Ley Orgánica del Ambiente permitió prevenir el impacto ambiental antes de que se produzca un posible daño

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Creó la Secretaría Técnica Ambiental (Setena), el Tribunal Ambiental y, ante todo, el principio precautorio para la naturaleza. No se trata de una persona, sino de la la Ley Orgánica del Ambiente , que entró en vigencia el 13 de noviembre de 1995 y representa para el país el pilar en materia de prevención del daño ambiental.

Su creación deriva de un compromiso adquirido tras la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro en 1992, así que no cuenta con un único impulsor. Sin embargo, el presidente de la Comisión que trabajó en la propuesta de ley fue el entonces y actual ministro de Ambiente, René Castro, quien es uno de los propulsores.

Además, una serie de conflictos ambientales que se dieron durante la década de los 80 presionó para reformular la predecesora de Setena, la Comisión Nacional de Impacto Ambiental (Coneia).

Entre los beneficios está que dotó al país de instrumentos para medir y controlar la contaminación del aire, citó Castro.

Allan Astorga, geólogo ambiental y exsecretario de Setena, agregó que la Ley es el principal instrumento para tutelar (preventivamente) el derecho a un ambiente sano.

Pocas herramientas

Pese a sus beneficios, se trata de una ley que dio instrumentos de comando y control.

“Se asumió que el Estado iba a asumir controles para todo, pero jamás iba a tener capacidad especialista en tantas áreas”, añadió el Ministro.

Para Castro, el principal error es que se renunció a otros instrumentos para prevenir el daño ambiental, como los incentivos o desincentivos económicos.