¿Está preparada la mano de obra tica para competir?

EF comparó indicadores clave del capital humano del país con sus competidores más cercanos

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Cuando la inversión extranjera directa se deprime y encoge, como le sucede a Costa Rica, esta pregunta es clave: ¿cómo está la mano de obra para competir en la atracción de negocios de alto valor agregado?

La respuesta es compleja, y está llena de matices, pero EF abre la discusión con un ejercicio basado en datos del Foro Económico Mundial, y compara indicadores clave del capital humano de Costa Rica con el de una pequeña selección de sus competidores en servicios de alto valor agregado y la industria manufacturera.

Los contrincantes los eligió EF entre un breve listado facilitado por la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde). En servicios el país compite de frente con Chile y Panamá; en cuanto a manufactura se mide con Tailandia y México.

¿Cómo le fue al país? La respuesta no es tajante pues muchas variables entran en juego, y es claro que la decisión de invertir en una nación va más allá del capital humano de un país, pero los resultados son poco halagadores para Costa Rica en lo que a servicios concierne; y el país parece aventajado en cuanto a competir por industria manufacturera.

Servicios de alto valor

Tanto Chile como Panamá superan a Costa Rica en proporción de trabajadores con educación universitaria y en personal de alto rango que trabaja en la industria de servicios.

Por ejemplo, el 30% de los trabajadores cuenta con educación universitaria. En Costa Rica la cifra es de 21%.

Panamá, por su parte, tiene 13% de trabajadores de alto rango especializados en servicios de valor agregado (profesionales y técnicos); mientras que Costa Rica registra un 11,3%.

El hecho de que un país tenga más trabajadores calificados en servicios o industria, y menos de nivel básico, puede aumentar la probabilidad de que esa nación atraiga operaciones más sofisticadas.

No es casual que esas dos naciones estén ubicadas por encima de Costa Rica en el Human Capital Index, del Foro Económico Mundial .

Chile está en la posición 45, de 120 naciones, y es el país de América Latina con mejor posición en el ranking .

Panamá, por su parte, se encuentra en el lugar 49, y Costa Rica cae al 53, con lo que se convierte en el quinto mejor posicionado de América Latina.

Finlandia, el país con el mejor capital humano del mundo, muestra indicadores muy superiores a los de Costa Rica.

Por ejemplo, en la nación nórdica el 20% de los empleados son trabajadores de alto rango especializados en servicios de valor agregado, casi 10 puntos porcentuales más que Costa Rica.

Manufactura

En la comparación con competidores de la industria manufacturera el panorama es distinto. Favorece a Costa Rica.

Los dos competidores con los que EF contrastó a Costa Rica, México y Tailandia, tienen menos proporción de trabajadores con escolaridad universitaria, pero las tres naciones están muy lejos del 40% finlandés.

Ambos competidores directos se encuentran peor posicionados que Costa Rica en el Human Capital Index .

Las distancias del personal capacitado en industria respecto del ideal finlandés son muy amplias. De la fuerza laboral en la nación europea, un 4,2% se compone de gerentes, profesionales y técnicos en el área de manufactura, mientras que Costa Rica y Tailandia apenas superan el 2%, y México es el rezagado del grupo.

En cambio, México ofrece una mayor oferta de trabajadores “básicos” o “elementales” que los demás países, con un 3%.

Un país con una industria de punta, como Finlandia, maneja un indicador de 0,5%.

En ese contexto, Costa Rica es la única nación centroamericana que vio caer la inversión extranjera en el 2014.

El flujo de inversión extranjera directa (IED) se redujo un 21% en el 2014, con lo que cayó hasta los $2.106 millones, según reportó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) en un informe del 2015.

Mientras los rendimientos negativos se mantienen, los llamados para aumentar la competitividad del país son menos pacientes.

En términos generales, persiste en la opinión pública la idea de que Costa Rica tiene una mano de obra altamente calificada. Esa premisa es cuestionable, pues, por ejemplo, el 60% de la mano de obra no terminó el colegio.

Hasta cierto punto, lo que falta es aumentar la cosecha de personas altamente capacitadas.

Isabel Román sostiene eso precisamente: “Costa Rica tiene mano de obra altamente calificada pero no en la proporción que el país lo requiere, o no para atender los desafíos y las aspiraciones en materia de competitividad”.

Román agregó que “apenas un 46% de los jóvenes de 17 a 21 años logra completar la secundaria. Evidentemente con estos datos, es difícil para el país dar saltos al desarrollo”.

Parte del problema está en la caída de la inversión educativa en los ochentas, describe el exministro de educación, Leonardo Garnier, economista.

“Tenemos un bache terrible que aún arrastramos de los años 1979 a 1999, donde la mitad de los jóvenes no tuvieron ninguna calificación, y eso es lo que explica nuestro mercado laboral segmentado y la creciente desigualdad: mientras algunos ganan muy bien, otros no solo no ganan bien sino que tienen dificultades para conseguir empleo”, explicó.

Sin embargo, hay un panorama positivo.

“Hemos avanzado en cobertura, nivel, calidad y especialidad en la formación de nuestros jóvenes. Las mejoras de la última década tendrán un impacto en lograr que la fuerza de trabajo de las próximas dos décadas tenga no solo más trabajadores calificados... sino trabajadores más calificados”, sostuvo el economista.

Jorge Sequeira, director general de Cinde, apoya esa visión optimista. “Hoy existen más personas capacitadas que se gradúan de las universidades del país. Entonces, además del acervo disponible de profesionales, es muy importante también el flujo de nuevos profesionales que llegan al mundo laboral, con nuevas capacidades y habilidades”.

Cinde defiende que el aporte de las empresas extranjeras que se instalaron bajo el Régimen de Zonas Francas (RZF) está subestimado.

Bajo una nueva fórmula, esas empresas dejarían un 20% más de valor agregado por dólar exportado del que generan ahora, a un plazo de cuatro años.

Actualmente, este valor es de $0,43 por cada dólar y el objetivo es alcanzar el $0,60 al 2018, según ha informado Sequeira.