó horarios para abarcar a un mayor número de gente y ha creado capacitaciones importantes para el sector.

Entre ellas, prácticas de manufactura, certificaciones ISO- 9000 y hasta diagnósticos de inocuidad a 40 empresas para cumplir con regulaciones y convertirse en proveedores de la industria alimentaria.

La directora ejecutiva de la Cámara de Exportadores, Hellen Badilla, respalda el camino recorrido hasta ahora por el INA, como propulsor de niveles técnicos, pero considera que es urgente que tanto el INA como el sector productivo se sienten a la mesa, como una especie de binomio, a definir necesidades.

Para ella, la serie de tratados comerciales en vigor presionan aún más para que se analicen y se redefinan esas necesidades.

¿Despolitizarla?

En su propuesta para una política industrial, la Cámara de Industrias propone que se despolitice a la Junta Directiva del INA.

Según el documento de la propuesta, muchas veces su accionar está limitado por requerimientos legales, debido a su figura jurídica, y es condicionada por razonamientos políticos.

Para la vicepresidenta Ejecutiva de esa Cámara, Martha Castillo, muchas de las decisiones en el INA pasan más por el nivel político que por el técnico.

“Debe convertirse en una institución pública no estatal. Una figura parecida a la Promotora de Comercio Exterior, con una junta directiva que esté conformada por los sectores que le dan financiamiento al INA y responda a los sectores”, aseguró Castillo.

La ministra González no avala esa posición y cree que el tema no pasa por la Junta Directiva.

Su propuesta más bien es analizar opciones como deducirle a las empresas que le dan dinero al INA los costos de capacitación, como una forma de incentivarlas.

Los ojos de todos los actores productivos están encima del INA, el paso que sigue tiene que ser concatenado para que el resultado satisfaga las necesidades del mercado y cuanto más rápido, mayores serán los resultados.