Futuro del PUSC es una nebulosa tras la crisis interna

La crisis por caída del candidato abortó la recuperación que comenzaba a reflejarse en las encuestas

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El intento para que el Partido Unidad Socialcristiana (PUSC) saliera de la sala de cuidados intensivos donde ingresó desde el 2004 con el escándalo de los expresidentes, está culminando con una crisis de infarto.

El paciente volvió a su camilla hospitalaria. Con síntomas como insuficiencia de liderazgo, rencillas internas y credibilidad en niveles mínimos, el diagnóstico de sobrevivencia, es reservado.

Después de gobernar el país en tres de sus primeras cinco campañas, captar en promedio un 40% del electorado y ser protagonista del bipartidismo de los últimos 30 años, el PUSC se desplomó a niveles de un 3% del voto presidencial en las últimas dos elecciones.

Los procesos judiciales contra los expresidentes Rafael Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez, lo llevaron a tener fracciones legislativas de no más de seis diputados y niveles de partido minoritario.

Sin embargo, la ilusión de recuperar el estatus de los primeros años y convertirse en la segunda fuerza del país impulsados por el desempeño en las encuestas del doctor Rodolfo Hernández, se disipó con la crisis generada por la renuncia del candidato presidencial, que pasó de ser medicina, a agravamiento de la enfermedad.

Hace un mes, Hernández se ubicaba en el segundo lugar con un 10,6%, según la encuesta de Unimer para La Nación, publicada el 23 de setiembre. Hoy, en plena campaña, el partido ni siquiera tiene candidato.

El problema va más allá de las elecciones de febrero del 2014. “Después de esto, el partido no tiene futuro. Lo que revela es que está dividido en miles de grupos todos enfrentados entre sí y no sé cómo se van a recomponer y unir. No lo veo”, asegura el politólogo Constantino Urcuyo.

Lo mismo opina el politólogo Francisco Barahona, quien asegura que el PUSC “está en una nebulosa y en una confusión, casi en un caos”.

No obstante, hay otros ojos que leen un futuro más promisorio para los rojiazules.

El politólogo Óscar Álvarez cree que dependerá mucho de la nueva fórmula presidencial que ofrezca la agrupación. “Para que el partido mantenga vigencia y pueda participar con cierto grado de éxito en las próximas elecciones”, expresó Álvarez.

Operación abortada

Solo tres meses atrás, en julio, Unimer le consultó a la gente si creía que la Unidad Social Cristiana vivía un renacimiento. El 60% respondió que no; un 27% dijo que sí.

También había expectativa para relanzar la fuerza legislativa. Ante la pregunta de por quién votaría para diputados, el PUSC obtuvo un segundo lugar con 15%, detrás de 23% del Partido Liberación Nacional (PLN).

Sin embargo, la ilusión para los socialcristianos no se pudo sostener, en gran parte por problemas internos. El partido estaba partido.

La lucha de poder entre los calderonistas, agrupados en Convergencia Calderonista, y el grupo de dirigencia joven que se hizo con las estructuras del partido ante el repliegue calderonista, Renacer socialcristiano, se hizo evidente. A eso se sumó un pulso entre la campaña presidencial y la legislativa, con Hernández en la primera fila y los protagonistas del “sindicato de candidatos a diputados”.

¿Renovación de liderazgo?

Con la salida de Hernández se debilitó también la figura de Calderón, quien colocó al director del Hospital de Niños como aspirante, pese a la división interna y el fortalecimiento de la tendencia Renacer Socialcristiano, que apoyaba a Rodolfo Piza.

Esa ala, liderada por una nueva generación de políticos, es la que tiene el poder del Comité Ejecutivo. Sus miembros se rehusaron a renunciar como lo había condicionado Hernández para seguir con su aspiración.

Respaldado por Convergencia Calderonista el exmandatario reconoció desde un inicio su apoyo a Hernández, un outsider que se trató de levantar en torno al pasado mítico del calderonismo.

Empero, el presente se impone. Pareciera que la nueva generación toma cada vez más control de esta agrupación, que había sido personalista y centrada en el caudillismo, alrededor de la figura de Calderón.

Para Álvarez se evidencia que Renacer Socialcristiano le ha venido quitando poder a Calderón pues ya dominan la estructura del PUSC. “Hay que ver si Renacer logra construir una alternativa potable e interesante para el público costarricense o si empieza a dividirse en su seno”, dice.

La pugna es evidente porque se vislumbra un pulso entre las dos facciones, pero atizada aún más por el control de la estructura y la estrategia.

“Hay un enfrentamiento donde hay personajes que siguen teniendo mucha vigencia y manejo tras bambalinas que impiden que aparezcan otras personas con otro tipo de liderazgo e ideas”, indica el politólogo Manuel Rojas.

Y es que a pesar de su papel en la política nacional a lo largo de estas tres décadas, el PUSC no logró institucionalizarse, tampoco siguió procesos para renovar la sucesión que sostuviera al partido y lo consolidara. Hoy cosecha las consecuencias.

Urcuyo insiste en que el PUSC es una serie de partículas que chocan unas con otras sin un elemento central que las articule. “No hay fuerza gravitacional que una a esos grupos y será difícil volver a armar el rompecabezas”, sentencia el politólogo.

Lo que sí es cierto es que ni la figura de un médico pudo sacarlo de cuidados intensivos.

El partido tiene cuatro meses para aplicarse un nuevo tratamiento y determinar si tiene posibilidades de sobrevivencia. O seguir en coma.