Ineficiencia manchó al Congreso

Aprobación de proyectos de ley fue escasa en la Asamblea

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.


Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

El primer año de gobierno de la administración Solís Rivera no será recordado ni por la cantidad de leyes aprobadas ni por la calidad de estas.

No importa si se analizan los proyectos de ley presentados por diputados pasados o actuales, o las iniciativas promovidas por el Ejecutivo en las sesiones extraordinarias. Desde cualquier ángulo la cosecha en Cuesta de Moras fue más que modesta.

Las causas son varias. En primer lugar, un multipartidismo que dificulta las negociaciones a lo interno del Congreso.

A esto se une la falta de expertise político del gobierno de turno. Y por último, una alta rotación en el Ejecutivo que no genera un clima de confianza.

En números

Según el vigésimo primer informe del Estado de la Nación, el actual gobierno convocó la mayor cantidad de proyectos de ley para los periodos de sesiones extraordinarias que cualquier otra administración desde 1990 en sus primeros 12 meses de gestión.

Empero, de un total de 315 proyectos convocados, solo se aprobaron ocho textos en el Congreso, para una tasa de éxito del 2,5%.

“Y si le agregamos que el primer año legislativo es el momento más favorable para avanzar con la agenda de interés para el Gobierno, eso nos pone más a pensar”, aseguró Steffan Gómez, investigador del capítulo del informe “Fortalecimiento de la democracia”.

Si se hila más fino para analizar exclusivamente las iniciativas propuestas por el Ejecutivo y convocadas en sesiones extraordinarias y aprobadas, esa tasa se reduce a un 1,3%.

Es decir, solo cuatro de los ocho proyectos aprobados en el Congreso fueron iniciativa de Zapote.

En la administración de Calderón Fournier (1990-1994) se registraba una tasa del 18% de proyectos aprobados. El porcentaje es de 22% para el gobierno Figueres Olsen (1994-1998).

Dos de las cuatro leyes del Ejecutivo convocadas y aprobadas hacen referencia al presupuesto ordinario y extraordinario de la República, es decir, una obligación que no podía dejarse pasar por alto.

Además, están la aprobación del financiamiento para la rehabilitación y extensión de la ruta N° 32 y la creación de un bono para segunda vivienda familiar que autoriza el subsidio en primera y segunda edificación.

Multipardismo al acecho

La llegada de más partidos a la arena política es señalada como la primera causa de un deficiente desempeño del legislativo y del poco éxito del Ejecutivo para lograr que se aprueben las iniciativas de su interés.

“Ahora, la experiencia internacional de un país como Francia, por ejemplo, muestra que esa pluralidad no es obstáculo. Se negocia y se crean gobiernos de coalición”, mencionó Gómez.

El informe añade que, durante el periodo bipartidista, la propuesta de proyectos de ley se distribuían casi en partes iguales entre el Congreso y el Ejecutivo.

No obstante, a partir del 2002 la distribución se ha inclinado a favor del Legislativo con un 65% para el Legislativo. El Ejecutivo presenta el 35% de las iniciativas.

“Las fuerzas políticas no estaban acostumbradas a este nuevo modelo, pero le puedo decir que estamos evolucionando”, sostuvo Marco Vinicio Redondo, jefe de fracción del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Legislativo en la mira

Los pobres números no son responsabilidad única del Ejecutivo.

En un primer indicador de desempeño, que es la cantidad de leyes aprobadas, sobresalen los primeros números en rojo, pues solo se aprobaron 47 leyes; tanto en sesiones ordinarias como extraordinarias.

El número se ubica muy por debajo de las 73 leyes promulgadas en la administración Rodríguez Echeverría. El segundo valor más bajo de los últimos seis periodos analizados.

En cuanto a calidad, el segundo indicador de desempeño, los datos tampoco son sobresalientes. De las 47 leyes, solo nueve fueron de tipo sustantivo, es decir, aquellas que aportar al desarrollo humano (generan nuevos derechos, o asignan competencias al Estado).

“ Le puedo decir que este periodo de extraordinarias (agosto 2015) ha sido el mejor en los últimos años, se pusieron a caminar proyectos. Eso no sale en las estadísticas”, agregó Redondo.

Si a esto se le añade la baja aprobación de los legisladores de leyes identificadas como prioritarias por los principales sectores de la opinión pública, la crítica toma más fuerza.

De 86 iniciativas señaladas como prioritarias, solo ocho fueron aprobadas.

Entre ellas destaca la reforma al Sistema de Banca para el Desarrollo y el fideicomiso para la construcción del corredor vial San José-San Ramón.

Por el contrario, proyectos como las reformas al Reglamento Legislativo y la ley de empleo público fueron pasadas por alto.

Falta experiencia

Mientras en Cuesta de Moras la agenda se movía lento, el Ejecutivo lidiaba con sus propios problemas. Durante el primer año de gestión cinco ministros dejaron sus carteras, igual número de bajas que el registrado por la administración Chinchilla.

Entre ellos destaca la salida del ministro de la presidencia, Melvin Jiménez, pieza clave en la relación del Ejecutivo con el Congreso y hasta con las organizaciones gremiales y otros sectores.

“No todo recae sobre el ministro de la Presidencia, pero es que Jiménez no sabía ni de derecho ni de procesos legislativos. Era muy fácil cometer errores”, comentó Urcuyo.

Así, los problemas de gobernabilidad con que se caracteriza al país se arrastraron por un periodo más. ¿Se podrá revertir?