La holgada elección del diputado liberacionista Luis Fernando Mendoza como presidente de la Asamblea Legislativa, con 31 votos, es signo de que la presidenta Laura Chinchilla logró amarrar una mayoría de diputados que, aunque insuficiente, le alcanzará para gobernar con cierta calma durante su último año en el poder.
Una reedición de la alianza con Accesibilidad Sin Exclusión (PASE), con los diputados evangélicos y con un sector del Movimiento Libertario saltó a la vista durante la votación de este miércoles.
Pero ese no es el único elemento con el que Chinchilla le apuesta a su tranquilidad para cerrar el cuarto almanaque de su administración.
Cercano a Zapote
Luis Fernando Mendoza es uno de los diputados del Partido Liberación Nacional (PLN) más cercanos a la Presidenta, pese a señalársele como miembro de la tendencia arista.
Al iniciar la primera legislatura de esta Asamblea el abogado guanacasteco de 51 años de edad ocupó la subjefatura de fracción por decisión de Laura Chinchilla.
Incluso, en decisiones polémicas de aquella época, como el veto al aumento de salario que aprobaron los diputados, Mendoza estuvo del lado de la Mandataria lo cual le granjeó problemas con un sector de su bancada.
Posteriormente, se ha caracterizado por desempeñar labor de peón dentro de la bancada oficialista.
Ese bajo perfil, sin embargo, no le ha quitado protagonismo a lo interno del grupo, en el que, según el criterio de tres de sus compañeros, siempre ha sido pieza de equilibrio entre la tendencia arista y los diputados más afines al Gobierno de Chinchilla.
Ahora, desde la presidencia legislativa, Mendoza se convierte en el principal interlocutor entre Cuesta de Moras y Zapote.
Su voz, afirman en el PLN, será la voz de la presidenta de la República en el Plenario.
Sin embargo, Mendoza aún debe probar que posee el liderazgo necesario para conducir un parlamento donde a la gobernante le ha costado hacer valer su criterio, producto del pluripartidismo y de su escaso músculo político.
Muestra de esto es que aún la Asamblea no aprueba ninguno de los proyectos bandera de la actual administración, dejando en manos de Luis Fernando Mendoza temas pesados como el energético, reformas profundas del Estado, cambios al Reglamento Interno de la Asamblea y la problemática fiscal, entre otros.
Grupo dividido
Además, al nuevo presidente le queda planteado el reto de coadyuvar a unir a una fracción verdiblanca que se dividió a propósito de la elección del Directorio Legislativo.
El escaso protagonismo que ha tenido hasta ahora el nuevo jefe de fracción del PLN, Edgardo Araya, aumentará la carga de Mendoza a la hora de intentar hacer avanzar la agenda del Gobierno durante el último año.
La jugada de la fracción oficialista y el Gobierno, de colocar a Mendoza al frente del Directorio, también vislumbra estratégica rumbo al año electoral, cada vez más caliente en la Asamblea.
El carácter afable y conciliador del diputado pareciera el ideal para enfrentar los arrebatos de una oposición que tratará de atacar con todo al Gobierno.
Impulsado desde la llanura, en los hombros de Luis Fernando Mendoza recaerá la responsabilidad de que esta Administración logre un cierre decoroso después de tres años poco afortunados en el Parlamento.