Gobierno reconoce incapacidad de garantizar obras resistentes a catástrofes por “factores externos”

Chilamate-Vuelta Kooper se inauguró el 23 de agosto pero un día después colapsó a causa de las inundaciones; viceministra alegó problemas en finca piñera

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¿Qué elementos se necesitan para garantizar la resistencia de las obras ante eventos climáticos? Especialistas consideran que existen aspectos fundamentales como un buen diseño y una rigurosa construcción, pero Guiselle Alfaro, viceministra de Infraestructura, afirma que factores externos (como drenajes de propiedades privadas) impiden garantizar la seguridad de las obras públicas.

Esta aseveración parece cobrar fuerza si se analiza el impacto de las lluvias sobre dos de las carreteras de más reciente construcción en el país: la Ruta Nacional 27 (San José -Caldera) y Chilamate-Vuelta Kooper.

Los 27 kilómetros de este último corredor vial fue una de las obras inauguradas por la actual administración, el proyecto, que tuvo un valor de $52 millones, se inauguró el 23 de agosto pero un día después colapsó a causa de las inundaciones.

¿Qué causó esta situación? ¿Falló el diseño? ¿Fracasaron los sistemas de drenaje? La viceministra defiende el tema técnico y alega que el fallo en Chilamate-Vuelta Kooper se dio por condiciones externas que se generaron en la finca piñera La Lía.

“El día de la inundación fue que se les obstruyó la arteria principal del sistema de drenaje de las fincas y se rebalsó sobre la vía pública. Eso ya nos había sucedido con otra finca en menor escala y por eso nos dimos a la tarea de coordinar con el Ministerio de Agricultura, para que esta situación no se repita”, confirmó Alfaro.

Las inundaciones son frecuentes en las carreteras y la Ruta Nacional 27 es un claro ejemplo. Durante la pasada temporada de lluvias, la carretera presentó formación de cataratas sobre los taludes que afectaron el tránsito por la zona.

En este caso Alfaro nuevamente alega problemas externos y sostiene que las inundaciones se dan por problemas en el derecho de vía.

"Cuando la ruta se construyó, la Ley de expropiaciones era la antigua, era muy lenta, no tenía ninguna de las últimas dos modificaciones y eso obligó al Estado a sacar el proyecto en las condiciones que estaba, porque si no esperábamos a tener los derechos de vía, nunca íbamos a tener la ruta", dijo la funcionaria.

Actualmente el país posee una nueva normativa, pero los procesos siguen siendo lentos. El pasado 20 de noviembre el Gobierno dio la orden de inicio para la ampliación de la Ruta 32, aunque no se habían iniciado ni una de las 1.200 expropiaciones necesarias para la obra, según informó La Nación el pasado 16 de noviembre.

A pesar de que la Viceministra alega que los factores externos impactan las carreteras, el Colegio Federado de Ingenieros y Arquitectos (CFIA) discrepa con este criterio y señala "importantes defectos a nivel de diseño" .

Planificación

Para edificar una obra es fundamental analizar las características del terreno, esto permite hacer las consideraciones necesarias para que la infraestructura resista las diferentes fuerzas a las que va a estar sometida.

El Manual de consideraciones técnicas hidrológicas e hidráulicas para la infraestructura vial en Centroamérica, señala que durante la planificación se deben recolectar datos de la magnitud y la frecuencia de los procesos que contribuyen a la inundación de la zona de estudio.

Olman Vargas, director ejecutivo del CFIA, coincide con esos puntos pero discrepa del criterio de la Viceministra de Infraestructura.

“No es cierto que las carreteras se generan sin tomar en consideración qué está pasando alrededor de ellas, y que después esos alrededores afectan el funcionamiento de la carretera y uno no puede hacer nada. Lo único que eso quiere decir es que hay importantes defectos a nivel de diseño”, agregó.

Un buen diseño minimiza los riesgos en diferentes etapas: proceso constructivo, operación y mantenimiento. Esta teoría se puede ilustrar con la carretera Cañas-Liberia, ubicada en una zona propensa a inundaciones, pero que gracias a su óptima planificación y alcantarillas de grandes proporciones, soporta las inclemencias típicas de la zona sin sufrir mayor impacto.

Obra nueva

Durante el último año el país ha sufrido el impacto de eventos climáticos extremos, el huracán Otto y la tormenta Nate que ocasionó daños en el 73% de la red vial cantonal y un 27% de la red vial nacional, según el informe preliminar de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE).

La falta de mantenimiento en la infraestructura vial y las actuales condiciones climáticas no solo provocan grandes impactos en la obra pública, sino que plantean una incógnita ¿Podrá resistir la poca obra que se va a construir a este tipo de embates?

Luis Guillermo Loría, director del Programa Pitra del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), sostiene que se deben tomar en cuenta tormentas importantes como Tomás (2010) y Nate, para hacer análisis de diseño a futuro.

Alfaro asegura que los proyectos que se construirán en los próximos meses o años están analizados desde el punto de vista de gestión de riesgo, y principalmente desde la seguridad vial.

El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) se rige por el Manual Centroamericano de Normas y el Manual Hidrológico que contemplan los temas de típicos de riesgo como deslizamientos y sistemas de drenaje.

Pero a pesar de la importancia que existe en la planificación de futuras obras, la viceministra insiste que el reto más grande está en las gestiones de riesgo de conservación vial. Ya que la infraestructura nueva es comparativamente menor a la que tiene cobertura nacional.

Con el paso de la tormenta Nate quedaron claramente identificadas las zonas de riesgo y por eso la Administración realiza diferentes acciones para atender el tema. El Consejo de Seguridad Vial (Conavi) está levantando datos históricos junto a la Oficina de Cambio Climático y la Contraloría General de la República (CGR) para generar una herramienta y tener un plan de manejo de riesgos.